14. La liebre y el lobo

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Estaba poniendo el número de la policía en mi celular, completamente decidida a llamar, pero algo me interrumpió. El repentino grito de una mujer me hizo sentir un retorcijón en las entrañas cuando miré hacia la oscuridad. No se callaba, seguía gritando y parecía que se iban a desgarrar sus cuerdas vocales en cualquier segundo, era un sonido horroroso.

La preocupación y curiosidad me hizo tomar valentía e ir directo a esos gritos. Se que es una terrible idea, pero tal vez alguien necesita ayuda y yo estoy aquí para brindarla, irse en un momento así sólo me haría una mala persona.

Continué caminando y siguiendo el sonido hasta dar con un cobertizo de madera, aunque los gritos no parecían provenir de allí. De todas maneras, para asegurarme me fui acercando y abrí la puerta, pero quedé hecha piedra al ver lo que se encontraba adentro.

Mi cuerpo se congeló y mi respiración se detuvo cuando vi a Michael colgado de cabeza y con el abdomen abierto, exponiendo sus intestinos que chorreaban sangre a una cubeta en el suelo.

Estaba irreconocible. Casi sin rostro con todas esas heridas, sus ojos yacían apuñalados, los dedos de sus manos cortados, su garganta abierta y sus órganos internos a punto de caerse. Podía visualizar sus costillas y me hacía sentir enferma mientras más miraba.

Mis piernas temblaban del horror y mi piel comenzó a sudar frío. Por más perturbadora y horripilante que se me hacía la imagen no podía quitar mis ojos de ella.

— ¿Te gusta? —murmuró una voz escalofriante en mi oído que me hizo brincar del susto.

Me giré para ver quién me hablaba y mi ceño se frunció cuando vi a un tipo encapuchado que se cubría el rostro con una caricaturesca máscara de conejo.

«¿Una máscara?»

— ¿Cómo que en un bosque? Sé más específico. ¿Estás herido?

— U-un tipo c-con máscara m-me está persigui- —oí el crujido de unas ramas y a Johan jadear de la sorpresa.

Mis ojos se abrieron como platos apenas se me cruzó ese recuerdo por la mente y mi primera reacción fue intentar salir corriendo del cobertizo, pero el tipo me lo impidió dándome una golpiza en el abdomen que me lanzó al piso.

— Agh —tosí al sentir que se me iba el aire y me sujeté el estómago adolorida.

— ¿Adónde crees que vas? —se acercó acomodando sus manos detrás de su espalda atento a mi respuesta.

— ¿Tú tienes a Johan? —lo miré y él inclinó su cabeza hacia un lado.

— ¿Viniste por él?

— ¿Dónde está?

De repente se escuchó otro grito de la mujer de hace rato y el tipo se giró hacia la puerta.

— Es una ruidosa —murmuró.

Noté una mesa a mi derecha que estaba repleta de armas por lo que me apresuré en agarrar uno de los martillos y golpear al tipo en la espalda haciéndolo caer al suelo.

Aún con el martillo en mi mano salí corriendo del cobertizo para seguir aquellos gritos, y luego de unos pocos pasos vi a una mujer en el piso que había pisado una trampa de osos y ésta le atravesaba la pierna.

— Ay, por Dios —dije horrorizada y corrí hacia ella con intenciones de ayudarla, pero al verle el rostro di un paso atrás de la sorpresa— ¿Evelyn?

Ella me miró y se sorprendió.

— T-tara —corrió los cabellos de su rostro para verme mejor— A-ayúdame, p-por favor.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora