82. Leonard Cooper

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

No me había tomado demasiado tiempo entender a qué "Leonard Cooper" se estaba refiriendo Scott. Ya de por sí, el apellido se me hacía preocupadamente familiar, así que intentando convencerme a mí mismo de que existen muchos Cooper en este mundo, investigué a cualquiera con ese apellido.

La verdad es, que no es complicado buscar a gente en internet. Conseguir información es muy sencillo en estos días, y lo agradezco, porque sirve demasiado cuando necesito saber más de la persona que quiera matar.

Cuando entendí que el doctor Cooper terminó siendo el asesino serial al que yo tanto idolatré por tantos años, tuve exagerados cambios de emociones que acabaron consumiéndose por el enojo. Primero me sorprendí, luego lo negué, luego me decepcioné, y pasé por todas las etapas de la negación, pero acabé enojándome por el hecho de que ese tipo convive con Tara.

Es un enfermo mental que dejó descuartizado a cientos de cuerpos por más de una década en todo Chicago, y su único motivo para matar gente era el placer. ¿Qué más necesito saber para entender lo peligroso que es que un tipo como él viva con Tara? Y que para colmo se haga el padre con ella.

Sé que yo también tengo mis problemas, pero no le haría daño a ella, una prueba que Cooper no pudo pasar hace tiempo. Tara ya me contó las veces que ese viejo se puso violento con ella, no por nada tengo tantas ganas de matarlo.

Lo primero que vi cuando la puerta se abrió, fue a Min, que tan inexpresivo como siempre no me dijo más de dos palabras para cuestionar mi llegada, ya que Tara no le informó nada acerca de que vendría.

— Tara está en medio de una práctica —me explicó sin quitar su mano de la puerta por nada, como si estuviera ansioso por cerrarla en mi cara.

— No vine a hablar con ella, necesito hablar con el doctor.

— Está ayudando a Tara con la práctica, así que no está disponible.

— Entonces voy a esperar. Adentro —aclaro sabiendo que sino me echaría, por lo que evitando hacer un gesto de irritación, Min se hizo a un lado, cediéndome el paso.

— Gracias —digo con absoluto sarcasmo por lo poco que ese tipo soporta, y entré a la sala de estar donde tomé asiento en uno de los sofás.

Veo a Min cerrar la puerta y observarme por unos cuántos segundos que luego se dirige al sótano, desapareciendo de mi vista. Estoy seguro de que no le agrado, pero también siento que no le agrada nadie.

Desde pequeño me imaginé las preguntas que le haría a mi asesino favorito, así que no tuve que repasar demasiado aquello. Debo dejar mi fanatismo a un lado para asegurarme de que el doctor no hiera a Tara, pero también tengo necesidades enormes de saber cómo cometió crímenes tan violentos, si antes de matar investigó a sus víctimas, si lo hizo por asuntos personales, o cuáles son sus métodos de tortura favoritos.

Me alegra imaginar que sabré las respuestas, hasta que recuerdo que estoy idolatrando al doctor Cooper.

¿Una persona más estúpida no podía ser?

— ¿Johan? —escucho la voz del doctor y mi cuerpo se paraliza por unos pocos segundos, pero no tardo en recomponerme y mirar hacia el sótano, de donde salía él acompañado de Min— ¿Necesitas hablar conmigo?

«Esto será raro...»

— Sí —me puse de pie para caminar hacia él—, pero debe ser en privado.

— Estoy seguro de que Min te dijo que me encuentro en la práctica de Tara. No tengo tiempo para otra cosa.

— Lo sé, pero es urgente.

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