Kanat Chein
Su cuerpo delgado esta bajo el mío, sus ojos jade están más oscuros que nunca, su nariz pega de mi barbilla y puedo sentir su respiración agitada, sus labios gruesos pero finos se llenan de saliva cuando los hunde en su boca, un gesto que me hace perder la cordura, está aquí en Rusia por mi, por mi cumpleaños número treinta y cuatro, un sueño que no merezco.
Me levanto, y le tiendo la mano, para ayudarla, sus ojos jades me miran con la tenue luz de la lámpara, puedo ver su miedo, pero a la vez hay algo más intenso que el miedo en sus hermosos ojos.
—¿Cómo llegaste aquí?—mis palabras salen disparadas, no soy un hombre de miedos pero por una vez lo tengo, tengo miedo de que alguien la lastime—. ¡Por qué no me dijiste, pudiste correr peligro Vegoña¡
—No sería una sorpresa —susurro divertida, la atraje hacia mi, su cuerpo delgado se fundió con el mío, mi pequeña Paloma.
—Es peligroso printssesa no puedes andar así por el mundo, hay peligro —intente que sonara como un regaño pero no llego a eso, coloque un mechon de su cabello rubio oscuro detrás de su oreja.
—Dominic me ayudó —se disculpó con una sonrisa tímida, el que Dominic le ayudase me da alivio, se que el se aseguró de que estuviera fuera de peligro.
—La próxima vez, pídeme ayuda a mi —susurre en sus labios, antes de darle un beso, sus labios se abrieron para mí como una melodía perfecta, con la sincronía perfecta, como si su boca fuera el músico y yo el instrumento.
—Kan —susurro, separándose de mi —. No he venido aquí para acostarme contigo , yo te traje otro tipo de regalo.
La desilución se instalo en mi rostro y estoy seguro que Vegoña lo noto.
—¿Que pasa Vego ? ¿No eres ya mi prometida?
—Quiero que sea en nuestra noche de bodas —susurro bajando la mirada.
—¿Noche de bodas? ¿Piensas que esperare cinco meses?
—Podrias esperarlos —el enojo en su voz fue evidente —. Pero no te pediré algo que no puedes cumplir.
Se alejo de mi, como si se diera cuenta de quién realmente soy ¿Realmente podría esperarla tanto tiempo? ¿Vale la pena? Oh sí estoy seguro de que su intimidad sera mi más peligrosa adicción, me perdería mil veces en ella y dentro de ella.
—¿Entonces cuál es mi regalo? —bromee para quitarle tensión, no le diría cosas hermosas como que la amo y la esperaré, o toda esa mierda que usan los romeos modernos.
—Dejame buscar mi maleta —la atraje por la cintura y volví a robarle un beso antes de dejarla ir, sus manos rozaron con suavidad las mías, antes de que ella pudiera agarrar la maleta, se la quite de las manos.
Ella empezó a protestar, sin hacerle caso abrí la maleta, su ropa estaba allí, ví unas prendas íntimas algunas no se veían muy sexy , unos hello Kitty ¿Es enserio? las ignore, aunque las ganas de alzarlas y olerlas me tentaron varias veces,revolvi todo hasta que en el fondo habia un regalo envuelto, se veía del tamaño de una hoja carta o algo así, la mire primero para ver sus ojos verdes contrariados entre la rabia y la espectacion, una maravillosa combinación.
—¿Que es? — sonreí ,preguntano mientras sostenía el material en mis manos, nunca recibo regalos, la gente dice que lo tengo todo y que por eso no saben que regalarme, o si me regalan algo de verdad ya lo tengo y no es la cosa más especial del mundo.
—Tienes que abrirlo para ver qué es —la diversión en su rostro menguo un poco su rabia por revisar su maleta, yo solo quería molestarla, porque adoro como se ve molesta.
Saque la cinta color azul menta que tenía en el rededor, empecé a despegar con calma los pliegues sintiendo que no era un libro o alguna cosa que pudiera imaginar, entonces una pequeña pizarra de madera con fondo negro tenía unas palabras escritas en Ruso, se ve que se uso una tiza de colores para lograr un efecto más colorido al objeto, pero todos esos detalles se vieron opacado por el significado de las palabras.
No sé cómo callar cuando mi corazón está hablando. Dostoyevski
En la escuela había leído alguno de sus poemas, pero ni siquiera tenía idea de que alguno pudiera significar algo. Así se siente el amor, no puedes callarlo porque tu corazón habla por el.
