No puede haber

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Kanat Chein

Cuando llega el momento de besarla me freno, tomo el velo que se ha puesto hacia atrás y con mucho cuidado se lo coloco hacia adelante, todos se quedan en un silencio sepulcral, veo a algunos de los hombres que me ayudaron a buscarla bajar sus cabezas en señal de respeto hacia ella y todos asienten consientes de que debe ser así.

Los ojos de Vegoña se llenan de lágrimas Pero yo no le doy tiempo de derramarlas, le lanzo el velo hacia atrás y estampó mis labios en los suyos, sin ningún pudor, mis manos viajan a su cintura y la aprieto más hacia mi, la amo, la amo de todas las formas que uno puede amar a alguien, siento su mano apretar la mia y me detengo.

Una ola se viene encima de nosotros Milena, Rebbeca, Tadeo, Varvyra, Brenda, Dimitri, Pavel, Malika ...

-Toda una vida creyéndome tu mejor amigo para que no me escogieras de Padrino -la voz de Giovanni me llega y no puedo evitar sonreírle.

-Viniste , pensé que no vendrías -le aprieto contra mi pecho mientras el hace lo mismo y golpea mi espalda.

-Y perderme de verte convertirte en un cordero.

-No soy un cordero imbécil -le riño mientras Vegoña se mete a saludarlo.

-Gracias por venir Giovanni -dice Vegoña mientras Giovanni retrocede para observarla, no me agrada su gesto ni un poco.

-Estas deslumbrante señora Chein -el escuchar llamarla así me sienta bien, suena genial saber que ella es mía, siempre sera mía.

-Gracias -dice descuidada mente Vegoña mientras saluda a Olivia, la esposa de Dimitri casi nunca está lejos de el, pero parece llevarse bien con Vegoña. Sadahuru viene directo hacia mi.

—Por fin te enlazaron corderito —y van a seguir.

—Que no soy un cordero.

—Si, se nota que no eres un cordero —se burla mientras me da un abrazo —. Estoy feliz por ti.

—Gracias , ¿Que has escuchado sobre nosotros?

—Tienes a todas las organizaciones mundiales con sus ojos puestos en ti y en tu apellido, pero intentaré querido amigo echarte una mano.

—Espero que Mikail no me traicione.

—Y hablando del rey de Roma mira quién se asoma.

—Felicidades Kanat —el presidente me da la mano , yo no lo he invitado a mi boda y se que no está aquí por eso.

Vegoña aparece agarrándome de la mano, sus ojos estudian la situación antes de saludar con la cabeza a ambos.

—Si me permiten a mi esposo que es la hora de nuestro baile de bodas.

—Adelante señora Chein , y muchas felicidades —dice Mijail pero me da una mirada de que necesitamos hablar urgentemente.

Vegoña me lleva al centro de la pista y aúnque estoy mejor ya llevo bastante rato de pie y el dolor empieza hacerse fuerte sin embargo intento disimularlo pues es su noche, tiene que ser perfecta.

Con iguales emociones con las expresiones
que en otra sonrisa no vería yo —susurro en su oído está canción que elegí para ella.

C

on esa mirada atenta a mi indiferencia cuando me salía de la situación —me sonríe ella mientras giramos en círculos, está preciosa, agradezco cada segundo que Dominic me llevará a ella aquel día.


Parece claro que aún estoy envenenado de ti es la cosa más evidente —canto mientras deposito un beso en sus labios hermosos y es como si el mundo se hubiera detenido y solo existieramos ella y yo, la amo con sus cabellos ondulados y cuando se los aliza, la amo con sus risas y sus llantos, la amo con su flacura y cuando se rellena, la amo cuando habla y cuando calla, cuando lee y cuando me pide que le lea, la amo como nunca he amado—. Te amo Vegoña De Chein.

—Te amo Kanat.

—Eres mía Vegoña te dije que caerias por mi —presumo mientras la hago girar abrazado a ella.

—¿Crees que yo caí por ti?

—Estoy seguro que caiste primero.

—¿Recuerdas cuando me diste tu número? —como olvidarlo.

—Si, también recuerdo como fingiste un secuestro para llamar mi atención.

Sus ojos se achican y hay mucho veneno a punto de salir.

—Te das mucha importancia Kanat Chein —sonrie complacida de su comentario.

—¿Vas a negar que no desapareciste con la intención de que yo te buscará?

—No desaparecí querido esposo, estaba divirtiéndome con chicos de mi edad —sus ojos brillan, está intentando provocarme.

—Eso no te lo crees ni tu misma amor, estabas sentada en un sillón en esa fiesta esperando que te pasará algo para poder escribirme.

Suelta una carcajada burlona.

—De verdad te das mucha importancia amor —la palabra le sale falsa y no puedo evitar reír—. Cuando me diste tu número en el centro comercial, yo dije que ese pez hielo caería por mi y mírate aquí estás.

Es cierto caí por ella pero no lo admitiré jamás así tengamos cincuenta años de casados no admitiré que caí por ella desde que me metió ese puño en la cara con todas sus fuerzas, la única mujer que golpeó mi cara y que no termino muerta, es la misma mujer que hoy oficialmente se ha convertido en mi esposa, quizás soy un masoquista.

—Yo caí por esos hermosos pechos —le digo mientras sonrió como un idiota, ciertamente los pechos de mi esposa serán siempre mi perdición.

—Eres un imbécil Kanat Chein —me mira con fingido enojo—. Voy hacerme una reducción de mamas a ver si tú amor es genuino.

Me lo pienso un poco ¿me gustaría Vegoña sin pechos?

—Aun me quedarían tus ojos —le sonrió triunfador —. Y si te sacas los ojos, aún me queda esa boquita y si te quitas esa boquita, aún me quedaría ese trasero y si aún te quedas sin trasero me quedaría tu cerebro, pero y si en todos los casos te quedas sin cerebro, me quedaría con el triángulo del paraíso.

—Eres insoportable idiota cállate y sigue bailando —me golpea el hombro muerta de la risa mientras su mano me tapa la boca y sigue riéndose.

—Te amo printssesa maniaca, te amo de todas las formas posibles y eso no cambiará jamás. Te amo por los años que nos esperan, por las arrugas que vendrán, por los hijos que tendremos y por los sueños que nos arroparán, te amo paloma gracias por no escapar de mi jaula.

FIN

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora