— Qué alivio que los bebes estén bien. El pobre Micah se estaba volviendo loco. Si hubieras visto cómo casi mata a Horacio, mi jefe.
— Y no lo culpo. Yo hubiera hecho lo mismo. Olvidemos que está embarazado, pegarle así sin siquiera averiguar primero. ¿Te imaginas que le hubiera disparado?
— Ni lo digas. En estos momentos tendríamos dos muertos porque Micah lo mata, de eso no me queda la menor duda.
Mark se quedó en silencio pensando.
— ¿En qué estás pensando? — preguntó Terrence mirándolo detenidamente.
— Pensaba en lo mucho que Micah ama a Ángel. Cualquiera diría que tienen toda una vida conociéndose y amándose. El amor se desborda cuando están juntos. Es como si...
— ¿Fueran almas gemelas?
Mark asintió.
— Es porque lo son.
Mark volteó de repente cuando escuchó lo que Terrence acababa de decir.
— ¿Qué quieres decir?
— Exactamente eso. Micah y Ángel son almas gemelas. Micah lo soñó cuando tenía 15 años pero nunca pudo ver su rostro.
— ¿En serió?
— Sí. Micah me contó que lo vió exactamente como Ángel luce ahora y que le dijo que lo necesitaba. Micah pasó años buscándolo. Se convirtió en una obsesión tan grande que tuvo un ataque nervioso. Estuvo interno en una clínica psiquiátrica por dos semanas.
— Mierda. ¿Y cómo se recuperó?
— Su padre lo amenazó con dejarlo interno si no se sacaba esa idea de la cabeza. Obviamente no quería estar encerrado bajo medicamentos, así que tomó la decisión de no hablar más de Ángel. Pero nunca se dio por vencido y como vez, pudieron encontrarse y ahora serán una familia.
Mark volvió a quedarse en silencio mirando a través de la ventana.
— ¿Tú crees que tu alma gemela está en algún lugar? — preguntó con su corazón a punto de quebrarse.
Terrence lo observó por un segundo. Todo su ser quería gritarle que sí, que su alma gemela estaba en algún lado, a su lado para ser exactos. Pero no quería decir algo que ninguno de los dos estaba completamente seguros todavía.
Giró bruscamente a la derecha y detuvo el coche. Mark se sorprendió por la parada repentina.
— ¿Qué pasa? — preguntó sorprendido.
Terrence se desabrochó el cinturón y lo tomó de la nuca dándole un beso lleno de lujuria.
— Ven aquí. — le dijo bajando el asiento para que Mark se sentara en su regazo.
Mark se desabrochó el cinturón e hizo lo que Terrence le pidió. Sentándose a horcajadas, le devoró la boca. Mark adoraba el sabor de los labios de Terrence. Eran tan dulces y jugosos como una fresa.
Terrence le desabotonó la camisa y lamió todo su torso deteniéndose en sus pezones. En tan solo un par de días, Terrence había descubierto cada punto débil del cuerpo de Mark. Sabía dónde tocar para hacerlo estallar de deseo.
Mark le quitó el suéter a Terrence. Necesitaba sentir su calor, su piel. Metió su mano dentro del pantalón deportivo para agarrar ese miembro color chocolate que solo sabía darle placer. Terrence gimió, mordió su cuello a la vez que su mano acariciaba su entrada. Ambos estaban al borde de la locura por el deseo.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasy⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...