2. El nuevo estudiante

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Fue complicado dormir esa noche. Soy una persona muy asustadiza y el más mínimo evento perturbador que me suceda no me deja dormir o siquiera cerrar los ojos, por lo que no tuve un buen descanso. El comportamiento tan loco del doctor Cooper apenas me dejó descansar, así que fue una noche pesada, pero más pesada fue la mañana con lo que me costó levantarme.

— Buenos días —entré a la cocina saludando al señor Yoo que preparaba el almuerzo de espaldas.

— Buenos días, Tara. ¿Ya estás lista para comer?

— Sí, pero buscaba al doctor.

— ¿No está en su oficina? —se giró a verme y yo negué con la cabeza— Qué raro. Pregúntale al señor Parker, debe saber.

Salí de la cocina y me dirigí al sótano para colocar el código en el panel, así abrir la puerta y bajar las escaleras, encontrando al señor Parker que acomodaba las camillas vacías.

— ¿Señor Parker? —lo llamé mientras él ordenaba las sábanas.

— ¿Qué sucede? —me miró.

— ¿Sabe dónde está el doctor?

— Salió hace rato, tenía que hacer un trámite. ¿Por qué?

— Sólo... para saber.

— ¿Cómo te encuentras del brazo?

— Bien. Debo tomar algo para que baje la inflamación y así hasta unos días.

— ¿Ya almorzaste? Es muy importante la comida para tu recuperación.

— Ahora estaba por almorzar.

— Bueno, el doctor Cooper volverá pronto.

— Gracias —él mostró una leve sonrisa y yo volví a subir para cerrar la puerta, así ir hacia el comedor con la mente algo vacía.

Al terminar el exquisito almuerzo hecho por Yoo pasé la tarde paseándome por la sala de estar esperando que el doctor Cooper vuelva. No tenía tarea que hacer porque las clases apenas están comenzando, y tampoco tenía otro tipo de actividad pendiente, por lo que me quedé viendo televisión mientras esperaba al doctor.

— Bienvenido, señor —saludó Min luego de que yo escuchara el sonido de la puerta abrirse.

El doctor se adentra en la casa y viene directo hacia mí, con una expresión aterradora que daba clases señales de molestias, tanto que parecía tener dagas que en cualquier momento me matarían. Estaba más que enojado.

— A mi oficina —ordenó seriamente y fue hacia las escaleras.

Pasé saliva de los nervios y me levanté para ir detrás de él en completo silencio, así entrar a su oficina donde el doctor me esperaba.

— Siéntate —cerró la puerta y fue a sentarse a su escritorio, por lo que me senté frente a él— Lo de anoche fue nuevo. Espero no se repita, porque fue muy decepcionante.

— ¿Por qué se enojó tanto conmigo? —me atreví a preguntar, y él alzó su ceja curioso— Dio miedo.

— ¿Te asusté? —asentí y él suspiró— Admito que me pasé, lo siento, pero tú no querías entender y eso irritaba mi humor.

— ¿Qué pasó con las víctimas de ayer? Cuando le fui a preguntar al señor Parker por usted ellas no estaban más.

— Fueron llevadas al hospital luego de haberles borrado la memoria. No quiero tener más problemas como los de ayer, ¿si? Desde ahora tienes que controlar tu empatía, tus... sentimientos que te distraen de tu trabajo.

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