Dominic Chein
Después de la partida del presidente Mijaíl mis nervios han estado volando por toda la estancia, intento mantener la calma pero es casi imposible de lograrlo.
—Dominic, voy a ir con Tadeo a reunirme con Sadahuru —Kanat está en la silla de ruedas, verle en ella hace que una parte de mi se quiebre.
—Vale, yo tengo que ponerme al día con Pavel y tratar de eliminar toda evidencia que se me escapara.
—No dejes cabos sueltos Dominic, está vez necesito que dejes tu lado humano, son nuestras vidas y la de Varvara que están en riesgo, si tienes que matar , mata sin remordimientos, primero está ella para nosotros.
—No los dejaré confía en mí —Kanat sale de la sala de estar y me deja allí en soledad, necesito agarrar algo de aire fresco, porque siento que me estoy asfixiando.
Salgo a las afueras , el jardín de la mansión está compuesto por muchas áreas verdes, muy pocas flores ahora que lo pienso, pero la brisa fresca me llega tan placentera, el sonido de los pájaros hace que cierre los ojos solo para escuchar esa melodía que van formando uno tras otro y luego todos juntos, siento los pasos de alguien hacia mi dirección y enseguida abro los ojos, cabellos castaños como el chocolate, ojos café, y piel crema, no necesito fijar mi mirada para saber que es ella.
—¿Cómo estás? —se detiene a mi lado, sin mirarme solo mirando el espectáculo de las aves en los arboles de alnus.
—¿Estoy bien y tú cómo lo llevas? —una distancia inmensa hay entre ella y yo y por una extraña razón me resulta dolorosa.
—No muy bien, supongo que me lo merecía.
—¿Por qué dices algo así? —sus palabras me hacen girarme, esa delgadez que tenía cuando la encontré y secuestre es solo un mal recuerdo, ahora está rellena en todas partes, lo que hace que su rostro se vea un poco más redondo desde la última vez que la vi.
—Cuando me enteré que iba a ser mama no quería Dominic tener ese bebé, no quería sabes arruinar mis planes —mantengo silencio—. Yo quería que ese bebé no existiera y pues se concedió mi deseo.
—Estabas abrumada Rebbeca tu reacción fue normal —digo porque a veces decimos cosas que no queremos cuando la situación nos arropa—. Eres muy joven es natural que te sintieras abrumada.
Ella solo asiente
—¿Crees que pueda quedarme con la niña?
Mis ojos se giran a mirarle, desde que está a mi lado es la primera vez que ella también me mira, sus ojos de café están cristalinos, hay emociones demasiado rotas en esos ojos café.
—No lo creo Rebbeca, Mijaíl ha pedido que mantengamos el perfil bajo y ya la madre de la niña ha puesto una denuncia tendríamos que entregarla a su madre.
—Creo que su mamá no la cuida bien Dominic, cuando estaba bañando a la niña encontré en su espalda marcas de quemadura.
—¿Estás segura?
—Si, incluso le mostré a Tadeo y efectivamente son quemaduras.
—Dejame averiguar quién es su madre y veré que puedo hacer Rebbeca pero no puedo prometerte nada.
—Te lo agradezco Dom —su mano viaja a la mía, una sensación extraña me arropa y solo la aprieta—. ¿Estamos bien?
No lo sé, no sé si lo estemos.
—¿Estás enamorado de ella? —su sonrisa se ensancha un poco haciendo que los hoyuelos de sus mejillas se hagan visible.
—¿Eres feliz con el? —pregunto obviando su pregunta, ella aparta su mano de la mía.
—Si Dominic le amo —susurra lo último y veo la disculpa en su rostro.
—Si, estoy enamorado de ella, me hace feliz —digo y no se porque no termino de creérmelo, pero Rebbeca lo celebra.
—Espero que en algún momento ella y yo podamos ser amigas —dice entusiasta mientras la niña viene corriendo hacia ella, la niña habla español por lo que es extraño ya que se supone que su madre debe ser marroquíe—. Pequeña despertaste.
Rebbeca se agacha a la altura de la pequeña niña y sus labios se posan en la frente de la pequeña, la niña se aferra a Rebbeca como si no hubiese otra cosa de que aferrarse, quizás a veces Dios usa vientres de otros para mandarle hijos a quienes si los quieren tener, nunca comprenderé estás cosas, porque la niña se ve tan en sintonía con Rebbeca, que cualquiera que le mire, no sospecharía jamás que ella no es su madre biológica, no se cómo haré, pero conseguiré que se quede con la niña.
—Nos vemos Rebbeca, tengo asuntos que atender —digo dejándola atrás, mientras voy caminando hacia mi verdadero rumbo, no me hace falta saber que ha estado mirando a escondidas, su cuerpo gordito está detrás de las cortinas verdes está escondida alli como si yo no fuese un halcón, una sonrisa se dibuja en mi rostro.
Me meto por el otro lado de la cortina, hago todo lo posible por caminar lentamente, allí está mi oruga, sus ojos están cerrados, está conteniendo la respiración, su pecho se agita.
Le agarro, sus ojos se abren con sorpresa, están enrojecidos y la ira que me produce eso borra toda la diversión que estaba sintiendo.
—¿Oruga que haces aquí?
—Yo, yo estaba ...
—¿Estabas espiando?
—Lo siento, yo no pude evitarlo, yo iba a ir afuera para tomar aire y ...
—¿Y por qué tienes los ojos enrojecidos? —acaricio su mejilla.
—Tenian sus manos unidas Dominic , yo no quiero ser una intrusa aquí, yo debo volver a mi lugar, yo no puedo soportar ser tu segunda opción, yo siempre he Sido de esas chicas que siempre tienen que conformarse con las sobras, con lo que queda y no quiero hacerme esto a mi misma, porque yo merezco alguien que me mire como si yo fuera la luna , como si yo fuera no se un cohete espacial o la aurora boreal, y ...
—No vuelvas a llorar por Rebbeca , escúchame bien Ámbar Martinez, entre Rebbeca y yo no hay nada, solo fue un gesto de amabilidad—vuelvo a rozar sus mejillas—. Tu eres mía, mi mariposa planeadora roja, eres mi planeta rojo, mi atardecer favorito, mi fresa favorita, mi fuego en el invierno, mi volcán en erupcion, mis cenizas consumiendose , eres mi caos y mi calma oruga, no pienses si quiera en huir de mi, porque tú seras Ámbar De Chein no tienes escapatoria.
La beso, mis labios chocan con los de ella y no hay gentileza, no hay suavidad, es un deseo feroz de hacerla mía, para siempre, es ella, ella es mi elección, dicen que en la vida debemos elegir en algún momento entre la idea del amor y lo que es el amor, yo creo que hice la elección correcta Ámbar es la calma que precede aún cálido día de verano. Sus manos se enredan en mis cabellos, sus piernas se agarran de mi cintura y no se cómo pero lo siento antes que ocurra las cortinas caen sobre nosotros, una risa ahogada escapa de nuestros labios mientras nos quedamos asi envueltos en esas cortinas color menta mis manos sosteniendo su trasero y por una vez no estoy dudando.
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Peligrosa Adicción (Prime Borrador )
RomanceUn corazón incapaz de amar, hielo seco, seco como su alma en sequía , como su corazón agrietado, como una vida sin sentido. Kanat Chein es eso y mucho más, su vida ha sido la consecuencia de las decisiones de otros, en su mundo no cabe el amor, en s...