Capítulo 86 - Extrañaba tu cuerpo 🔞

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Ángel se sentó a horcajadas encima de Micah. Micah mordió desde su cuello hasta su delicioso pecho chupandolo.

— Ahhh. — la sensibilidad en sus pezones se había multiplicado gracias a las succiones de las gemelas. El solo ser tocados por la lengua de Micah, lo excitaba más. Un chorro de leche salió de sus senos y Micah lo lamió.

— Umm, sabe rica tu leche.

— ¡Micah! ¿Qué haces?

— Estás chorreando así que quise probarla. Además, es algo normal y más si te estímulo de esta forma. — Micah continuó chupando su pecho haciendo de Ángel un mar de fluidos.

— Entra por favor.

— No. Tengo que dilatarte primero. Hace casi dos meses que no lo hacemos y no quiero lastimarte. — susurró mientras metía su dedo en su entrada. Ángel se tensó por el dolor. — ¿Ves? Estás muy estrecho.

— Entonces vayamos a la cama. Quiero comerte y que tu me comas a mi. — declaró lamiendo su labio inferior.

Micah no titubeó y lo sacó de la tina. No le importó el enorme reguero de agua que dejaba a su paso. Lo lanzó sobre la cama y se le fue encima. Chupó todo su cuerpo dejando cardenales rojos por doquier. Se posicionó entre sus piernas levantando las caderas de Ángel y abrió sus nalgas. Micah comenzó a hacer magia con su lengua, llevando a Ángel hacia el precipicio.

— Extrañaba tu cuerpo. Extrañaba tu sabor y la forma en que te derrites con mis caricias.

— Es que tu sabes como detonar mi cuerpo. — jadeó con voz ronca.

Micah mordió cada cachete para luego apretarlos al mismo tiempo que su majestuosa lengua entraba y salía de su orificio.

— Ohhh, Micah. — Ángel apretaba las sábanas y arqueaba su espalda por el inmenso placer. El también había extrañado esto. — Ahhh, voy a correrme.

— Valla, te corriste sin que yo tocara tu pene.

— Casi dos meses, Micah. ¡Dos meses! — Micah sonrió ante el desespero de Ángel.

Micah estiró su propio miembro que estaba tan duro como una roca y lo posicionó en el orificio de Ángel empujando lentamente. El escozor fue rápidamente sustituido por el placer. Micah se hundió hasta al fondo para luego salir quedando unidos por la cabeza. Volvió a embestir aumentando la velocidad.

— Estás tan apretado. Se siente como la primera vez que te hice el amor. — Micah lo besó salvajemente, devorando esa lengua que lo desquiciaba.

— Ya no estoy embarazado, te prohibo que te contengas. — ordenó enredando sus piernas sobre sus caderas.

— No pensaba hacerlo. — Micah lo embistió con salvajismo, como les gusta a los dos.

— Ahhh, ahhh. Mas duro, amor. Quiero sentirte en lo más profundo de mi ser.

Ángel clavó sus uñas en la espalda de Micah haciéndolo sangrar. A Micah no le importó, al contrario, recibió con agrado el escozor. Los besos y caricias aumentaban sus deseos con cada toque. Los gemidos y jadeos podían escucharse por toda la habitación. Micah agradeció que sus padres no estuvieran en casa.

Embiste tras embiste, beso tras beso, caricia tras caricia, se volvieron uno. Las feromonas flotaban por el aire en una dulce mezcla de flores y madera.

— Mmhm, Ángel no aguanto más, voy a correrme.

— Yo también. — Ángel se contrajo y se vino bañando sus abdominales de su esencia. Micah dio un par de embistes más derramándose en su interior. Se besaron con esa pasión que los enloquecía.

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora