Te sacaremos de allí.

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Vegoña Vugoski

Bienvenidos a Rusia -un japonés de ojos negros, cabello pastoso y sonrisa reluciente,  envuelve a la italiana en sus brazos ella llora en su hombro-. Los sacaremos de allí.

Le surra el japones, me sorprendo del perfecto español que ha usado.

-Vegoña no te separes de mi -Rebbeca me susurra mientras aprieta mi mano, veo en sus ojos miedo, la seguridad del japonés está llena de hombres con cicatrices y tatuajes , rostros quemados, sus aspectos por así decirlo no son los más bellos del mundo, solo da miedo de ese miedo que te hace querer salir corriendo.

Empiezo a ponerme nerviosa cuando nos hacen subir a una Tahoe negra , mi corazón se siente desesperado, solo quiero que mi hermano esté bien.

Llegamos a una casa que supongo es la del japonés , agarro mi maleta de brazo que es lo único que he traido y bajo del auto, sigo a la italiana y a Rebbeca, el interior es bonito, pero nisiquiera puedo apreciarlo mi pecho late con una lentitud lastimosa.

-Necesito que se duchen , y vengan a comer -el japonés saca una botella de metal y se da un trago-. Luego las quiero a las tres en mi cuarto de armas.

Nadie contradice subimos a la planta siguiente y cada una entra en la habitación que le asignaron,me detengo frente a la habitación , no quiero estar sola con esa gente que ni conocemos, corro hacía Rebbeca y ella solo me asiente.  Ella entra a  la ducha yo me tiró en la cama y lloro en silencio, si algo le pasa a Tadeo, yo me muero, no podría imaginar vivir en un mundo en el que el no esté, se sentiría horrible y pesado, Rebbeca sale de la ducha y entro yo, en silencio, el agua me cae y lloro allí, en el único lugar que me permito romperme, al salir ya Catrina está en el pasillo con un cigarrillo en los labios , alza su mano para amarrarse el cabello y veo una R, en su brazo ,supongo que es un símbolo de su apellido.Ella baja el brazo y tapa el tatuaje y nos pide que bajemos.

-Coman -nos dice una mujer en japonés , lo sabemos porque ha señalado los platos y la mesa. 

Sadaharu está allí con otros hombres y los hombres de Catrina.

Rebbeca habla con alguien por teléfono y yo me obligó a comer algo.

Nos indican que debemos aprender algo en dos horas para defendernos, el japones me manda con la italiana.

Entramos en una habitación de armas, catrina me explica cómo usar un par de armas, no acierto ningún tiro, Catrina decide ir por los cuchillos.

Intento hacerle un corte, pero es demasiado rápida y antes de darme tiempo ya tiene el cuchillo en mi cuello, al final me manda a practicar en un muñeco, le doy varios cuchillazos y el cuchillo se me resbala, en una de esas no se que es lo que hago pero me cortó la palma de la mano y parte de la piel de mis dedos un ardor inmenso me atraviesa.

—Dejame ver —Catrina observa la herida, y arruga su nariz, busca agua y un paño, me echa el agua y solo hace que me arda, luego me da el paño—. Cuando regresemos la curaremos mejor.

Asiento solo porque apenas esto a empezado y ya estoy agotada. Me tiró en el suelo, y lloro,lloro como una chiquilla. 

-¿Vego que pasa? -Rebbeca pasa sus manos por mis mejillas en un intento de secar mis lágrimas, me envuelve en un abrazo.

-Rebbe no nací para estas cosas soy una tonta -le enseño  mi mano , ella arruga la cara y sus ojos muestran preocupación.

-¿Que te paso? -sus ojos se abren al ver la sangre en el pañuelo.

-Me he cortado yo misma con el cuchillo al intentar enterrarlo en un muñeco  -digo, entre las lágrimas-.

-Quizas los cuchillos no son tu fuerte -me ayuda a levantarme-. De todas formas no te preocupes Vego yo te protegeré.

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora