76. Asesino

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Johan no fue a clases. No pude evitar preocuparme al imaginar las cosas que podría estar haciendo, porque se sintió muy culpable de todos los problemas que me generó, y aquellas cortadas en su brazo indican que no está muy contento con su vida, por lo que quitársela no se le hará problema.

La vez que me reveló su identidad y no hablamos por semanas, el señor Scott me dijo que Johan pensó en suicidarse, y creo que podría estar sucediendo lo mismo en este momento. Tanto fue el miedo que debía confirmar que él se encontrara bien, y como no contestaba ninguno de mis mensajes le pedí a Min que me llevara a la casa de Johan.

El doctor le dio claras órdenes de que no podía ir allí, pero le dije a Min que me quedaría en la puerta a preguntar una simple cosa, así que no me costó mucho convencerlo. Fue al terminar las clases que me llevó en auto y estacionó no muy lejos para tenerme un ojo encima atento a cualquier signo de peligro al que pueda enfrentarme.

Es entendible la paranoia, así que no me quejé.

Toqué el timbre un par de veces, con la mente en blanco al no haber pensado en nada que decirle a Johan al verlo, y la puerta se abrió, pero fue Oliver quien me recibió. Su mejor amigo el cual sabe todo de él... y me pregunto si también estuvo al pendiente de mi secuestro.

— ¿Tara? —preguntó alzando sus cejas, no muy sorprendido de verme.

Esa reacción tan simple no me ayudaba a saber si sabía de mi desaparición o no. 

— Hola, Oliver —sonreí ligeramente— ¿Está Johan?

— No. Se... acaba de ir.

— Ah... ¿Sabes adónde fue?

— Ni idea —hizo una pequeña mueca con los labios sabiendo que no estaba siendo de mucha ayuda.

— Bueno... Gracias —él asintió y cerró la puerta luego de despedirse, por lo que me regresé al auto.

— ¿Ya está? —me preguntó Min viéndome subir a los asientos traseros.

— ¿Podemos hacer otra parada en el taller mecánico, por favor? —lo miré a través del espejo retrovisor, y en medio de un suspiro me asintió.

El viaje no fue largo, llegamos casi de inmediato. Min me esperó afuera y yo me adentré en el taller, donde únicamente veía trabajar a un chico que desconocía, dándome una sensación familiar nada linda de hace meses.

Antes de enterarme de que Johan había ido a un manicomio, creí que le había pasado algo malo porque no supe nada de él, y cuando fui a buscarlo al taller, él tenía un reemplazo, situación que no ayudó a mi miedo de imaginar que algo le había pasado. Imagino que eso estoy viendo ahora mismo; su reemplazo. porque miro a los lados y Johan no se encuentra en ninguna parte.

— Disculpa —me acerqué al chico que estaba encargándose de la llanta de una camioneta, y él volteó su cabeza para mirarme— ¿Conoces a Johan? Trabaja aquí.

— Sí, trabajo con él —se puso de pie y yo suspiré aliviada al entender que el chico no era lo que yo pensaba— ¿Lo estás buscando?

— Sí... ¿Sabes dónde está?

— Justo allí —señaló el otro taller y yo asomé mi cabeza, viendo nada más que un vehículo rojo.

— Claro... Gracias —le mostré una pequeña sonrisa y pasé al taller sintiendo que se me iba formando un nudo el estómago.

Me adentro en el taller y frunzo las cejas confundida al no ver a Johan por ninguna parte, pero un sonido bajo el auto me hace entender que estaba trabajando allí. Rodeo el vehículo y lo veo recostado en el suelo, con unos pantalones holgados negros y una pierna flexionada, para nada percatado de mi presencia.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora