75. Libertad

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Habían pasado cinco minutos desde que golpeé a Johan.

Estaba absolutamente petrificada, con las manos apretando con fuerza el martillo, y con tal pegado a mi pecho, aferrándome a la idea de que todo esto continuaba siendo una broma de mal gusto.

Me quedé observando el cuerpo de Johan deseando que se mueva, pero en lo cinco minutos que pasaron, ni un sólo músculo se le movió. Fue complicado quitarme de mi trance, pero cuando lo hice, dejé caer el martillo y corrí a revisar a Johan.

Volteo su cuerpo para que mire hacia arriba, y cubro mi boca por instinto cuando veo la herida enorme y llena de sangre que yacía en la parte superior de su cráneo, cerca de la frente. Mis ojos secos y que tanto ardían a causa de las lágrimas que derramé en todo el día, volvieron a llenarse de tales cuando acerqué mi mano a la nariz de Johan para asegurarme de que siga respirando, pero no sentí nada de aire.

— N-no no... P-por favor, no —comienzo a llorar desesperada y apoyo mi oreja en su pecho con intenciones de oír sus latidos, que cada vez eran más lentos y débiles.

Abro mis ojos como platos al imaginar que aún había esperanzas y me siento en el suelo para recostar a Johan en mis piernas. Paso mi brazo derecho por sus hombros para que esté apoyado, y con la mano izquierda sano la herida de su cabeza, tragándome mis propias lágrimas y sollozos para que no sean una distracción.

Agacho la cabeza sintiendo que sanar me estaba quitando las pocas energías que me quedaban, y mis ojos encuentran algo llamativo en los brazos de Johan. Agudizo la vista para ver con claridad, pero frunzo las cejas al notar una cantidad inmensa de cortadas. Cortadas bruscas y desprolijas por todo su antebrazo, desde la muñeca hasta casi el codo, todas recientes y algunas que apenas comenzaban a cicatrizar.

Me desconcertaba ver tal escena, y tenía demasiadas dudas al respecto, pero sabía que eso no era esencial ahora mismo. Observé el golpe cerca de su frente, tocando con delicadeza la cabeza de Johan, y algo de paz me entra al ver cómo la herida sana rápidamente y el flujo de sangre deja de tener presencia.

Mi llanto se tranquiliza mediante los tejidos de su piel se regeneran, pero pierdo toda la estabilidad cuando veo a Johan despertarse. Hace un gesto de dolor por la curación y aparta la cabeza de reflejo, pero cuando abre los ojos cruza miradas conmigo y se queda congelado.

— ¿E-estás bien? —murmuro sabiendo que otro llanto se iba a venir, y él evade mi mirada con incomodidad.

— Lo siento —intentó levantarse, pero yo lo sujeté con fuerza para impedirlo, volviendo a acostarlo en mis piernas y tomándolo por sorpresa.

— Debo terminar de curarte.

Johan permanece en silencio al oír esto y mira hacia otro lado del cobertizo para no continuar cruzando miradas, dándome a entender que me permitiría sanarlo.

Acerco mi mano al resto de herida que quedaba, y su expresión permanece tranquila mientras voy curando. A diferencia de hace un segundo, ahora no se muestra afectado por la herida, como si la regeneración no le causara dolor. El rato pasa como si fueran horas, y en lo que le sano la herida, Johan me mira a los ojos creyendo que yo no me daría cuenta por estar tan concentrada.

Sabía a la perfección que ahora me observaba con ojos de cachorro, y aunque imaginaba lo adorable que se debe estar viendo, también imaginaba la escena que se venía. Más manipulación, más llanto falso, o verdadero, pero que Johan termina usando a su favor para hacerme sentir mal, y así se repetirá todo lo que hicimos hoy. Discusiones tras discusiones. Problemas tras problemas.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora