Después de desayunar y limpiar, ambos se sentaron en la sala de estar para disfrutar del calor caliente de la chimenea. La tormenta cada vez se hacía más fuerte y la acumulación de nieve aumentaba por minutos.
A pesar que afuera el mundo parecía que se estaba acabando, dentro de esa cabaña todo era paz. Ángel estaba recostado en un sofá con su vista en el techo y su brazo sobre su frente. Micah se sentó en el otro con sus piernas cruzadas y sus brazos reposando en el espaldar. Ambos en completo silencio. Solo se escuchaba el crujido de la leña quemándose.
— Tengo curiosidad de algo. — dijo Ángel rompiendo el silencio.
— ¿Qué quieres saber?
Ángel se volteó de costado para mirarlo.
— ¿De dónde venías cuando te accidentaste?
— De Sonoma, California.
— ¿Eres de California?
— Sí. Nacido y criado en la costa dorada. — dijo sonriente.
— ¿Acaso no se me nota lo 'dude'? — preguntó empuñando tres dedos y dejando el pulgar y meñique al aire y moviendo su mano.
Ángel se estalló de la risa. La acción de Micah fue tan chistosa que lágrimas brotaron de sus ojos del ataque de risa que le dio. Micah no lo pudo evitar y también comenzó a reír como loco.
Luego de que pudieran calmar las carcajadas y secarse las lágrimas, Micah continuó la conversación.
— Toda mi vida he vivido en Sonoma. Es un condado de dónde salen los mejores vinos del país. — Micah no quiso decirle que era el heredero de uno de los viñedos más importantes del país y como tal estaba comprometido con la hija de la segunda familia más importante.
— He visto fotos y es un lugar hermoso y cálido. Muy diferente aquí.
— Sí, bastante. Pero como Nueva York no hay dos.
— Sólo si se trata de la ciudad. Este es un campo donde no pasa nada excitante. — dijo un poco serio.
Micah lo observó un momento y notó el cambio en su rostro.
— ¿Has visitado la ciudad?
— No. La abuela nunca me llevó. Decía que era demasiado concurrida y peligrosa.
Micah asintió y algo en él se conmovió.
— Siempre hablas de tu abuela pero muy poco de tu madre. ¿Dónde está tu mamá?
Ángel se sentó en el sofá para verlo mejor.
— Mamá murió cuando nací y la abuela se hizo cargo de mí.
Micah quiso morderse la lengua por la imprudencia.
— Lo siento, no quise ser imprudente.
— No te preocupes. Tu no sabias.
— ¿Y tu padre?
— Nunca lo conocí. Solo sé que era negro como yo. Según la abuela, era un don nadie bueno para nada que solo embarazó a mi madre y la abandonó.
Micah notó la amargura en su voz y decidió cambiar el tema.
— Dijiste que me rescataste en tu caballo, ¿cómo se llama?
— Chocolate. — respondió con una enorme sonrisa.
— ¿Porqué Chocolate?
— Porque cuando me lo regalaron parecía una barra de chocolate, jejeje. Yo tenía diez años y fue mi regalo de cumpleaños. Era apenas un pony, así que crecimos juntos. Es mi mejor amigo. Si lo vieras, es hermoso.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasy⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...