⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️
— ¿Vas a darme un pijama tuyo? —me pregunta Johan entrando al cuarto.
— Sip —me dirijo a mi armario y abro las puertas.
— No creo que me entre.
— Sí lo hará. Hace mucho tiempo el doctor me compró un pijama, pero es demasiado grande y aún no me queda —le explico a Johan mientras saco el pijama mencionado de mi armario— Así que puedo darte ese.
Me dirijo a mi cama para dejar el pijama y volteo a ver a Johan, que estaba desabotonando los puños de su camisa.
Aparto los ojos para tener una mejor vista de sus fuertes brazos y un escalofrío me recorre las piernas, poniéndome la piel de gallina. Veo cada fibra de sus músculos moverse bajo la camisa tan apretada y se me hace agua la boca por la firmeza de sus brazos, que simplemente estaban desabotonando unos botones.
Johan no está haciendo nada de otro mundo, y aún así se ve extremadamente sexy, algo un tanto perturbador teniendo en cuenta que su apariencia lo metería preso ahora mismo.
No puedo ignorar toda la sangre que trae encima, es imposible no verla, pero de cualquier manera, cuando presto atención a cada mancha y salpicadura, una parte muy enferma de mi cerebro me hace creer que es atractivo.
Todo su rostro está lleno de esa sangre tan roja e intensa, y aún así lo encuentro increíblemente hermoso. Es una imagen inquietante, pero al mismo tiempo fascinante.
Me daba una mezcla de emociones bastante compleja que incluían sentir temor, atracción por él y... excitación, pero no era la primera vez que me sucedía. Fue el sábado en la noche cuando fui a casa de Johan que lo vi con aquella musculosa, todo sudado, lleno de tierra y de sangre, que me sentí de la misma manera.
Aún no me baja, así que lo justifico como las hormonas actuando. Aunque normalmente cuando una se calienta por todo es porque está ovulando... Tal vez mi cuerpo funciona distinto.
— ¿Tara? —veo que Johan se me acerca y entro en alerta al salir de mis pensamientos.
— ¿E-eh? —levanto la cabeza para mirarlo a los ojos, pero los míos terminan observando cada salpicadura de sangre en su piel.
Era demasiada.
— Te pregunté dónde está el baño, y si puedes darme una toalla.
— Sí... Sí, ahora te consigo una. Ven conmigo —aclaro mi garganta sintiendo que un nudo se me había generado y salgo de la habitación para acompañarlo a uno de los baños.
Enciendo la luz y abro la puerta de vidrio de la ducha para señalar el grifo.
— Para la izquierda es caliente, y para la derecha frío —lo miré y él asintió— ¿Una sola toalla quieres?
— Sí, con una estoy bien.
Voy a una esquina del baño y me agacho para abrir el pequeño gabinete de madera, así sacar una toalla y entregársela, viendo su venosa mano repleta de sangre seca tomarla.
— Bueno... Si necesitas algo más dime —lo miro a los ojos— Encenderé la calefacción en mi cuarto así no te vistes con mucho frío.
Veo las comisuras de sus labios moverse ligeramente para formar una sonrisa igual de sugestiva que divertida, y mis cejas se fruncen al no entender la razón.
— ¿Te ducharás en otro baño? —me pregunta dejando la toalla en el lavamanos para avanzar un paso hacia mí.
— Sí... ¿Por qué?
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Todo por ti
HorrorDefinir a Johan como una persona "sumisa" no es suficiente para describir lo dependiente que es de Tara. Él haría todo lo que ella le pida con tal de verla feliz, y eso incluye un plan sangriento y retorcido que involucra la muerte de todos los que...