—¡Lo siento , pensé que te gustaría! Yo no sabía que regalarte, yo pensé ...—la agarre pegándole a mi, su cuerpo tibio es un bálsamo para mi alma.
—Me encanta Vegoña —bese su mejilla, baje a su cuello, perdiendo me entre su clavícula y la entrada a sus perfectos hombros huesudos, sus manos se aferraron a mi cabello haciendo un ronroneo saliese de mi interior, quería otro tipo de regalo y me encargaría de tenerlo, la deposite con cuidado en mi cama, verla allí me encantó, podría acostumbrarme a tenerla siempre allí, sus ojos jade se veían ansiosos como los ojos de un venado asustado, me subí encima tratando de controlar con un brazo mi propio peso para no hacerla sentir aplastada, fui depositando besos en cada parte de su piel, hasta llegar a su vientre, me llevo unos segundos desabrochar el jeans, y bajarlo por completo hasta la mitad de sus muslos.
—Kanat —su voz esta mezclada entre el deseo y la cordura, ya sabemos quién siempre pierde esa batalla.
Le sonreí en su intimidad, bese su ropa intima con adoración, acaricie cada parte de ella sin aún deshacerme de la tela, mire su rostro para ver su urgencia dibujada en cada fibra de este, moví la tela hacia un lado, con mi nariz roce su entreda, oliendo su intimidad, el olor más delicioso que nada, mi lengua empezó a rozar sus pliegues carnosos, me tomé el tiempo mientras mis manos acarician sus pechos rosados, la vista que me ofrece desde aquí abajo es digna de una obra de arte, cuando su intimidad se abulto y sus caderas se inclinaron en busca de más, me perdí en trazos circulares en su intimidad, su sabor me hizo estar al borde de explotar.
—Kanat —su voz se volvió ronca y suplicante, deliciosa—. Kan
—¿Dilo printssesa?
—Kan —el conflicto en su voz se volvió cada vez más intenso —. No pares.
Esto no era ya una súplica, era una demanda. Sus manos se enredaron en mi melena haciéndome hundir en su intimidad, sonreí ante su deseo, hermosa , sentí como su intimidad se abultaba, me aleje solo para ver su intimidad, su sexo rosado, pero lo que me dejó impactado fue su abertura, no había un hueco grande allí como en otras mujeres, era tan pequeño, roce con mis dedos el lugar, antes de subirme y encontrarme en sus labios, sabía que si apretaba un poco más su orgasmo sería eminente, pero quería disfrutarla.
—Voy a meterte el dedo —susurre en su oído, ella asintió absorta por el deseo que ya se elevó en su piel.
Con cuidado hice presión para meter uno de mis dedos, su cuerpo se tenso y Vi el dolor en su rostro, si definitivamente sería doloroso para ella tenerme dentro, si un dedo podría tensarla, mi pene hacerla chillar y no de placer, definitivamente tendremos que trabajar en esto, los últimos meses.
—¿Te dolio? — sus ojos me dijeron la respuesta, bese sus labios nuevamente dándole tiempo a qué la incomodidad pasará de su cuerpo, cuando sentí que se relajaba moví con cuidado mi dedo, está vez ella no se tenso, seguí repitiendo lentamente el movimiento hasta que ella misma busco más intensidad, luego intentaría abrirla más, pero hoy solo quería escuchar esa boquita gemir, sus labios se abrieron apunto de lanzar el más rico gemido que he escuchado, cuando su sexo apretó mi dedo lo supe, estaba corriendose para mí.
—Kan no te detengas —su voz salió cortada ¿Detenerme? Jamás printssesa.
Su boca se apretó a la mía, su labio mordió el mío, sus manos me clavaron las uñas en mis antebrazos, Vegoña Vugoski es mi perdición, mi intimidad está apunto de derramarse en mi interior como si fuese un quinceañero patético, me rei de mi mismo porque apenas mi pierna esta pegada de su muslo, será para mí una tarea difícil lograr alcanzar un buen tiempo con esta mujer.
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Peligrosa Adicción (Prime Borrador )
RomantizmUn corazón incapaz de amar, hielo seco, seco como su alma en sequía , como su corazón agrietado, como una vida sin sentido. Kanat Chein es eso y mucho más, su vida ha sido la consecuencia de las decisiones de otros, en su mundo no cabe el amor, en s...