Derek había viajado a California para hablar con el abogado de Francis. Era una visita agridulce ya que no podría pasar tiempo con su amor para no levantar sospecha sobre su relación con Diane. La extrañaba tanto. Sería todo un martirio tenerla tan cerca y no poder comersela a besos.
A medida que se acercaba a la entrada de la mansión, fue recibido por imponentes puertas flanqueadas por setos meticulosamente cuidados y exuberante jardinería. El camino de entrada, bordeado de majestuosos robles, serpenteaba graciosamente hacia la entrada principal, ofreciendo un adelanto de la opulencia que aguarda en su interior. Tenía una enorme fuente con una estatua de la diosa Venus situada en el centro del camino, lo que requería que circularas alrededor de ella para llegar a la entrada de la casa. La fachada de la mansión irradiaba elegancia y grandeza, con columnas imponentes enmarcando la entrada y una amplia escalinata que conduce a las grandes puertas dobles adornadas con tallados intrincados y detalles ornamentales.
Derek detuvo su coche y uno de los sirvientes le abrió la puerta para que saliera. Inmediatamente Diane fue a recibirlo con una gran sonrisa. Le tomó cada centímetro de fuerza de voluntad no saltar a sus brazos. Derek leyó sus intenciones y solo sonrió.
— Bienvenido señor Matthews.
— Muchas gracias señora Williams.
— Adelante por favor, el abogado de mi marido ya está adentro. — A Derek le molestó que dijera "mi marido", pero entendía que las paredes tienen oídos.
Al entrar, le impactó de inmediato la altura de los techos, bañados por la luz natural que se filtra a través de ventanas de gran tamaño que ofrecen vistas impresionantes de los viñedos circundantes y las colinas ondulantes. El vestíbulo estába decorado con candelabros centelleantes, suelos de mármol relucientes y obras de arte exquisitas que reflejan el gusto refinado y la sofisticación atemporal de la mansión.
La entrada de esta lujosa mansión establece el tono para la belleza incomparable y la extravagancia que aguardan dentro de sus paredes, invitando a los visitantes a experimentar el epítome del lujo y la indulgencia. La mansión Williams era toda una belleza. Lastima que el hombre que residía en ella era un hijo de puta. El solo pensar en Francis lo ponía de mal humor. No podía olvidar lo mal que se había portado con sus hijos.
<<Mis hijos.>>
Micah se había convertido en un hijo más para él. No solo por ser el prometido de su hijo, si no por ser hijo de su amor. Para él no había diferencia entre los dos. Lo mismo le pasaba a Diane con Ángel. Ella adoraba a Ángel, tanto que era difícil saber quién era su verdadero hijo. Una sonrisa se dibujó en sus labios de solo pensar en lo mucho que lo consentía.
— Francis, John, les presento al señor Derek Matthews, mi abogado. Derek, te presento a mi esposo Francis y su abogado John Mitchell.
Derek se acercó a Francis y le dió una trompada lanzándolo al suelo del impacto. Fue un golpe certero a la mandíbula que lo hizo ver estrellas.
— ¡Derek! — gritó Diane por el sorpresivo golpe.
— ¡Señor Williams! — exclamó John atónito ayudándolo a levantarse.
— Eso fue por mis hijos. La próxima vez que te atrevas a hacerles daño, te mato.
El corazón de Diane quería salirse del pecho de tanto orgullo y amor por este hombre que estaba defendiendo a su hijo como si fuera suyo.
— Te pido perdón por lo que le hice a Ángel. Te juro que estoy arrepentido de mi error, en ese momento no estaba en mis cabales. Estaba furioso con Micah por no cumplir con sus obligaciones.
— No es a mi a quien tienes que pedirle perdón, si no a ellos.
— Y lo haré cuando Micah decida contestar mis llamadas.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasy⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...