38. Un momento inolvidable

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Llegó el momento. El momento que a la vez que me ansiaba, me daba miedo.

Me encontraba frente la casa de Johan, esperando que abra la puerta. Estaba de pie en la acera aferrándome a las tiras de mi bolso con todas mis fuerzas. Mis piernas temblaban de los nervios, un poco por el frío que hacía, pero más por los nervios, claro. Las palmas de mis manos estaban sudorosas y tenía que secarme de vez en cuando con el vestido, aunque tampoco lo quería arruinar.

De repente la puerta se abrió y todas esas sensaciones de los nervios se triplicaron. Ya no sentía mis rodillas como para avanzar un paso, y el frío desapareció porque todo mi cuerpo sintió un calor inmenso al estar frente la persona con la que pronto tendré... relaciones.

Siento que hoy será mi último día estando viva.

— Hola —me sonrió Johan, totalmente calmado a diferencia de mí.

Su cabello se encontraba húmedo, claramente acaba de salir de la ducha y se secó con una toalla. Traía puesto un pantalón negro con rayas blancas verticales a los costados y una remera corta del mismo color, demostrando que su conjunto era mucho más cómodo y tranquilo que el mío.

«Tal vez me vestí demasiado formal para esta situación... Por Dios... ¿Ya empecé mal?»

— Ho-hola —no pude evitar tartamudear, y tampoco lo iba a intentar esconder. No tenía fuerzas para eso.

— ¿Te hice esperar mucho? Me estaba terminando de cambiar.

— No... No, no... —carraspeé— No —él se rio.

— Claro... Mejor pasa —se hizo a un lado cediéndome el paso.

Me apresuré en entrar a la casa y en el mínimo segundo que Johan se volteó a cerrar la puerta me sequé las manos rápidamente con el vestido.

«Qué maldita vergüenza»

— ¿Te... gustaría comenzar viendo una película? —me miró y yo escondí mis manos detrás de mi espalda de inmediato.

— Sí... Obvio —sonreí nerviosa— ¿En la sala?

— En mi cuarto.

«Mierda... En serio no se ve ni un poco nervioso»

— Claro —intenté sonreír con menos pánico— ¿No tendrás... agua? Muy... y muy fría.

— Sí, ahora te traigo —se dirigió a la cocina.

Solté un suspiro enorme y acomodé mi cabello detrás de mis orejas para abanicarme con las manos intentando que se me pase el calor y el sudor tan extremo, a lo que en pocos segundos Johan volvió con un vaso de agua.

— Gracias —lo tomé e hice fondo rápidamente por lo que él alzó sus cejas asombrado.

— ¿No deberías tomar más lento? Podrías atragantarte —me terminé el vaso y lo miré.

— Estoy bien —volví a sonreír más que nerviosa.

— ¿Segura? —asentí repetidas veces.

—Vayamos a ver la película, de seguro será muy divertida —fui a subir las escaleras olvidando por completo que me estaba llevando el vaso vacío conmigo.

[...]

Jamás había estado en la habitación de Johan, siempre que vengo a su casa paso el tiempo en la sala de estar, así que es completamente nuevo estar aquí. No tiene decoración, ni un póster, peluche, o lo que sea. Lo único que noté fue que en su escritorio tenía un jarrón con agua y aquel ramo de flores que le di la primera vez que nos conocimos. Se me hizo muy lindo que se lo haya guardado desde entonces. Las paredes están pintadas de azul, y de hecho las sábanas de su cama también lo son, pero eso es lo único "decorativo" del lugar. Lo que sí, está todo muy ordenado.

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