45. Espera eterna

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

El fin de semana se sintió una pesadilla eterna que jamás terminaría, todo porque recién el lunes tendré la oportunidad de ver a Tara después de mi declaración, luego de que vio mi verdadera forma de ser, tanto la psicópata que tenía un cuerpo desmembrado detrás suyo, como la obsesionada y desesperada por su atención.

No era problema para mí ser tan rogón, literalmente me vuelvo un sumiso con Tara, yo haría lo que fuera con tal de estar a su lado, con tal de que me preste atención.

Amaría a Tara incluso si me trata como mierda, incluso si juega con mis sentimientos, no me importa, me puedo acostumbrar si al final de día seguiré con ella. Claro que Tara no es de esas personas, es muy dulce y linda como para ser así de cruel, pero debía dar un ejemplo para que se entienda que sin importar cuánto me denigre una situación, yo haría hasta lo imposible para ser de ella.

Esa era mi meta. Esa siempre fue mi meta. Pertenecerle.

Me encontraba en el taller mecánico con Scott, que me veía boquiabierto porque trabajaba con una sonrisa enorme. Toda la situación tensa de comenzar mi plan, luego salir con Tara, y luego temer de no ser aceptado hizo que jamás enseñe una pizca de felicidad. Tanto trabajo era agotador, y cierta parte de aquella personalidad amargada que me creé para estar cerca de mi amada se me contagió a mi verdadera personalidad, pero de seguro se me irá en cuanto me vea con Tara el lunes, es decir, mañana.

— Así que... tuviste un buen fin de semana —habló Scott en lo que yo reponía los neumáticos de un auto.

— Fue más que bueno —me puse en cuclillas y ajusté los tornillos.

— ¿Y no vas a darme ninguna novedad?

— Aún no, prefiero esperar a mañana.

— ¿Por qué?

— La voy a ver.

— Creí que ya la habías visto —lo miré— ¿No es por eso que estás feliz?

— Es un poco más complicado.

— Tengo todo el día. Iré a prepararme un té —corrió a su oficina para apresurar la situación, ya que Scott tiene un fanatismo enorme por el chisme.

El té terminó de prepararse en cuestión de minutos y cuando terminé de trabajar en el vehículo tomé asiento en una mesa de herramientas, donde Scott hizo espacio para apoyar su taza.

— Ve directo al grano —dijo— ¿Aceptó o no?

— Está en la etapa de negación, pero pronto lo aceptará y volveremos a estar juntos —enseñé una ligera sonrisa para despreocuparlo, algo que no pareció funcionar.

Nos quedamos en un silencio incómodo que no duró más de un minuto, mientras Scott entrecerraba los ojos en un intento de leer mi gesto, buscando saber si estaba bromeando o no.

— ¿Hablas en serio? —rompió el silencio de una vez, y yo asentí— Creo que... ya perdiste la cabeza —rascó su nuca poco convencido de mis respuestas poco demostrativas— A ver, dime con detalle. ¿Cómo lo negó?

— Se puso a llorar diciendo que ya no me amaba, y demostró tener asco por mí, al igual que odio, porque no me quería cerca. Incluso me empujó como tres veces —Scott alzó sus cejas costándole creerse mis palabras, pero yo continué hablando— Yo le insistí y le dije que haría lo que fuera para remediarlo, aunque ella se veía bastante convencida, así que me a-

— Déjame detenerte —enseñó la palma de su mano como seña y yo miré— ¿Qué me dice que no estás teniendo ilusiones?

— ¿Eh? —fruncí las cejas confundido.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora