Tres semanas después de que Diane le pidiera el divorcio, Francis se encontraba en una encrucijada. Por un lado estaba la oportunidad de romper con este estúpido matrimonio que nuca debió ocurrir. Por el otro, estaba su prestigio como el gran empresario reputable que todos admiraban. Si salía a la luz que era un homosexual, todos se burlarían y le darían la espalda. Su gran imperio caería y quedaría en la ruina.
— ¿Estás seguro? ¿De verdad piensas que él no sueña con que algún día puedan estar juntos libremente?
Las palabras de Diane resonaban cada vez más fuerte en su mente. Nunca se había planteado la posibilidad de que Robert quisiera que su amor fuera libre. Que no tuvieran que ocultarlo del mundo.
— ¿Acaso no estás cansado de fingir ser alguien que no eres? ¿No crees que Robert se merece salir a la luz?
El corazón de Francis se quebró. Nunca se ha puesto en el lugar de Robert. El siempre ha estado ahí para él en los momentos más difíciles y también en los más felices. ¿Estaba siendo egoísta al condenarlo a una vida en la oscuridad? ¿De verdad le importaba más el que dirán, que el gran amor de su vida?
— ¡Maldición! ¿Qué es lo que he estado haciendo todo este tiempo? — se agarró la cabeza y lloró. Era un maldito egoísta.
Necesitaba hablar con Robert. Necesitaba preguntarle si él estaba dispuesto a dejarlo todo para estar juntos y vivir su amor abiertamente. Tomó su teléfono y le envió un texto.
— Necesito verte.
"Ahí estaré."
— Siempre lo has estado. — Francis salió hacia la bodega. Había tomado una decisión.
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Robert se sentía un poco ansioso. No era raro que Francis le pidiera que se vieran, pero por alguna extraña razón, hoy se sentía diferente. ¿Acaso querrá terminar con él? No. No, Francis lo amaba. Nunca le había dado indicios de querer terminar. Lo más probable era que tenía algún problema y quería platícarlo con él.
Llegó a la bodega en 15 minutos y encontró a su amor acostado en el sofá. Francis tenía una copa de vino en la mano y la mirada en el techo. Definitivamente algo le pasaba.
— Hola amor. — la dulce y melodiosa voz de Robert le estremeció el corazón. Francis volteó a mirarlo.
— Hola. — sus ojos se clavaron en ese hermoso rostro que a pesar del paso del tiempo seguía siendo bello.
— ¿Estás bien? — Francis se sentó en el sofá y estiró la mano para que Robert se sentara a su lado.
— ¿Tienes idea de lo mucho que te amo? — preguntó acariciando sus mejillas.
— Sí, porque yo te amo igual.
— He sido tan egoísta contigo. Solo he pensado en mis deseos, mi bienestar y nunca he pensado en lo que sientes tú. — los ojos de Francis se llenaron de lágrimas.
— Amor, ¿qué pasa? ¿A qué viene eso? Yo siempre te he amado y no hay nada en este mundo que me haga sentir más feliz que estar contigo. Yo también he sido egoísta por querer todo de ti.
— ¿Alguna vez has querido que lo nuestro salga a la luz? ¿Qué todo el mundo se entere que nos amamos? ¿Alguna vez has pensado en dejarlo todo e irnos lejos donde nadie nos conozca y vivir juntos?
— Toda mi vida he soñado con eso. — Fue como una puñalada directo al corazón. — Siempre me he imaginado vivir juntos, libres del qué dirán. Amándonos al aire libre sin tener que esconder el gran amor que nos tenemos. Pero entiendo que eso es imposible y para mi lo único que importa es que estemos juntos aunque sea a escondidas.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasy⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...