73. No te dejes engañar

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Toco mi mejilla atónita y miro a Johan, que respiraba agitadamente y me observaba con dagas en los ojos, sin mostrar ni un mínimo de arrepentimiento por haberme cacheteado.

Abro mi boca con intenciones de hablar, incluso si no sentía las fuerzas para eso, pero antes de que pudiera decir algo Johan se volteó para tomar un cuchillo de la mesa, acción que me hizo asustar de inmediato. Veo sus nudillos tornarse blancos al sujetar el mango con tanta fuerza y mi corazón se acelera al imaginar el peor de los escenarios, por lo que retrocedo aterrada.

— Debiste callarte —se acerca rápidamente y yo intento alejarme de él, pero Johan me agarra del brazo y me lanza a la cama— En serio debiste callarte, Tara —atrapa mis muñecas con su mano cuando intento apartarlo, por lo que grito desesperada.

— ¡Suéltame! —forcejeo para zafar de su agarre, pero Johan pone mis brazos encima de mi cabeza y apoya el filo del cuchillo en mi garganta, generando que el pánico me acelere la respiración.

— No sabes cuánto sufrí... —acerca más el cuchillo y yo levanto mi cabeza para que el filo no me toque— No tienes ni la más puta idea de cuánto dolió ser abandonado como para que me digas esas cosas.

— ¿P-por qué debería importarme tu dolor si no te importa el mío? —murmuro en un sollozo.

— ¡Sí me importa! Estoy haciendo hasta lo imposible para que no sufras más, ¡y no dejas de criticarme!

— ¡Deja de engañarte! —muevo mi cuerpo por inercia al gritar, y Johan de reflejo presiona el cuchillo contra mi garganta— J-johan... Sólo mira lo que estás haciendo. ¿Esperas que te siga amando luego de todo esto?

— No lo entiendes... Eres l-lo único que me queda, la única que no me d-dejó —sus ojos se llenan de lágrimas y un par caen en mi rostro, pero no le doy importancia— S-sólo quiero algo de amor. Quiero estar contigo, y... esta es la única m-manera en la que puedo tenerte —rompió en llanto y agachó su cabeza, comenzando a llorar desconsoladamente— ¿P-por qué tuviste q-que mencionar a mi f-familia?

Miré a Johan desconcertada al darme cuenta que había golpeado en su punto débil, y las palabras no me salieron de la boca como para disculparme, porque tanta angustia me había generado un nudo en la garganta.

— Y-yo no p-pedí nacer así —aflojó el agarre al cuchillo, dejándome respirar— ¿Piensas que disfruto todo esto? Cuando s-solo te veo sufrir. M-me hubiera encantado s-ser normal, y poder tratarte bien, ser un buen novio, pero... n-no sé cuál es mi puto problema.

— Johan... —frunzo el ceño preocupada y él suelta mis muñecas para levantarse, así limpiar sus lágrimas con su brazo— Tienes... razón, no debí hablar de tu familia —dije sintiéndome afectada por cómo se desmoronó tan rápido.

Johan dejó el cuchillo de vuelta en la mesa y tomó la cinta adhesiva para arrancar un trozo, así volver conmigo.

— Perdóname, en serio. Me pasé, lo s- —no pude terminar la palabra que Johan puso la cinta en mi boca.

— Hazme el favor... y no te quites la cinta —habló con la energía completamente drenada, mirándome con los ojos sombríos— ¿Puedes?

Miro mis manos que fácilmente alcanzaban mi rostro con los grilletes, y luego miré a Johan para asentirle con la cabeza, imaginando que este era un método menos violento para decirme que cierre la boca.

— Más tarde traeré a Mónica —dijo con el semblante serio— No seas un problema.

«¿Por cuánto tiempo va a seguir con eso?»

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora