Marcas que no se borran

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Kanat Chein

-¿Estás listo? -la voz de Dominic me hace girar en la silla, lleva unos jeans oscuros , una camisa blanca y una chaqueta roja que jamás le habia visto.

-Si, estaba esperando por ti.

-¿Vegoña donde está?

-Fue con Tadeo y Rebbeca a recibir a su abuela.

-¿Quien fue con ella? -Dominic es sobreprotector por naturaleza.

-Dimitri -digo incómodo no es que me gustará la idea de que Vegoña saliera así, pero también la necesitaba distraída para hacer lo que vamos hacer.

-¿Pavel cuando llega?

-No lo se estoy esperando que se comunique conmigo -salimos de la mansión, en un Toyota Supra color humo que le regale a Domininc para su cumpleaños pasado, veinticinco años.

Al llegar al galpón intento mantener la calma, se que cuando un enemigo te hace tanto daño los planes de venganza lenta son casi imposibles de ejecutar porque la ira te hace querer llevarte todo de esa persona de una sola vez.

Dominic baja mi silla de ruedas y me ayuda a pasarme a esta, el césped no es un buen amigo de estás cosas, así que tardamos más en llegar a dentro de lo que me gustaría admitir.

-Señor Kanat bienvenido -me saluda Abel.

-¿Cómo va todo aquí ?

-Señor, aún están vivos y el Mikahil ha pasado una de sus peores noches.

Asiento haciéndome señas para que me lleve a dónde están los diez y el cabesilla putrefacto. Cuando entro al lugar, están todos desnudos, completamente desnudos, sucios, con cortes, pero mis ojos se enfocan en uno, Mikhail, está completamente amarrado, su cuerpo está golpeado, sus ojos altivez ahora ya no tienen la misma osadia de antes.

-¡Vamos a divertirnos! -Dominic comienza a buscar utensilios de tortura y una sonrisa siniestra se dibuja en su rostro.

-Pasame un cuchillo de tres filos -digo pensando en la manera en como voy a empezar a cortar su miembro en pedazos, o quizás de una sola vez-. ¡Necesito que lo monten allí!

Digo mientras señaló una mesa.

-Atenlo a esa mesa.

-Puedes hacer lo que quieras, eso no te devolverá la virginidad de tu zorra -escupe mientras lo van arrastrando, se lo que intenta ese hijo de puta, que vea rojo y lo mate rápidamente pero no va a funcionar.

-¡Sabes, tienes razón no puedes devolverme lo que le quitaste! Exactamente por esta razón es que estamos aquí Mikhail.

-No me arrepiento de disfrutar esas hermosas tetas y ese coño apretadito -una ira que no es feroz es sangrienta se dispara en mi y sin pensarlo,ruedo en mi silla de ruedas hasta la mesa, me levanto sosteniendo me de esta y sin dudar jalo su lengua con una mano y con la otra le cortó un pedazo.

La sangre empieza a salir a chorros salpicandole la cara, y un placer empieza a recorrer mi cuerpo y mi mente, tiró el pedazo de lengua y prosigo con las manos.

-Eso es para que no seas lengua larga -le guiño antes de cortarle cuatro dedos, ya la sangre me ha salpicado pero sigo apoyándome en la mesa mientras el cerdo se remueve, sus ojos se volvieron saltones y está apunto de reventarse, las venas de su rostro se ven por todas partes y un grito que no le sale queda atorado en su garganta.

Me vuelvo a sentar en la silla porque el estar parado me duele como el infierno, disfruto un poco de la escena, veo a Dominic ir matando a los otros, Dominic tienes técnica, sabe que huesos romper, donde cortar y que hacer para desestabilizar a cualquiera.

Me levanto nuevamente, la sangre ha empezado a caer de la mesa al suelo, me dirijo a su miembro y entierro el cullillo en el centro de su asquerosa intimidad, la sangre se acumula entre sus piernas y pies, le hago señas a Abel y me pasa otro cuchillo, entierro y desentierro haciéndolo retorcer de dolor.

Dos horas más tardes, Dominic está tirado en el suelo, un cigarrillo se posa en su boca y le da una calada, yo estoy en la silla de ruedas, tratando de quitar de mi mano el baño de sangre que acabamos de crear, una parte de mi se siente en paz en saber que esos hijos de perra que le hicieron daño a Vego ya están muertos, pero otra parte de mi se siente vacía, vacía porque no importa lo que haga no podré nunca salvar a Vegoña de lo que vivió, a veces nadie puede salvarnos, ni borrar las marcas que nos han dejado, hay marcas que son como esos marcajes que le hacen a los ganados, te quedan allí para siempre. Hay dolores que llevamos a nuestras espaldas y que nos hacen ir encorvados, supongo que lo único que puedo tratar de hacer es corregirle la postura.

-¿Guindaras los cuerpos en Marruecos?

-Si, quiero que veas cómo vas a trasladar esos cuerpos, los quiero guindados en la entrada de la ciudad y con un mensaje escrito "Mafia Roja siempre cobra sus deudas"

-¿Quieres ir preso?

-Nadie tendrá pruebas de que fuimos nosotros, encárgate de limpiar todo, y si tienen pruebas ya sabes que tengo amnistia.

-Vale , pero ahora más que nunca Kant debemos ser unos yestrid -tiro la colilla del cigarro y empezó a llevarme al auto.

-¿Dime qué trajiste ropa?

-No, bueno si para mí -se disculpa Dominic mientras se abrocha el cinturón -. Sería un espectáculo de que tú suegra y abuela te vean llegar bañado de sangre.

-Si, les daría la mejor impresión que puede darle un yerno -le golpeó en la cabeza como cuando éramos jóvenes-. Bienvenidas señora Milena y Doña Adoración, acabo de cortarle en dos el miembro a un hombre, esto que ven es sangre pero ya está seca.

Digo con satírica y Dominic comienza a carcajearse mientras se detiene antes de llegar a la mansión. Cuando entramos , escucho la voz alegre de quien supongo es la abuela y una voz suave casi como si caminara sobre vidrio, la mamá de Vegoña. Dominic me empuja cuiddosamente por mi ala, y cuando entramos a mi habitación empieza Dominic a quitarme la ropa, justo en ese momento entra Vegoña sus ojos se abren y al ver la sangre, viene directo a mi furiosa.

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora