53. Un Johan distinto

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Cuando Johan terminó de vestirse me dejó entrar y yo le di el té para que se tome una aspirina. Al terminarlo se recostó y le dejé una toalla nueva húmeda en la cabeza para que baje un poco la temperatura. Se había quedado completamente dormido y yo permanecí sentada a su lado, mirándolo sin saber cómo sentirme acerca de toda la situación.

No pasaba mucho por mi cabeza. No le tenía rencor por las cosas que me hizo pasar, ni tampoco me sentía triste, o angustiada porque seguía sintiéndome atraída a él. Estaba neutra de tenerlo frente a mí, porque lo único que me preocupaba era que se le vaya la fiebre.

Tampoco tenía energías para ponerme a pensar en una cantidad inmensas de problemas a esta hora, estaba agotada. Ya planeaba irme a dormir cuando acabé de hablar con Chris, y justo vino Johan y mi energías bajaron hasta el piso luego de cuidarlo hasta las cinco de la mañana.

Le había tomado mucho tiempo irse a dormir. A la vez que tenía calor moría de frío, entonces se destapaba y se volvía a tapar. El dolor de cabeza tardó en irse, pero la aspirina ayudó en eso, para colmo, ver todo su cuerpo temblequear era una sensación horrorosa. Jamás había visto a Johan con fiebre, y parecía sufrir demasiado ante ésta.

Fueron dos horas pesadas, pero ya se calmó y está durmiendo tranquilo. Lo triste era que en ninguna de esas dos horas habíamos hablado, no más que para saber si la fiebre había bajado, como yo preguntándole cómo se sentía, o él pidiéndome más sábanas.

El siguiente día había despertado con un dolor de espalda bárbaro. Me había dormido estando sentada, y por más que el dolor fue algo que llamó mucho mi atención al abrir los ojos, lo primero que me impresionó fue ver mi mano tomando la de Johan. Se me hizo lindo, aunque no sabía si yo le había tomado la mano a él o si fue al revés. De cualquier manera me tuve que apartar y buscar mi teléfono para ver la hora.

— Tara —el doctor llamó a la puerta y me hizo brincar del susto, hasta que recordé que había puesto seguro— ¿Ya estás despierta?

— Sí, doctor.

Vi el picaporte de la puerta moverse ya que el doctor había intentado abrir, pero al ver que no pudo intentó nuevamente.

— ¿Pusiste el seguro?

— Sí, es que... quería probar que funcionara.

Todos estos años el doctor me tenía con un seguro en la puerta de mi cuarto que sólo se podía usar desde afuera, esto para mis castigos, porque me solía encerrar aquí dentro cuando cometía un error durante las prácticas. El doctor no lo usa hace demasiado, mucho menos ahora que cambió para mejor. Por lo tanto, hace unos meses le pregunté si podíamos cambiar el seguro de la puerta, de modo que pudiera asegurarla desde adentro.

Nunca me vi obligada a utilizarlo, hasta ahora, que debo ocultar a Johan en mi cuarto, por lo que la excusa de "probar si funciona" me vino bárbara.

— Ah... Bueno, baja a desayunar, ¿sí? Yoo ya está sirviendo la comida.

— Sip, ahora voy.

Oí los pasos del doctor alejarse y luego miré a Johan, que continuaba durmiendo pacíficamente como anoche. No quería despertarlo, pero tampoco puede quedarse aquí mucho tiempo o el doctor lo verá y... a saber qué dirá. De seguro imaginará que tuvimos relaciones y me hará todo un escándalo que me dejaría en vergüenza frente a Johan.

— ¿Qué hago? —mordí mi labio insegura y rasqué mi nuca perdida en qué decisión tomar.

Caminé hacia Johan y quité la toalla fría de su frente que ya se encontraba a temperatura media. Acerqué con cuidado mi mano para ver si continuaba con fiebre, ya que su piel no estaba tan pálida y me daba algo de esperanzas, pero parecía ser que continuaba un poco mal.

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