Angel y Micah se habían quedado dormidos abrazados casi saliendo el sol, disfrutando del calor de cada uno. Ángel estaba tan agotado que se había quedado dormido después de la última ronda.
Micah lo había cargado y bañado para limpiar todo el desastre de sus fluidos. Luego lo había llevado a la cama y acostado junto a él quedándose dormido también. Ambos perdieron la cuenta de las veces que se vinieron. Ambos estaban exhaustos pero aún así el deseo no cedía.
Ángel fue quien despertó primero. La habitación estaba completamente oscura salvo a la luz de la luna que entraba por las ventanas.
La tormenta por fin había cedido dando paso a una noche completamente estrellada sin una nube a la vista. Ángel se giró lentamente para mirar a Micah quien estaba profundamente dormido.
Colocó sus manos debajo de su mejilla y se deleitó mirándolo. De verdad que era bello. Entendía perfectamente el porqué Lucia se había enamorado de él. ¿Y quién no? Si es un hombre excepcional.
Él mismo se enamoró a primera vista cuando lo rescató de ese accidente. Micah tiene ese aura de protector que te hace perder el miedo a todo. Con él a tu lado sabes que todo va a estar bien y que puedes enfrentarte a lo que sea.
— Te amo Ángel. Y te amaré aún más allá de esta vida.
Micah lo amaba. A él. Un muchacho negro, humilde y sin nada a su nombre que una pequeña finca. Un muchacho que no tenía nada que aportar a su vida. Aún así, Micah le había dicho que lo amaba.
El corazón de Ángel saltaba de emoción y alegría. El futuro heredero de un imperio vinícola y dueño de medio California, lo amaba a él. Y él lo había puesto en peligro. Él lo había condenado a muerte al tocarlo.
Ángel se sintió tan culpable. Su imprudencia le costaría la vida al hombre de su vida y no había nada que pudiera hacer.
Los ojos de Ángel se llenaron de lágrimas y empezó a llorar. Había encontrado el amor y lo había perdido al mismo tiempo.
— Me vas a gastar la cara si sigues mirándome así.
La voz de Micah lo asustó.
— ¿En qué piensas? — le preguntó acariciando su mejilla sólo para percatarse que estaba mojada.
— Ey, ¿qué pasa? ¿Por qué estás llorando? — le preguntó preocupado acercando su cuerpo más hacia él.
El muchacho rompió en llanto y lo abrazó con fuerzas. No sabía cuánto tiempo les quedaba juntos, así que no desperdiciaría ni un solo minuto.
— Tengo miedo de despertar y que estés... — las palabras se desvanecieron a mitad de la oración.
Micah lo abrazó con fuerzas liberando sus feromonas para tranquilizarlo. Esta situación era difícil para los dos, pero más aún para Ángel.
— No pienses en eso, amor. No pienses en lo puede pasar. Solo concéntrate en el ahora y ahora mismo estamos juntos. — le dijo besando su frente.
— Es que me aterra quedarme solo otra vez. — dijo entre sollozos.
El corazón de Micah se rompió en mil pedazos. Daría lo que fuera por evitarle este dolor. A decir verdad, él también estaba aterrado de lo que podía pasar.
— No pienses en eso. Disfrutemos este momento y que sea lo Dios quiera.
Se quedaron en silencio. Solo sintiendo los latidos de sus corazones. Micah lo abrazaba fuerte dándole la contención que Ángel necesitaba en esos momentos. Luego de calmarlo lo sostuvo del mentón y lo besó.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasy⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...