Un nuevo comienzo

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Kanat Chein

Los meses han pasado, cada día es supongo una venda al corazón de Vegoña, vendas que voy colocando de a poco, vendas que quizás no cierran la heridas pero al menos aguantan el sangrado.

El perder a Adoración a apagado ese brillo averanado que caracterizaba a mi chica, es como si una oscuridad profunda hubiese eclipsado todo el verano, y apenas algunos rayos del sol se filtran trayendo leves recuerdos de ese sol ardiente que quemaba todo al pasar y no pedía clemencia, una parte de mi desea con todas las fuerzas que esa mujer que me golpeó vuelva, pero otra parte de mi está completamente enamorado de esta, no se si es así el amor, pero yo no podría amar solo a la Vegoña que es luz, también estoy amando su oscuridad.

—Señor Kanat vamos concentrece de dos pasos —me pide la traumatologa.

Intento dar dos pasos sin nada que me sostenga, ya llevo meses trabajando en mis pasos con barras y con muletas, pero hoy a según estoy listo para practicarlo.
Muevo mis pies con una calma que me molesta quizás porque antes siempre caminaba rápido y altivo, creo que de alguna forma esto me hizo comprender lo vulnerable que soy.

El dolor ya es más soportable, pero mentiría si dijiese que no me duele, simplemente estoy haciendo todo mi mayor esfuerzo porque me niego a recibir a Vegoña en el altar sentado en una silla.

—¡Eso es señor Kanat ! —la emoción de la traumatóloga me hace querer taparle la boca, a mujer para chillona e irritante.

—¿Puedo intentar dar más pasos?

—Creo que sería doloroso, pero si te sientes capaz podrías hacerlo.

Asiento mientras doy dos pasos más, busco algo de dónde aguantarme porque empiezo a sentir mis piernas temblar ese temblor que ocurre cuando haces fallo en piernas pero este no es por la carga o repetición de ejercicios, este es porque aún no me recupero del todo.

—Debe tener paciencia, aunque ahora pueda usar muletas no significa que deba abusar—me explica mientras comienza a recoger unas bandas y cosas que uso para hacer ejercicios a mis piernas.

—¿Cree que en un mes pueda ya caminar?

—Ya está caminando señor Kanat hoy se va de aquí con muletas, solo debe tener paciencia, quizás en un mes pueda sostenerse con un bastón no lo sé, con el tipo de lesión que usted tuvo es un verdadero milagro que pueda estar de pie, considerese afortunado.

—Gracias, lo sé —digo porque en realidad estos meses pensé que nunca volvería estar de pie, hubieron días que llore en la soledad más profunda de mi ser, porque la esperanza a veces se iba como se van las olas del mar después que tocan la orilla.

Al salir de la clínica me espera Dimitri al verme en muletas sus ojos café se iluminan con una genuina felicidad.

—¡Que alegría señor Kanat!

—Aun falta mucho camino Dimitri pero bueno algo es algo.

Digo mientras subimos al auto, estoy deseo de ver la cara de Vegoña al ver que ya no estoy en la silla de ruedas, una sonrisa tonta se dibuja en mi rostro y me obligó ha borrarla, no entiendo que me pasó con Vegoña pero ahora soy un idiota de esos que suspiran por una mujer.

Al llegar a la mansión me tardo unos segundos en entrar una sensación extraña me arropa, tantos meses usando esa silla y creyendo que jamás la abandonaría, me hace sentir una sensación abrumadora.

Al entrar estoy casi seguro de que Vegoña está en la cocina haciendo comidas para los ancianos del hospital, desde que Ado murió Vegoña ha estado llevando ropa, comida e incluso medicina a todos los hospitales que le ha Sido posible ir.

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora