17. Cita única

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Luego de tanta espera, llegó la hora de mi cita. Bueno, salida. Me engaño a mí misma con que es una cita.

Quería verme muy linda, por lo que aproveché mi mejor vestido; uno azul largo hasta las rodillas, ajustado en el torso y suelto por debajo de la cadera. Lo acompañé con unas botas negras para facilitar mi caminata (ya que aprendí mi lección con los tacones) y de peinado una media cola, aunque estaba en duda acerca de usar un moño.

— ¿Ya te vas? —preguntó el doctor concentrado en firmar unos papeles en su escritorio.

— Sí, pero no decido una cosa —dije esperando que él levante la mirada para ver mi vestimenta, pero se lo veía muy atento a lo suyo.

— ¿Tiene que ver con tu ropa? Si es así no tengo como ayudar.

— No es... exactamente sobre mi ropa. Es que... ya sabe que suelo atar mi cabello con un listón y me hago un moño para ir a la escuela, pero ahora no sé si es buena idea, porque tal vez no queda bien —comencé a indagar en mis pensamientos—, pero puede que sí quede bien, porque tengo el listón perfecto que es del mismo azul que mi vestido, y realmente lo quiero usar, pero no quiero que sea exagerado.

— Linda, vas a darme jaqueca —alzó la vista y frunció el ceño— ¿Y ese vestido?

— Lo compré la última vez que fui de compras con Chris —sonreí— ¿Le gusta? Tiene lencería.

— ¿Tiene qué? —preguntó alarmado y yo dejé de sonreír.

— Lencería —mostré el bordillo del vestido que tenía una tela delgada con detalles de flores y él suspiró.

— Eso es encaje, no lencería.

— ¿No es lo mismo?

— No, en lo absoluto. Lencería es la ropa interior, y suele llevar encaje —asentí al entender.

— Bueno, eso. Tiene encaje —volví a sonreír— ¿Le gusta?

— Sí, es agradable, y en cuanto tu moño, haz lo que más quieras. No tengo tiempo para eso —tomó una carpeta roja para organizar los papeles recién firmados dentro.

— Pero... necesito ayuda —dije con cierto descontento— ¿Cree que el moño quedaría bien?

Él volvió a mirarme.

— Sí. Usa el moño, y por favor, déjame terminar estos trámites.

— Ahora siento que dice que use el moño por compromiso —él alzó sus cejas y yo suspiré— Lo siento, estoy nerviosa por la salida. Usaré el moño —me di vuelta a punto de retirarme de la oficina.

— ¿Nerviosa? —me detuvo y yo lo miré— ¿De qué?

— De... salir.

— ¿Ese tal Johan te gusta? —me sorprendí.

— No... Para nada —él alzó su ceja demostrando que no se creía mi mentira por lo que sonreí nerviosa— ¿Qué?

— ¿Sí sabes lo mala que eres mintiendo? —maldije internamente— ¿Entonces te gusta?

— Llego tarde a la salida. Nos vemos luego —me apresuré en despedirme y salí corriendo de la oficina para ir al baño.

Encendí la luz y me miré en el espejo para rodear mi media cola de cabello con el listón azul, así hacer un moño rápido para recoger mi bolso de mi cuarto e ir hacia Min, que me esperaba en la entrada.

— ¿Vamos? —preguntó.

— Sip.

El viaje se me pasó volando por el entusiasmo. Había llegado al restaurante en un abrir y cerrar de ojos. Min me avisó que estaría de vuelta para las nueve y media y a mí no me quedó otra opción más que aceptar sin reproches.

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