Capítulo 75 - Acepto tu propuesta

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Lucia estaba que echaba chispas. ¿Cómo se atrevía a llamarla loca? Ella no está loca, simplemente sabe lo que quiere y hace lo que sea por conseguirlo. Micah volvería con ella sea como sea o sus bastardas morirían.

— ¿Qué diablos me miras? Te crees muy seguro de que tu y tus bastardas saldrán vivos de aquí, ¿verdad? Pues te equivocas. Una vez que Micah se case conmigo, te voy a desaparecer para siempre.

— Él no se casará contigo hasta no estar seguro de que estamos a salvo. ¿Que garantía vas a darle de que no nos lastimaras una vez que ya estén casados?

— Es muy simple. Una vez casados, tendrá que apartarse de ustedes. Yo le daré un informe diario de sus vidas y cuando él esté confiado de que están bien, ¡bam! Sufren un desafortunado accidente y mueren. — La sangre de Ángel se congeló al escuchar la facilidad que tenía Lucia para hablar de matarlos.

— Micah no confiaría en que tu le informes sobre nosotros. ¿Cuándo vas a entender de que él no confía en ti?

— Y tú, ¿cuándo vas a entender que Micah hará lo que yo diga si quiere mantenerlos con vida? El hará lo que yo le diga sin poner peros, porque la alternativa es verlos muertos. Es mejor que te vayas acostumbrando a la idea de que Micah jamás volverá a estar en tus brazos. Su dizque amor se acabó.

— No subestimes el amor que nos tenemos. Es algo que tu cabeza hueca nunca entenderá. Tendrías que volver a nacer para tener un amor como el nuestro.

¡Oof!

— ¡Lucia! — gritó Lorenzo corriendo a socorrer a Ángel.

El golpe en su vientre lo dejó sin aire. Ángel se dobló del dolor y las lágrimas rodaron por sus mejillas.

— ¡Mis bebés!

— Eso te pasa por sacarme de mis casillas. La próxima vez no me contendré. — salió de la habitación silbando como si no acabara de poner en peligro la vida de tres personas.

— Tranquilo. Respira despacio. — Lorenzo trataba de calmarlo.

— Mis bebés, mis bebés.

— Tu bebés van a estar bien. Ellas son tan fuertes como tú. Por favor no te preocupes. Confía en que estarán bien.

Poco a poco Ángel pudo respirar, pero el dolor aún estaba ahí. Necesitaba que sus bebés estuvieran bien. No podía perderlas.

— Lo siento Andi, Mimi. Todo esto es mi culpa por no controlar mi carácter. Por favor, déjenme saber que están bien. Por favor. — les rogaba entre sollozos. Luego de los minutos más largos de su existencia, las niñas se movieron y Ángel lloró aún más fuerte por el alivio. — Gracias mis niñas, gracias.

— ¿Ves? Son tan resilientes como tú. Te prometo que encontraré la forma de sacarte de aquí, aunque la vida se me vaya en ello.

— ¿Por que me ayudarías?

— Porque esto está mal. Lo que te están haciendo no es justo y no me alcanzará la vida para arrepentirme de haber sido parte de este plan.

— ¡Lorenzo, ven aquí ahora!

— Mejor vete antes de que esa loca se enoje más de la cuenta.

Ángel se recostó en la calma y trató de calmarse. Poniendo sus manos en su vientre, cerró sus ojos y se enfocó en sus bebés para darles contención y sacar valor de ellas. ¿Cuándo terminará esta pesadilla? Se preguntó a sí mismo.

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Derek y Francis se dirigieron a la oficina del director para hablar del plan de Mark. Ambos esperaban que el director estuviera de acuerdo o todo se iría a la mierda.

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora