84. Escena de celos

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

— Aprovecha el último receso y sal con él —me dijo Chris notando que yo no paraba de mirar a Johan, que en toda la clase estuvo con el celular, algo totalmente normal, quitando que antes no sonreía cuando miraba la pantalla.

— No quiero dejarte solo —lo miré.

— No lo digo por malo, pero me estuviste taladrando la cabeza toda la semana con tus celos, así que un descanso me vendría bien —esquivé su mirada sintiéndome avergonzada y volví a mirar a Johan, pero la cara entera me cambió cuando lo vi levantarse de su mesa.

— ¿Adónde va? —le pregunto a Chris sin quitarle los ojos de encima a Johan, que caminaba hacia la puerta.

— ¿Cómo voy a sab-

— ¡Johan! —corro hacia él y me paro en frente suyo para que no salga del salón, viendo que se asustó un poco con mi abrupta entrada— Eh... Hola... —sonreí nerviosa.

— Hola... ¿Pasa algo?

— No... —miré a Chris que se dio vuelta de inmediato para no ser cómplice— Am... ¿Adónde vas? —volví a mirarlo— ¿A comprar algo a la máquina expendedora? Yo puedo acompañarte.

— Voy a verme con Liz —dijo con una simpleza que casi hace estallar una vena de mi cuello, por lo que reí de los nervios sintiendo que la locura me estaba llegando.

— Me alegra oírlo —asiento con la cabeza varias veces a lo que Johan me observa un poco extrañado, notando que algo raro me sucedía.

— ¿Te encuentras bien?

— No —él frunció su ceño— D-Digo, sí —volví a reírme— ¿Por qué? ¿Parece que no?

— La verdad, sí —se vio interrumpido cuando un mensaje le llegó al celular, por lo que ambos miramos, aunque yo intentando ser discreta— Debo irme —lo guardó y me miró— Nos ve-

— ¿Cómo te fue en terapia? —sonrío más calmada, intentando fingir que no tenía ningún tipo de demencia al saber que el mensaje era de Lizbeth— No me contaste nada al respecto, y la empezaste hace días.

— ¿Te lo puedo contar más tarde? —me sorprendí— Es que Liz me está esperando afuera.

— Sí... —relajé mi gesto— Claro —él sonrió de lado.

— Genial. Nos vemos luego —pasó de largo y salió del salón, por lo que Chris se volteó inmediatamente a mirarme con una cara de sorprendido enorme.

— Qué indignante —negó con la cabeza sin poder creerlo— Amiga, tuviste que decirle —lo miré— Debiste decirle que apenas pasa tiempo contigo. Si no le reclamas, no se va a enterar.

— Voy a...

«Matarla»

—... tomar aire —suspiré y toqué mi frente sintiendo un ligero dolor de cabeza— Necesito tomar aire.

— ¿Te sientes bien? —se levantó de la mesa y vino conmigo.

— Son los celos... Siento que me voy a volver loca —lo miré— ¿Podemos comprar algo en la máquina expendedora?

— Sí, vamos —rodeó mis hombros con su brazo para salir del salón.

Realmente sentía que los celos me iban a volver loca. Llevo todos estos días observando lo que Johan hace en la secundaria, que suele salir en los recesos a verse con Lizbeth, y cada vez que lo veo con ella siento que me hierve la sangre de la rabia. Lo hace reír, y eso es lo que más enojada me pone.

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