32. Detalles lindos, trasfondos turbios

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

— ¿Eso... tampoco te agrada? —me quedé en silencio aún procesando lo que dijo y él volvió a suspirar, esta vez estresado— Tara, no entiendo qué quieres. Estoy haciendo lo posible para hacerte feliz, pero no pareces interesada.

— No sé si interesarme porque todo lo que haces es enfermizo. Agradezco que me hayas quitado de encima a los chicos, pero no quiero saber las cosas retorcidas que les hiciste.

— Si lo sabes también sabrás cuánto sufrieron, y eso te haría sentir mejor.

— Sólo me genera náuseas, sobre todo si me haces verlo como hiciste con Michael y Jacob. No puedo ver esas cosas, me ponen realmente mal.

— Bueno, perdóname —respondió con cierta molestia, aún sonando preocupado— Dejaré de enseñarte esas cosas, pero... por lo menos muéstrame algo de afecto —lo miré extrañada.

— ¿De qué hablas? No voy a abrazarte, ni siquiera te conozco.

— No hablo de contacto físico. Me gustaría... si te muestras agradecida conmigo por las cosas que hice, ¿eso es muy loco? Aunque sea... un pequeño halago. Cualquier cosa me haría feliz si viene de ti.

«Por Dios... ¿Cómo puede decir cosas así de lindas en un contexto tan terrible?»

— ¿Cómo puedo... mostrarme agradecida? —pregunté todavía extrañada por sus comentarios.

Él avanzó más pasos hasta terminar de pie frente a mí, obligándome a alzar la cabeza para poder mirarlo bien, de misma manera que él tuvo que agachar la suya para verme a los ojos. La lluvia se intensificó y apenas me permitía mantener los ojos abiertos, mientras que a mi acosador sólo le mojaba la máscara, y las gotas de agua que caían por ella se tornaban rojas gracias a la sangre seca que traía encima.

La única vez que estuve tan cerca de mi acosador fue cuando se desesperó por mi beso con Jacob, por lo que me resulta extraño estar a esta distancia y tan tranquilos.

— ¿Puedes decir que estás orgullosa de mí? —volví a sorprenderme— Por favor. Lo necesito.

— Puedo... agradecerte —respondí sintiendo unos nervios cuestionables por lo que me generó su comentario— Gracias por las... cosas que hiciste por mí —dije poco convencida de cómo eso sonaba.

— No es lo mismo —contestó inmediatamente decepcionado— ¿Por qué no lo dices? ¿No te enorgullezco?

— Tu pregunta es muy complicada.

— No lo es, Tara —volvió a mostrarse molesto— ¿No te enorgullece verme hacer estas cosas por ti? Si estás agradecida también puedes estar orgullosa, ¿no?

— Son cosas completamente diferentes.

— ¡Sólo quiero que muestres interés! —gritó repentinamente, asustándome— ¿Aceptas a una persona aburrida que nunca hizo nada por ti, pero rechazas al único que se arriesgó para verte feliz?

— ¿A qué te refieres?

— A Johan.

Ambos permanecimos en silencio y un trueno me hizo brincar del susto. Cuando miré al cielo vi un relámpago que me alarmó, y pronto la lluvia se hizo todavía más intensa. El suelo se embarró de inmediato y el salpicar de las gotas contra éste ensuciaron mi pantalón, pero no era algo a lo que diera mucha importancia.

— ¿Qué tiene que ver Johan con todo esto? —pregunté.

— Que no hizo nada para merecer estar contigo. 

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora