Kanat Chein
Mijail está allí, esperando por mi en su oficina, cuando entro lo primero que observo es que hay seguridad acompañándolo, casi me rio en su cara, pero dada la gravedad de la situación decido ocultar mi diversión.
—Mijail, gracias por la confianza.
—No lo tomes personal Kanat, un hombre como yo no estaría aquí , si no fuera como soy.
No lo discuto para estar en la política hay que tener astucia y mucha malicia.
—¿Cuéntame que pudiste hacer por mi?
—Las cosas están muy feas para ti y tu hermano Dominic, tienen orden de captura en muchos países de Latinoamérica y europa —dice mientras me señala unos papeles, observo un poco son informes de la dea , de la FANV, e incluso de la interpol, la ONU.
—¿Cuál es la buena noticia?
—Que mientras yo esté de presidente puedes gozar de inmunidad aquí, pero fuera de aquí Kanat yo no puedo hacer nada más.
—¿Con que condición?
—Me gusta como eres Kanat quizás por eso me agradas, sin rodeos—dice mientras juguetea con un bolígrafo dorado—. Que sigas invirtiendo mi dinero y lavandolo.
—Me parece perfecto.
—Otra cosa Kanat solo tienes 4 años de libertad no lo olvides, en lo que yo deje de ser presidente, tu libertad será una ilusión.
Asiento, mientras le doy la mano, y salgo de allí sintiendo el peso de la verdad, siempre he sabido que mi destino es una prisión, pero ahora con Vegoña en mi vida, estaba soñando con vivir una vida como la de los demás, quizás para mí no hay redención , quizás hay algunos como yo que tenemos que morir por el peso de nuestros pecados.
—Vamos a casa Dimitri —pido mientras llamo a Vegoña.
Al tercer tono me contesta.
—¿Cómo está tu abuela?
—Dicen que la van a pasar mañana a la habitación hoy pasará la noche en observación.
—Me alegro de que esté mejor nena,voy camino a casa.
—¿Cómo te fue a ti?
—Te cuento en lo que esté allá.
Sin más cuelgo , el dolor en mi espalda hace que me sienta aún peor, intento pensar en como detener lo indetenible pero es imposible. Al llegar Dimitri me sube en la silla de ruedas, pero yo intento caminar, solo doy dos pasos cuando caigo , si no fuese por Dimitri me hubiera caído de bruces , un dolor sordo se instala en mi cuerpo y termino de nuevo en la silla.
Al entrar veo a Varrvy llorando sus ojos están enrojecidos.
—¿Que pasa Varrvy?
—Kanat porque Ámbar se fue , porque me abandono como mamá.
—Ven acá preciosa, Ámbar va a volver , solo ha peleado con Dominic no llores , todo va a estar bien.
—Ella me agrada Kanat , ella es la única aquí que me presta atención , incluso tu te olvidas de mi.
—Lo lamento , trataré de prestarte más atención ¿Si ? —ella se aferra a mi como cuando tenía cinco años —. Ahora anda a jugar un rato, no llores.
Se baja de mi regazo y sale corriendo al jardín, esa es la diferencia entre los niños y los adultos, los primeros saben cómo lidiar con la frustración y dolor mucho más rápido que un adulto.
Me dirijo a la cocina que es donde siempre encuentro a Vegoña.
—Mi printssesa maniaca —llamo tocando la puerta.
Ella abre las batientes, mientras veo que lleva puesto un delantal, un poco de harina en su mejilla, y sus cabellos en una cebolla apretada.
—¿Cómo te fue ruso?
—Bien pudimos negociar y ya todo está arreglado —miento para no llenarla de más preocupaciones.
—Me alegro —deposita un beso en mis labios y se separa, su rostro está triste, tan triste que no puede evitar ocultarlo.
—¿Que horneas?
—Un pastel de piña para Ado, es su favorito —una lágrima se escapa de su hermosos ojos verdes.
—¿Pasa algo Vego?
—Creo que Ado se despidió hoy de mi Kan, no quiero perderla, ella es como una mamá para mí, ella seco mis pies hasta que tuve quince años.
—Ven aquí amor —me duele verla así.
—No quiero perderla Kan.
—No la vas a perder ella va a estar bien —digo mientras acaricio su espalda dándome cuenta de que está muy delgada—. ¿Comiste hoy?
—No tengo hambre Kanat.
—Voy a prepárarte algo yo —digo decidido a arreglarle el día.
—¿Vale tu sabes cocinar?
—Solo te haré un sándwich de Atún —eso hace que ella sonría y juro que es la sonrisa mas preciosa del mundo.
Se levanta y busca los ingredientes, mientras coloca un banco frente a mi ya que en la silla de ruedas no alcanzo el mesón.
—¿Alguna vez has hecho uno de esos? —bromea divertida ante mi poca habilidad para abrir el pan.
—Creeme soy el mejor haciendo estos sandwiches, es más algún día podríamos vivir de estos sandwiches que voy hacerte.
Espero que jamás tengamos que vivir de eso, porque seguramente moriremos de hambre. Cuando por fin logro abrir la bolsa, saco los panes le coloco el atún.
—Pasame tomate y el jalapeño, y pepinillos por favor —pido mientras voy distribuyendo el contenido en el pan.
Miró de reojo a Vego quien sonríe divertida.
—Salsas por favor —le coloco la salsas a placer y Vegoña niega—. El secreto está en las salsas.
Le guiño el ojo, mientras ella va devolviendo las cosas a su lugar.
—Tenga señora De Chein —amo llamarla así podría pasar el resto de mi vida llamándola así.
Ella me tapa la cara con la mano, antes de agarrar el sándwich de ella.
—Pruebalo.
Le da un mordisco y una sonrisa se dibuja en sus labios.
—No creo Kan que podamos vivir de esto —bromea aún con el pedazo en la boca.
—¿Estás diciendo que no me quedo bueno?
—Con hambre Kan todo sabe sabroso —me guiña, muy pocas veces ella me guiña pero es tan preciosa que me pierdo en ella.
Allí estamos los dos como debería ser, y el recuerdo de que solo podré vivir con ella cuatro años me hace querer disfrutar el triple cada milésima de segundos.
—Vegoña, Vegoña —la voz de Tadeo se escucha por el lugar, algo está pasando porque su voz suena mal.
Vegoña suelta el pan y sale corriendo , yo hago todo lo que puedo para alcanzar en la silla, Tadeo se abraza a ella y no necesito escuchar lo que le dice, ya puedo saberlo todo, una sensación de opresión se instala en mi pecho, el grito desgarrador de Vegoña me pega directo en mi alma haciendo que pedazos se rompan junto con ella.
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Peligrosa Adicción (Prime Borrador )
RomanceUn corazón incapaz de amar, hielo seco, seco como su alma en sequía , como su corazón agrietado, como una vida sin sentido. Kanat Chein es eso y mucho más, su vida ha sido la consecuencia de las decisiones de otros, en su mundo no cabe el amor, en s...