Me arruinaste

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Dominic Chein

Dejar ir , dejar ir las cosas que uno ama duele, de alguna forma te rompe en Miles de pedazos, todos en algun momento hemos tenido que dejar ir algo, un sueño, un don, e incluso algo material que ya no sirve, pero dejar ir a una persona es diferente, es mucho mas doloroso,dejar ir a Ámbar me ha resultado lo más doloroso que he podido hacer.

Y los primeros días quizás nisiquiera era tan consciente de lo que significaba de lo que es dejar ir, porque uno siempre cree que al final del camino los caminos se unen, que todas las calles te llevan al mismo punto, que en cien kilómetros abra un retorno, pero se nos olvida que la vida es una autopista de esas que fueron diseñadas para complicarte cualquier retorno.

La sobriedad me abandono desde que ella se fue, el vodka y el whisky ha Sido esa anestesia que para el dolor, que para los pensamientos, pero que deja un pésimo sabor, un pésimo olor y un dolor mas profundo, es como ponerle pañitos de agua fría a una fiebre sin parar la infección, se baja y luego explota porque la raíz del problema aún sigue latiendo.

—Señor Dominic ya ha bebido suficiente —la voz de Dimitri me hace levantar mi rostro de la barra, miró a una rubia bailar y nisiquiera puedo mirarle con algún tipo de emoción más que de insatisfacción porque no es la tonta de Ámbar, con sus cabellos rojizos, con esas mejillas sonrojozas, con esos ojos saltones y con esa manera de irritarme.

—Dejame en paz Dimitri —arrastro las palabras y le doy un último trago a mi vaso, ya que ha quedado seco.

—Ya llevas meses así, incluso fuiste al funeral de la abuela de tu cuñada con un estado etílico inapropiado, chocaste tu auto favorito, dejaste de ayudar a las mujeres, te has dedicado los últimos días a mirar fotos que te manda Danil como un maldito psicópata —levanto mi rostro y eso hace que Dimitri se frene—. Lo siento, solo que me duele verte así, siempre has Sido el más genial de todos, el más sensato, el más coherente e incluso el más inteligente.

—Sientate y pide trago —no se si mis palabras salen pero el toma asiento.

—Rubi dos tragos por favor —pide Dimitri sin mirarla, Dimitri tiene una capacidad de ignorar a la gente casi innata.

—¿Cómo están las chicas?

—Ya sabes que logramos reoganizarlas pero no me cambies el tema  ¿Piensas quedarte la vida entera siendo un alcohólico o moverse tu trasero y traer a la pelirroja de vuelta?

—Opcion A, no puedo traerla de vuelta ella ha decidido irse y no creo que yo sea bueno para ella.

—En eso tienes razón no eres bueno para ella, pero podrías intentar serlo —se encoje de hombros —. Yo no soy bueno para Olivia pero yo intento todos los días ser el mejor para ella, yo lo intento.

—¿Cómo haces para ser así con ella?

—No lo se, supongo que ella provoca todo eso en mi.

—Yo creo que ella estará mejor sin mi,  ya empezó a estudiar y bueno abrió hace dos días un pequeño café, se ve feliz sin mi, e incluso un rubio tonto le lleva flores, yo que puedo ofrecerle Dimitri una vida llena de peligros, una vida llena de incertidumbres y un corazón demasiado dañado, un hombre que está jodido por su padre, jodido por esa mujer que jugó con mi hermano y conmigo, sabes que eso nos daño a los dos aunque Kanat no lo acepte.

—Todos estamos dañados de alguna forma Dominic, todos tenemos nuestros cajones oscuros, no existe la gente luz , todos cargamos un poco de oscuridad, pero ya sabes ese es el dilema de la humanidad con que lado del cajón te vas a quedar.

—Yo siento que lo dañe todo cuando ayude a Rebbeca, creo que ella sintió que yo quería a Rebbeca.

—No es que lo sintió Dom, no intentes negar algo que es obvio quieres a Rebbeca eso no puedes ocultarlo, es como tratar de quitar una mancha de sangre de una pared con la mano.

—Bueno puede que la quiera pero ya no la quiero como mujer, no desde que me di cuenta de que esa Pelirroja no sale de mi cabeza, sabes porque quiero estar borracho siempre para no pensarlo, porque esto está siendo mi tormento personal.

—¿Y si ella está viviendo lo mismo?

Busco mi teléfono y busco las fotos que me pasó Danil, unas estúpidas fotos que he visto doscientas veces y que me hacen sonreír como un tonto y otras llorar como un idiota.

Dimitri observa la imagen sonríe , el muy idiota me sonríe, el que nunca sonríe está sonriendo.

—Me agrada esa chica —dice aún sonriéndome—. Pero recuerda Dom una foto no es felicidad, todos hemos sonreído para una foto con el corazon roto.

Sin decir nada más se levanta y me ayuda a levantarme está vez no me resisto porque simplemente estoy demasiado mareado para formular quizás otra palabra, veo a Rubí decirle algo a Dimitri y luego no recuerdo nada más, hasta que ya estamos en su auto y frente a la mansión, unas náuseas terribles se instalan en mi estómago e intento no vomitar dentro del auto de Dimitri porque aunque esté borracho tengo sentido común así que me lanzo del auto y vacío mi estómago justo afuera.

Está es la parte que nunca te cuentan del alcohol que es una mierda beber, que siempre terminas perdiendo algo, dinigidad, sobre todo dignidad y cuando no es tan malo, terminas perdiendo tus zapatos favoritos en un charco de vómito y un poco de spaghetti que se te cruzó en el almuerzo una pésima convinacion, cosas que no le desearía ni a mi peor enemigo, vomitar spaghetti, es más si algún día vuelvo a torturar a alguien le haré comer spaghetti para luego obligarlo a vomitarlo, en una escala de tortura eso estaría en un siete dejando las últimas escalas para la amputación, electricidad y abuso. Ámbar Martinez me arruinaste digo antes de que una bola de alcohol y spaghetti me impida pensar.

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora