La pregunta de Micah había dejado a Ángel anonadado. Nunca se había planteado la posibilidad de que su maldición fuese una mentira.
— No entiendo lo que quieres decir. — respondió finalmente.
— Ángel, nunca viste el pollito morir, ¿cierto?
Ángel negó.
— Solo lo viste muerto cuando la abuela te llevó de regreso al gallinero. No estuviste ahí para ver cuándo murió después que lo tocaras.
Ángel se levantó de sus piernas y se puso de pie completamente aturdido.
— No lo vi morir. No sé cuánto tiempo pasó después que lo toqué y muriera. Solo sé que murió y que ¡yo lo maté!
El muchacho se estaba agitando y temblaba. Micah se puso de pie y lo abrazó con fuerzas liberando sus feromonas para tranquilizarlo.
— Por favor cálmate. Respira.
Ángel inhalo su aroma y cerró los ojos. Las feromonas de Micah siempre lo calmaban inmediatamente. Era como si le inyectara calma cuando más lo necesitaba. Micah lo envolvió entre sus brazos acariciando su espalda.
— Perdóname. No quise alterarte.
Ángel negó.
— No. Perdóname tú a mí. Sé que solo quieres ayudar.
Levantó la cabeza y lo besó.
— Ven, sentémonos. Dime cual es tu teoría.
Micah se sentó y lo llevó a su regazo abrazándolo de la cintura.
— ¿Qué sabes de tu familia, en especial de tu abuela?
— No mucho. Solo sé que tuvo dos hijos, mi mamá y mi tío del cual nunca supe nada. Sé que se divorcio muy joven y vino para este país con sus hijos.
— ¿Nunca te habló de su vida en Santo Domingo?
— No. Solo hablaba de allá si se trataba de comida y paisaje, pero nunca de cómo fue su vida. Una vez se le escapó decir que era de la alta sociedad pero cuando quise saber más me dijo que dejara de ser metiche. ¿Qué es lo que estás pensando?
— Pues han pasado más de 24 horas desde que nos tocamos. ¿No debería estar muerto si en realidad estuvieras maldito?
Ángel se detuvo por un segundo.
— Fíjate, desde el momento en que fuiste al gallinero para sostener al pollito hasta el momento en que tomaste una siesta y regresaste al gallinero para encontrarlo muerto, deben haber pasado aproximadamente de 3 a 4 horas como máximo. ¿Entonces por qué estoy aquí, vivo después de casi 30 horas? ¿No te parece sospechoso?
Lo que Micah decía tenía sentido. Se supone que si él tocaba a alguien moriría instantáneamente, no casi dos días después.
— ¿Entonces crees que la abuela me mintió? — le pregunto con el corazón latiendo a mil.
Micah le acarició la mejilla suavemente.
— Sí. No sé porque razón lo haría, pero estoy seguro de que tu abuela inventó todo eso de la maldición para aislarte del mundo.
Los ojos de Ángel se llenaron de lágrimas.
— ¿Por qué haría eso la abuela? ¿Acaso no sabía que con esa mentira me destrozaría la vida? ¿Tanto me odiaba que quiso destruir mi vida de esta manera?
Micah lo abrazó tan fuerte que Ángel pensó que le quebraría las costillas. Sus ojos también se llenaron de lágrimas. Se sentía tan impotente ante tanta maldad de alguien que debió amarlo.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasia⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...