Segundos lugares

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Dominic Chein

Salgo del despacho de Kanat, con una sensación inquietante conozco a mi hermano, se que cuando dice que va a masacrar a toda la macro mafia hasta que no quede ninguno de ellos, es porque sin duda lo hará.

Busco a Ámbar por todo el lugar para mí sorpresa la encuentro justo en el jardín sentada en el suelo al lado de unos cactus, sus piernas están cruzadas y sus manos están en su regazo.

—Ambar —me acerco a ella y me siento a su lado, sus nariz delgada está roja y es inevitable darme cuenta que ha estado llorando.

Su melena rojiza está desparramada por gran parte de su rostro.

—¿Es ella verdad? —su voz es un susurro, pero es lo suficiente mente alto para que yo pueda escucharla.

—Oruga no hagas esto —digo frustrado no quiero hablar de Rebbeca con ella.

—No me llames así ¿Cómo la llamabas a ella? —hay rabia en su voz , su mano viaja a una suculenta y le roza.

—No es como te imaginas —respondo acomodando un mechon de su cabello, su rostro se gira para encararme.

—¿Cómo es?

—Es parte de mi pasado Ámbar—hago una pausa recordando todo lo que fue—. Ahora está casada con el hermano de Vegoña.

—¿La quieres aún?

No lo sé, supongo que siempre voy a quererle. Rebbeca es de esas personas que llegan a tu vida y tú no sabes porque le quieres pero le quieres. 

—Ambar , ahora estoy contigo.

—¿Si ella no estuviera casada hipotéticamente hablando estarías conmigo?

Esa es la pregunta que me he estado haciendo desde que Ámbar entro a mi vida ¿Realmente la estoy escogiendo a ella? ¿O es solo porque Rebbeca no puede ser mía? Pienso en decirle la verdad, pienso en ser sincero y decirle que lo más probable es que no estaría con ella, pero recuerdo las palabras de Kanat, sus palabras parecen retumbar en mi cabeza "a veces hay que elegir a quien esté dispuesto a morir por uno" quizás tiene razón, debo elegir a la persona que ha sangrado por mi.

—Estaria contigo Oruga, eso no lo cambiaría.

—¡No te creo nada Dominic!

Se levanta del suelo, sus ojos grises están llenos de rabia, de una rabia inmensa.

—Quiero estar lejos de ti—sentencia antes de girarse y salir del jardín.

Me quedó allí observando el jardín tratando de encontrar las respuestas, pero solo hay preguntas, preguntas que no consigo darles una respuesta definitiva, preguntas que bailan indecisas en sus respuestas. Me levanto de allí, frustrado me dirijo de nuevo adentro.

Al entrar veo a Rebbeca, al niño bueno de Tadeo y a Vego, sentados en uno de los espacios hablan de algo que no logro escuchar, Vegoña al verme me detiene con la mano, haciendome ceñas.

—Dominic, mas tarde vamos a cenar todos —sus ojos jade me miran con una súplica silenciosa, Vegoña es ese tipo de chica que tiene esa energía bonita, cálida y a la que me cuesta mucho tratar mal.

—Estare en la cena Vego —asiento, no me dirijo ni a Tadeo , ni a Rebbeca, solo mantengo mis ojos fijos en Vegoña.

—Te espero a ti y a Ámbar —sonrie, una sonrisa apenas real, supongo que está fingiendo delante del imbécil de Tadeo.

Vuelvo asentir y me voy hacia mi ala, entro a mi habitación, el sonido de la ducha me advierte de la presencia de Ámbar, respiro profundo y me quito la camisa, me tiró en la cama, recordando todo lo que he pasado con Ámbar, desde ese día que la encontré, desde sus mejillas rojas, desde que se abrió para mí, una vez leí que cuando has sufrido mucho desde pequeño, te aferras a guardar todas tus cosas en un cajón con cerrojo, hasta que llega alguien que tiene la capacidad de romper ese cerrojo, el dueño de las mil llaves, ese que abre todo lo que nadie pudo, ese que te desnuda el alma, ese que viene a sanar lo que otros rompieron. Quizás yo encontré como abrir ese candado, pero no sé si Ámbar pueda abrir mis cerrojos.

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora