Días despues

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Kanat Chein

La muerte de Alberto Vugoski ha causado un caos, su cuerpo fue encontrado en su auto cerca de los linderos de una finca, la prensa ha estado encima de Tadeo, y por supuesto de Vegoña, sus ojos verdes están llenos de lágrimas, lágrimas de dolor, por alguien que la maltrato de pequeña, por alguien que no merece ni una sola de sus lágrimas.

—Vegoña debes comer algo —susurro arrodillandome a sus pies, una parte de mi se siente fatal porque no estoy siendo sincero con ella, porque yo soy causante de esa muerte, porque participe en ella con todo el placer que me pudo dar.

—No quiero comer Kan mi papá está muerto —su voz se rompe y un sollozo desesperado sale de ella —. No siempre fue un mal papá, tuvo momentos buenos, una vez me enseñó a volar una cometa aunque cuando llegamos a casa termino peleando con mamá , pero ...

—Printsessa está bien, tienes derecho a que te duela tu padre, permite te sentir , el dolor es así amor, no puedes pararlo, no puedes evitarlo, el reclama cada segundo ser sentido, siente la muerte de tu padre, yo estoy aquí para ti —sus manos se envolvieron en mi cuello y su rostro se hundió en mi cuello, la abrace de su cintura permitiendo que su llanto fluyera, no me gusta verla así, pero se que es mejor que llore y que saque todo eso de su interior por ella , aunque el no lo merezca.

No sé cuánto tiempo tuve sosteniendo la así, apretándola a mi, hasta que su llanto fue disminuyendo volviéndose solo un hipido suave, no fui consiente de que se quedó dormida en esa posición hasta un buen rato, la tome con cuidado levantándome y llevándola a su habitacion, la abuela Adoración tuvo Tadeo que llevarla a una clínica, los ojos de Tadeo se veían tan culpables por su abuela y Vegoña que sentí pena por el, Milena ha estado en un estado inerte, es como si tuviera un bloqueo.

Acosté a Vegoña, desate sus zapatos y se los quite, cubriéndola con una manta, me senté un rato a observarla, al pensar en todo lo que hemos vivido desde que yo la golpee y ella me golpeó, un caos y un paraíso ambas cosas en la misma medida.

—Kanat —su voz me hace saltar —. Puedes dormir aquí, no hay problema.

—Gracias printssesa —bese su frente , antes de rodear la cama y subirme del otro lado, me metí debajo de la manta y mantuve mi distancia, por alguna razón siento como que no debo intentar hacerle esto aún más difícil.

Sin embargo es ella quien no ayuda, se giro y su cuerpo se pegó al mío, su mano en mi pecho y su pierna encima de mi pierna, me tomo todo mi autocontrol no tratar de hacerla mía, solo metí mi mano por debajo de su cuello y comencé acariciar su hombro, tratando de no pensar en ella de una forma carnal.

—Cuentame algo de ti que nadie sepa —susurro en mi pecho , no quiero hablar de mi, no me gusta abrirme a nadie.

—No se que contarte Vego —si sabía, pero no quiero contar nada de mi y no es por ella es por mi.

—Por favor —su voz se quebró, y me maldije por ser tan imbécil , solo está buscando distraerse.

—Cuando era pequeño me gustaba mucho sembrar semillas —luego que digo esa estupidez me arrepiento, eso no debería saberlo nadie, pero adoraba ver cómo luego crecían plantas —. Me gustaba cuidar de la semilla y luego ver cómo se convertía en una planta.

Mire su rostro y está sonriendo, una sonrisa casi imperceptible pero esta allí.

—¿Que te causa gracia?

—No es gracia es que estoy tratando de imaginarte así, de pequeño con tus ojos azules y metiendo semillas en una cestica y luego esperando días para verlas germinar.

—No siempre fui malo Vego, hubo un tiempo en que era un lindo niño inocente —si porque lo de lindo ha Sido de siempre ahora lo de ser así como soy fue algo que me llevo a desarrollarlo mi entorno.

—No eres malo —sus ojos verdes me dieron esa mirada que solo ella me da.

—Lo soy printssesa, no dudes nunca de que no soy una buena persona.

—¿Que sembrabas de niño? —sus dedos empezaron acariciar mi pecho, una calma profunda me tomo al sentir su roce.

—En Rusia se llaman Tulipa —mi abuela me conseguía las semillas encondidas de mi padre , mi abuela es el único recuerdo feliz que tengo de mi infancia, me hubiera gustado que fuera eterna —. Eran de un tono rojizo y amarillo.

—¿Eran flores? —sus dedos siguen trazando líneas circulares en mi pecho mientras yo sigo el ritmo en su pequeño hombro.

—Si, eran flores —su sonrisa se hace ancha, le miró mal solo porque estoy perdiendo con ella mi rudeza—.

—Lo siento, lo juro lo siento , es que no te veo como un niño que regaba flores —su sonrisa es preciosa, no existe nada más precioso que Vegoña sonriendo aunque esa sonrisa sea una burla hacia mi.

—¿Cómo me imaginabas ? —le guiño el ojo, solo para verla enrojecer —.

—No se matando pollitos , yo mataba pollitos de niña —eso me hace reír , no puedo imaginar una pequeña Vegoña asesina de pollos, la idea me hizo carcajearme.

—¿Matabas pollitos ? —dije con fingido horror —. ¿Que clase de niña maniática eras?

—En mi defensa —la detuve negando , no esto es indefendible —. Oye tú matas gente.

Se defendió y yo empecé a torturarla.

—Gente mala Vegoña, gente mala no pequeños pollitos indefensos dejaste a una gallina sin sus hijos —trate de no reírme al ver el remordimiento en sus ojos —.

—Yo pensaba que eran juguetes Kanat, yo , yo o sea mate solo dos no fueron muchos.

—¿Dos pequeños pollitos? —negue como si hubiera matado a niños en vez de pollos que a la final serían matados para comerlos en un asado, solo que mi pequeña maniática princesa no los dejo crecer.

—Deja de juzgarme , yo no te juzgo —se quejo empezando a irritar se.

—No te juzgo printssesa es que no te imagino de esa forma , te imagino peinando muñecas y colocándoles ropa y cosas así.

Ella ahogó una sonrisa.

—Me gustaban los carritos a control remoto, me gustaba patinar, me gustaba usar bicicletas, me gustaba pelear en la escuela —una rebelde de pequeña, pero ahora parece tan delicada tan printsessa—.

—¿Que hizo que cambiarás?

Sus ojos verdes se oscurecieron.

—Deberiamos dormir, mañana es el entierro de mi padre.

Se giro y apagó la luz, yo me quedé allí siendo consciente de que la infancia de Vegoña quizás no fue tan bonita como yo lo imaginaba, quizás hay heridas muy profundas en ella, pero las encontraré y les pondré curitas. Vegoña Vugoski sin duda es mi persona favorita, me gire y coloque mi brazo en su cintura atrayendo la a mi, no dijo nada , no se alejo , si no más bien se dejó acurrucar cerca de mi.

—Buenas noches mi printssesa maniaca—no puedo ver su rostro, pero estoy seguro de que la comisura de sus labios se han elevado.

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora