Un encuentro

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Dominic Chein

Veo a Pavel sentado en el banco frío de metal y es la primera vez en toda nuestra vida desde que sus padres murieron que le veo fuera de control, sus ojos están conteniendo un océano.

—Pavel ¿Quieres que me quedé? —pregunto acercándome a el y colocando una mano en su hombro.

—¡No Kanat te necesita! —su voz es firme pero se que si pudiese dividirme en dos el me pediría que lo hiciera.

—Ella va a estar bien —digo tratando de calmarle, pero es difícil, lo entiendo completamente.

—Por favor mandame refuerzos —es todo lo que dice mientras cierra los ojos un segundo y da un respiro profundo, como si buscará aire en una habitación vacía de este—. El intentará llevársela.

—¿Es tuya? —Pregunto, en nuestro mundo si un hombre está contigo por primera vez y es el primero, le perteneces totalmente, por encima de su padre y de su sangre.

—Completamente Dominic, nunca me había sentido así con nadie, tu me conoces soy un desgraciado, y eso estaba bien, hasta que apareció ella, ahora no se, ella es como un huracán que llegó a derrumbarlo todo.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro, así es el amor supongo es como un huracán que llega a derrumbar todo lo que creías que tenías armado. Ámbar aparece con su melena rojiza desordenada completamente.

—¿Pudiste llamar a Lina?

—Si, está bien, Danil está allí gracias a Dios.

Asiento mientras le doy a Pavel otra mirada, su cabello rubio que suele llevar en trenza está suelto y su aspecto es triste, la cicatriz de su rostro se ve más profunda que nunca.

—Bueno cachorro debo irme en lo que llegue a Rusia te llamo —lo aprieto con fuerza, Ámbar solo le da la mano y salimos del hospital, apenas hay cinco hombres de Kanat aquí , no es nada, solo espero que al llegar a Rusia pueda mandar refuerzos a Pavel.

Aunque no creo que vayan a meterse en la cueva del lobo, por la voz de Kanat la última vez que hablamos algo muy malo paso con Vegoña, y si me pidió volver así, es porque piensa lanzarse a la venganza y necesita a alguien que lo cubra o que lo acompañe.

—¿Estás bien? —pregunto a Ámbar que está muy callada.

—Solo estoy nerviosa Dominic, todas las cosas que han pasado me tienen los nervios de punta.

—Todo va a estar bien —nos subimos al auto de uno de los hombres que mando Korrat por mi, al parecer se va a comprometer con Nikita pronto y entonces ha estado muy amable con Kanat.

Al subir al auto, envuelvo a Ámbar en mi brazo y aprieto su rostro a mi pecho, está agotada lo se, su rostro se ve el cansancio acumulado, acaricio su cabello, haciendole masajes en su cabeza, al cabo de unos diez minutos se ha quedado dormida, al cabo de media hors estamos en el aeropuerto privado de un amigo de Zacarías.

—Oruga —susurro mientras le aparto los mechones del rostro—. Ya llegamos.

Ella apenas abre los ojos mientras asiente, vuelvo a intentarlo hasta que por fin, logro que sus hermosos ojos grises me miren, me da una pequeña sonrisa mientras bajamos del auto, y me despido de Sergei.

El piloto nos está esperando, lleva un traje blanco de pie a cabeza, apenas unos pequeños destellos de un azul oscuro se ven en el traje, veo el avion es un bombardier Learjet  35.

—Buenas noches señor Dominic, buenas noches señorita, es un placer conocerle, soy el piloto Rambo.

—Buenas noches Rambo, ella es mi novia —digo mientras Ámbar le da la mano.

Observo el avión una vez más, Nada mal, en la FANV aprendí a pilotear diferentes avionetas, elicopteros y por supuesto algunas veces aviones privados. Al subir veo los ocho puestos aproximadamente, todos son de un marrón oscuro y el espacio está convinado en blanco, veis y marrones.

—Esto es increíble —Ambar se acomoda en uno de los muebles —. Jamás había estado en un avión así.

Pienso en decirle que este no es muy lujoso pero entonces recuerdo de donde viene Ámbar así que decido callar.

—Me alegro de que estés disfrutando de esto Oruga —me acomodo a su lado mientras estoy escuchando el motor encender.

—¿Dominic dijiste allá abajo que soy tu novia?

—Eres más que eso Oruga —beso su nariz mientras ella sonríe,después de todas las cosas que hemos vivido, me he dado cuenta de que Ámbar es mucho más importante de lo que yo creía.

El viaje pasa en tranquilidad Ambar se acurruca a mi con cuidado de no lastimarme, aún la herida está delicada y si no fuera por los contactos de Zacarías yo no estaría aqui.

Cuando llegamos a Rusia me siento más calmado, el llegar a mi país me da esa calma que no pensé que buscaba allí, Kanat está en el auto, al verme una sonrisa genuina se dibuja en su rostro y probablemente también en el mío.

Abro la puerta permitiendo que Ámbar pase.

—Kanat —saluda Ámbar mientras yo subo.

—Hermano —Kanat me da un apretón de hombro, le devuelvo el gesto.

—¿Que ha pasado con Vegoña?

Sus ojos grises se oscurecen.

—Hablaremos de eso más tarde, por cierto Tadeo Vugoski llegó anoche —en su tono hay una advertencia que no entiendo así que sigo en calma.

Cuando llegamos a casa, Dimitri acomoda a Kanat en la silla de rueda, pero me quedo de piedra cuando veo a Kanat sostenerse solo en el aire.

—¿Estás parado solo?

—Si, es lo único que logro hacer —se queja pero yo lo envuelvo en mi brazo y le aprieto con fuerza.

—Lo vas a lograr Kan —digo mientras  me aparto para que lo coloquen en la silla de ruedas.

Empezamos a caminar hacia la mansión, mi mano va entrelazada con la de Ámbar , al llegar a la mansion y entrar siento una tension entraña en la mirada de Kanat.

Cuando empezamos avanzar escucho su voz, esa voz la reconocería hasta en el fin del mundo todo mi cuerpo se tensa al verla, ella está aquí, después de todo este tiempo la vuelvo a ver, sus cabellos castaños están sueltos, su piel cremosa se ve aún más hermosa que ante, sus ojos marrones tienen ese delineado perfecto y sus labios rojizos como la sangre, está aquí, Rebbeca Bosher está aquí.

Nuestras miradas se encuentran y es como si el tiempo se detuviera para mí, absorbo cada detalle de su presencia, estoy perdido en ella hasta que la voz de Tadeo me hace volver, me giro para ver a Ámbar, sus ojos grises están apunto de llorar.

No necesito presentarla, ella ya lo sabe, sus ojos me lo gritan, lentamente suelta mi mano, como si le quemara tocarme.

—Permiso, voy a ducharme —se disculpa con todos y sale de allí, yo debería ir con ella, yo debería perseguirla, sin embargo me quedo allí, parado observando a Rebbeca.

¡Maldición!

Peligrosa Adicción (Prime Borrador )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora