24. Finalmente... mía

230 8 18
                                    

⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Tuve que darme una ducha larguísima para poder quitarme todo el aceite y sudor de encima, era capaz de ducharme dos veces, pero no quería tardar más para verme con Tara. Me apresuré en vestirme y en diez minutos ya había llegado a su casa en el auto, aunque tardé como diez más al encontrar sitio para estacionar, pero... ajá.

Estoy muy nervioso, demasiado. Jamás vi el interior de su casa, esto es un enorme honor para mí. No quiero que ella note lo alterado que me encuentro, quiero verme presentable. Incluso intenté venir con mi mejor ropa, y no sé nada de ropa, sólo me puse una camisa negra. ¿Y si me veo mal?

De repente la puerta se abrió y mis pensamientos se esfumaron cuando vi a un hombre de ojos azules y cabello negro, bien peinado y arreglado que traía una expresión seria en su rostro, y asumiendo por el traje, es Min, el guardia.

— ¿Johan? —preguntó sin quitar el gesto de piedra, verificando si se trataba de mí.

— Sí.

Él se hizo a un lado cediéndome el paso y yo entré observando el interior de la casa, bastante grande y moderno, pero acogedor, con un estilo rustico.

— Johan —me llamó Tara al bajar las escaleras y yo la miré, a lo que me sonrió entusiasmada.

— ¿Él es Johan? —se asomó el doctor Cooper detrás suyo y la sonrisa de Tara desapareció un poco.

— Sí, mi amigo —carraspeó y bajó rápidamente para ponerse a mi lado— Él es el doctor Cooper —me dijo.

Lo miré y él bajó los escalones para acercarse a mí con la ceja levantada, analizándome.

— ¿Cuántos años tienes?

— Doctor —se quejó Tara en un susurro como si yo no escuchara— Eso es grosero.

— No parece de diecisiete —le respondió sin quitarme los ojos de encima— Tu edad, Johan.

— Tengo dieciocho, repetí cuarto año.

— Ah, genial. No sabes estudiar —comentó con ironía y Tara suspiró.

— Estás dándole una pésima bienvenida —le reprochó y él la miró.

— ¿Se supone que sea generoso? Mira la pinta que trae, parece maleante.

«Es peor»

— Johan no es ningún maleante, no mataría ni a una mosca —me miró sonriente y yo alcé mis cejas incómodo— ¿No?

— Ajá —fue lo único que respondí.

— ¿Ya podemos ir al cuarto? —miró al doctor Cooper, que suspiró.

— Sí, pero estaré atento a cualquier cosa y no tocaré la puerta para entrar —cruzó sus brazos y se quedó mirándome una vez más para intimidarme.

— Gracias —dijo Tara ingenuamente y me tomó de la mano para subir las escaleras, así llevarme a su habitación— Lamento mucho eso, el doctor Cooper no es el mejor al socializar.

— Se notó —respondí contemplando las adorables decoraciones de Keroppi.

— Así que... —cerró la puerta y se acercó a mí— ¿Qué quisieras hacer?

— ¿Cómo se llama ese? —señalé el peluche amarillo de sombrero marrón en su cama— Sé que es de Hello Kitty.

— Tiene un nombre muy largo —fue a recogerlo y me lo dio para sonreír— Tócalo, es muy suave.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora