Dominic Chein
Los cuerpos fueron puestos en el arco de la frontera, como si la imagen de estos descuartizados no fuera perturbadora, le agregamos una firma que fue hecha con la propia sangre de estos.
Las imágenes en la tv están siendo censuradas, mientras algunos periodistas vomitan, me tocó el puente del tabique cuando escucho el nombre de los Chein en el noticiero, nos describen como bárbaros, satánicos, crímenes de lesa humanidad y hay ocho países europeos que se han puesto en orden para capturarnos.
El presidente de Rusia a salido hablar, diciendo que si se comprueban dicho hechos todo el peso de la ley caerá encima de nosotros.
—¿Puedes calmarte? —Kanat está tratando no se que mierda de levantarse de la silla, y sentarse, pero no logra mucho.
—¿Tu no estás entendiendo esto?
—Orden de captura para los Chein ya lo escuché unas diez veces, vamos hablar primero con el presidente Ruso, y luego entonces sabremos que tan hundido está el barco.
—¿A qué hora te dió cita? ¿Y si nos entrega?
—No tenemos otra opción Dom el único que puede darnos inmunidad es Mijaíl, dentro de una hora.
Asiento mientras me levanto del sillón, necesito darme una ducha y calmar un poco mi mente.
—¿A dónde vas?
—Voy a ducharme regreso en un rato —Kanat solo asiente mientras dejo el salón.
Voy caminando hacia mi ala cuando justo los veo, Ámbar , el idiota de Korrat y Varvy, un instinto asesino que jamás habia experimentado se dispara en mi, una ira feroz, Ámbar le pone la mano en la rodilla a Gedeon y se ríe en una carcajada sonora el idiota hace lo mismo e incluso mi hermana les sigue. Doy unas zancadas y cuando me ven todos se apagan.
—¿Cuál era el chiste? —mi voz sale dura casi inflexible.
—No creo que lo entiendas —es Ámbar que comienza a reírse y los otros dos le siguen.
—¿Pues podría intentar explicarme lo? —digo mientras jalo una silla y me uno al grupito de infantes.
Todos se miran y luego vuelven a reír.
—Lo siento llegaste tarde —siento que sus palabras tienen un mensaje sublime, le miró inquisitiva mente.
—Chicos nos vemos más tarde tengo cosas que hacer —su piel traslúcida apenas está cubierta por un top que muestra demasiado, siento una necesidad de cubrirla con mi chaqueta, pero me detengo justo allí.
—Vale Am, yo también —Gedo se levanta e incluso Varvy me mira con una disculpa que no pronuncia.
Al final me dejan allí solo como un idiota,me levanto de la silla y sigo a Ámbar, quien a entrado en mi habitación, cuando entro me quedo perdido en su piel cremosa, los jeans anchos que cargaba han desaparecido, su top está en el suelo y su melena rojiza le llega hasta la curva del pecado.
Es hermosa de una manera indescriptible, es como una escultura señida en pura calma y perfección. Se gira sonriéndome hay diversión en su mirada, esos ojos grises que son como carbones muriendo hoy tienen una chispa de fuego.
—¿Piensas quedarte allí todo el día?
—Podria —confieso mientras me voy acercando a ella, toda la valentía que estaba demostrando la pierde al segundo en que mis manos viajan a su cuello, es tan preciosa, tan frágil—. Estás jugando con fuego oruga.
—Me gustaría quemarme Yestrid —su voz es todo lo que necesito para que mis labios caigan en los suyos, no hay resistencia , no hay rabia, solo deseo, un deseo primitivo, feroz y errático.
—¿Por qué intentas ponerme celoso? —la depósito en la cama mientras poso mi mano en su cuello, suavemente, sosteniendo la tan suave alli—. ¿Por qué estás haciendo esto?
—¿Estás celoso de Gedo?
Bajo mi mano y sostengo sus bragas con mi dedo pulgar apenas roso su entrada puedo ver la frustración crecer inmediatamente en sus ojos.
—¿Que dijiste? —paso mi mano por su vientre y cuando llegó a su entrada me detengo.
—¿Estás celoso de Gedo?
—No puedes ponerle diminutivo a ningún otro—rozo sus entradas abriéndome espacio y para mí sorpresa está tan empapada que mis dedos ruedan.
—Yo puedo... —introduzco un dedo haciendo que sus palabras se corten.
—Dom, Domi , Yestrid —susurro en el lóbulo de su oreja —. Estás entendiendo oruga.
No le doy tiempo de contestar, disfruto de sus labios carnosos tan suaves y cálidos, de las pequeñas pecas que se dibujan en sus pechos, de su ombligo y de su intimidad, sabe rica, su humedad es deliciosa, sus caderas se suben buscando mas de mi, mi lengua va trasando círculos, sus manos me hunden en su intimidad y siento mi propio placer a punto de estallar,siento como todo su cuerpo se empieza a tensar para luego explotar, explotar en un orgasmo delicioso, no le doy tiempo de reponerse cuando suavemente me introduzco en ella, la agarro suavemente haciendo que su boca se abra, escupo en ella su propio sabor, veo el fuego en sus ojos , está muy exitada y yo también, comienzo a moverme y su intimidad empieza a apretarme, es como si me moridiese. S
—Vamos Domi —susurra en mi oido—. Hazme venir me otra vez.
—Dimelo —pido y ella sin pensarlo lo suelta.
—Yestred —susurra mientras yo la atacó con ferocidad haciendo que todo su cuerpo colicione ante el placer y al verla así con su boca entre abierta, sus cabellos desparramados por toda la cama, sus pechos rosados y ese brillo del sudor, no puedo contenerme más y exploto en su interior.
Unos golpes en la puerta le hacen soltar una maldición, tardo unos segundos en recuperar mi aliento.
—¿Que pasa? —me quejo mientras acaricio la melena rojiza de Ámbar.
—Lo siento —es Vegoña—. Kanat te mando a llamar, ya llegó el presidente.
Los ojos de Ámbar me miran con Miles de preguntas, yo suelto una maldición.
—Dile que voy en diez minutos —digo porque quiero quedarme un poquito más con Ámbar así.
Vegoña solo asiente y luego el silencio reina.
—Estas preciosa —susurro en los labios carnosos de Ámbar.
—¿Que hace el presidente aquí?
Sus manos juegan con el vello de mi pecho.—Tenemos unos problemitas oruga, pero prometo solucionarlos, no quiero perderme de todo esto —le miró descaradamente y ella posa su mano en mi rostro tapándolo.
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Peligrosa Adicción (Prime Borrador )
RomanceUn corazón incapaz de amar, hielo seco, seco como su alma en sequía , como su corazón agrietado, como una vida sin sentido. Kanat Chein es eso y mucho más, su vida ha sido la consecuencia de las decisiones de otros, en su mundo no cabe el amor, en s...