3. Una ayuda no viene de más

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Realmente no puedo entender a Selena. No niego que ella suele tener comportamientos groseros conmigo, y que a veces es... asquerosa, pero no lo hace de mala. Esta vez sí me hizo sentir muy mal, no tiene por qué criticar a Chris, sobre todo porque él no hizo nada para merecerlo.

Chris no debe ninguna disculpa, me defendió. Sí se equivocó al insultar a Selena, pero ella también agredió... Es muy difícil todo esto. Sólo quiero que nos llevemos bien como el año pasado.

— ¿Qué tal? —la voz de Chris se aparecía en mis pensamientos, pero yo continuaba ordenando mis cosas en el pupitre para sentarme— ¿Hola?

— Sí. Hola —respondí todavía atareada por la escena que hizo Selena hace unos minutos y tomé asiento.

— ¿Qué tienes? —lo miré.

— Nada. ¿Me veo mal?

— Pues... algo preocupada —negué con la cabeza y ajusté el moño del listón de mi coleta para mirar a otro lado.

— Estoy bien.

— Ya... Oye, ¿mañana me acompañas al mecánico? No quiero ir solo.

— ¿Qué le pasó a tu auto? —saqué mi cuaderno de la mochila.

— Realmente... no tengo ni la menor idea —volví a mirarlo— Eso debo preguntar cuando vaya al mecánico —me reí.

— ¿No funciona?

— Sí lo hace, pero hace un ruido muy raro y me hace creer que el motor explotará.

— Debes tener mucho cuidado con eso —él asintió.

— Lo sé, pero tampoco creo que sea tan grave. Sólo espero que el arreglo no me salga un ojo de la cara.

— Bueno, a mí me gustaría acompañarte —le sonreí— Nunca fui a un mecánico.

— Ni yo, así que espero no hacer nada ridículo.

Ya era receso y quería entregarle la cajita a Johan. Sabía que a Chris no le iba a gustar la idea porque me insistió en que yo deje de insistir en ayudar al chico nuevo, pero no me quiero rendir tan fácil. Si voy a continuar ayudando a Johan, Chris no puede enterarse. Debo inventar excusas para que no me vea con él.

— Chris —lo llamé y él me miró— ¿Podrías comprarme unas gomitas? —pregunté entregándole el dinero que había sacado con anterioridad de mi billetera.

— Claro —respondió un poco extrañado y tomó el dinero— ¿Pero no puedes caminar o...?

— Quiero ir al baño primero —sonreí inocentemente buscando que me crea— Nos vemos en el patio.

Chris echó una mirada hacia Johan y luego a mí para entrecerrar sus ojos en una clara señal de sospecha, y así se retiró del salón dejándolos solos.

Una vez que Chris se fue, me apresuré en sacar la cajita de mi mochila con cuidado de no abrirla por accidente y la dejé en el pupitre de Johan, que miró la caja y luego a mí con un gesto bastante neutro. Apenas lo dejé me fui rápidamente del salón para que el chico no tenga tiempo de devolvérmelo y corrí hacia Chris con una sonrisa.

— Se me fueron las ganas de gomitas —tomé mi dinero de vuelta.

— Me vale. Yo sí quiero —me lo arrebató de la mano— El lunes te invité yo, ahora es tu turno.

— Ush —murmuré en reproche y caminé a su lado en dirección a la máquina expendedora.

Al regresar del receso Chris y yo estábamos a punto de entrar al salón, pero justo cuando mis ojos vieron dentro pude notar a Johan devolviendo mi cajita y dejándola en mi mesa, por lo que de reflejo empujé a Chris evitando que viera.

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