Insultos

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Vegoña Vugoski

Sus palabras penetran todos los muros que he estado construyendo, mi mente viaja entre mi dignidad y lo que siento, siempre odie a esas chicas que les perdonan de todo a sus parejas justificandose en un amor mediocre ¿Me estaré convirtiendo en esa chica? , quizas juzgue muy duro a muchas personas. Mi teléfono suena y al ver el nombre, me doy cuenta de que estoy en problemas.

—¡Vegoña Vugoski! ¿Cómo es eso que estás en Rusia? —mi madre chilla por el teléfono y puedo estar segura que en este momento su piel está color uva.

—Necesitaba alejarme de todos mama —me sincero y el silencio reina—.

—¿Estás con tu prometido Vegoña?

—Si, estoy aquí —mi voz sale temblorosa y me maldigo —. Estoy bien, pronto regresaré mama.

—Vegoña nosotros tenemos nuestras costumbres , cómo te fuiste sin casarte con ese hombre —la voz de abuela Adoración se escucha, están peleando por el teléfono y estoy apunto de reírme, cuando escucho a la abuela.

—Mi niña ¿Cómo te has sentido? ¿Cómo te trata el mango con adobo de tu prometido? —no puedo evitar reírme , de verdad la abuela tiene unas analogías ¿Mango con adobo? Quizás es cierto porque Kanat me agua la boca.

—Estoy bien abuela , puedes tratar de calmar a mi madre y asegurarle de que no he perdido mi virginidad.

—¡Cómo si ella se casó virgen! —blasfema mi abuela y mi madre le suelta una de las de ellas, me río a través de la bocina, y cuelgo después de un rato de escucharlas pelear como perros y gatos.

Definitivamente hay cosas que no cambian sin importar los años.

Decido salir de mi habitación y correr un rato en las áreas verdes, ya que este encierro me está haciendo perder la cabeza, si no fuese por Varvara  y el personal de la mansión estaría al borde de la locura. Me coloco una licra negra que traje y busco entre la ropa de Kanat alguna camisa, tomo una color azul oscuro y le hago un nudo en mi espalda como si fuese una cebolla de esas que uno se hace en la cabeza, igual me queda muy grande, decido ignorar mi aspecto igual no hay nadie a quien quiera sorprender , aún sigo enfadada con el idiota de Kanat.

Salgo del ala de Kanat y paso por la alberca, luego comienzo a caminar debajo de los árboles, allí están Oman y Nilo vigilando me desde lejos, así que comienzo a correr de un lado a otro, la mansión tiene un espacio súper amplio, cuando llevo diez kilómetros empiezo a colapsar,mis pulmones, mi corazón y mi mente ya no soportan más, me tiró en el césped y el sol me golpea, coloco mi brazo en la frente tratando de impedir que el sol golpee mis ojos.

Respiro profundo, y agarro aire por la boca y boto por la nariz, ¡Mierda! Estoy bien quemada.

—¿Te gusta correr? —la sonrisa torcida y sexy que se dibuja en el rostro de Kan es perfecta y visto así desde el suelo parece un muñeco hermoso.

—Si, me gusta mucho correr —mi voz aún suena afectada por esos diez kilómetros.

—Odio correr... es mi favorita, me gusta más como se te ve a ti—con sus labios señala mi camisa que es suya, se sienta a mi lado, su traje azul pastel seguramente se va a ensuciar.

—El correr es mental, si no usas tu mente no puedes terminar un solo kilómetro.

—Asi es printssesa, no solo el correr, sabes también así es la vida, si no usas tu mente la vida se te escapa y no te das cuenta.

Asiento entendiendo perfectamente lo que quiere decir.

—¿Que haces aquí? —me había dicho que pasaría el día en su despacho.

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora