66. El pasado Pt.1

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Años atrás.

— No te vayas muy lejos, ¿sí? —me dice mi mamá poniéndose en cuclillas para estar a mi altura, así acariciar mi brazo suavemente— Tu papá y yo estaremos justo aquí.

Asiento en silencio y ella me da una dulce sonrisa antes de que yo me vaya a explorar un poco el parque.

No era un sitio muy entretenido en el que estar. Era puro césped, algunos árboles, arbustos y bancas que no eran de otro mundo. La gente se sentaba en mantas, le daba de comer a las palomas, o hacían otras actividades que a mi punto de vista se veían increíblemente aburridas.

Luego de caminar a los alrededores, intentando no alejarme demasiado de mis padres como mi mamá me había advertido, vi a un niño intentando trepar un árbol. Me generó curiosidad su técnica estúpida para treparlo, porque pisaba las ramas menos convenientes que lo ayudarían a subir, y quise copiar su acción.

Me dirigí a un árbol cercano y me subí a una de las raíces enormes que tenía. Trepé como yo pensé que sería más eficiente, y al no encontrar más ramas de donde sujetarme terminé sentándome en donde estaba.

No sé mucho de distancias, metros y todo eso, pero miro el suelo y sé que estoy muy alto, porque con una caída de seguro me romperé los huesos.

Observo el parque en silencio mientras hamaco mis pies sin mucho entretenimiento, y cuando siento algo rozarme la espalda me sobresalto creyendo que se trataba de algún insecto. Volteo mi cabeza y mis ojos se abren cuando ven una ardilla.

Amo a las ardillas.

Meto mis manos en los bolsillos de mi pantalón deseando tener algún alimento que compartirle, pero suspiro cuando no encuentro nada. Opto por usar la fuerza y de un movimiento rápido agarro a la ardilla con mis dos manos, recibiendo arañazos terribles que me aguanté sólo para bajar el árbol con precaución.

Al tocar el suelo me pongo de cuclillas y miro a la ardilla, sin querer soltarla porque sabía que escaparía, ¿pero, de qué otra manera podría jugar con ella si no la suelto?

Miro a mis lados y tomo una rama para aproximarla a la ardilla, que continuaba arañándome y generando esas rayas rojizas en mi piel. Acerco el extremo de la rama a su ojo y bruscamente lo entierro, consiguiendo que la ardilla deje de moverse.

La dejo caer al suelo y comienzo a pinchar su cuerpo con la rama, asegurándome de que esté completamente muerta. Apoyo el extremo del palo en su panza y hago presión para poder clavarlo, pero al no tener filo era complicado.

— Ardilla estúpida —murmuro haciendo más presión, hasta poder enterrar la rama en su cuerpo.

— ¿Qué haces? —escucho una voz gruesa cerca mío por lo que levanto la cabeza y frunzo las cejas al ver a un hombre de traje frente a mí. Estaba peinado hacia atrás con gel y tenía facciones refinadas, con un gesto muy serio, casi aterrador.

Miro a la ardilla con la rama clavada en su pecho y luego miro al hombre una vez más, imaginando el problema en el que me había metido.

— No hagas estas cosas en público —fue su único comentario, y como si nada se marchó a una banca apartada de la gente.

«¿Eh?»

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