59. El favor

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

— Y... ¿Qué opinas? —me miró atento, casi encimándose en la mesa para ver el mínimo signo de disfrute en mi rostro, algo que me tenía un tanto incómodo.

— Está bien —preferí mirar mi plato de comida para no seguir perturbándome con su intensidad.

— ¿Eso qué significa? Es muy poco expresivo —dijo con exagerada preocupación— ¿Crees que deba cocinarlo más? ¿Siquiera sientes todas las cosas de cocina que le agregué?

— ¿"Cosas de cocina"? —lo miré sin entender a qué se refería.

— Los condimentos —hizo un ligero gesto con la mano de que lo deje pasar— Dime cómo sabe.

— Te dije que está bien.

— Eso no es suficiente. Hice toda una carne con verduras sin quemar nada y no te muestras ni un poco a gusto.

— Pues... me gusta —corté un trozo de carne para comerlo.

— ¿Qué tanto? —alcé mi ceja.

— Bastante.

— ¿Tan muerto me quieres? —frunció las cejas molesto.

— Pero... —lo miré sin entender qué más decir.

— Olvídalo, no volveré a cocinar en mi vida —cortó la carne de su plato bruscamente.

— Deberías dejar de ser tan dramático.

— Y tú tan seco —me enseñó el dedo del medio luego de llevarse un trozo de carne a la boca.

— Bien, ya entendí. La comida está exquisita, ¿eso te parece?

— Ahora lo dices porque te puse en una situación comprometedora.

— Me estás poniendo nervioso, Oliver.

— Es que para mí sabe a mierda —hizo un gesto de tristeza y escupió el trozo de carne masticado en su plato por lo que alcé mis cejas— No tiene sabor.

— ¿De verdad no te gusta? Yo creo que sabe bien.

— Deja de fingir —cortó mi mentira de inmediato a lo que no tardé en tomar una servilleta para escupir la carne sobre ella— ¿Lo ves? No soy pendejo, sabía que mentías.

— Estaba haciendo un esfuerzo para no hacerte sentir mal. Creí que querías eso.

— Ya te dije que las mentiras no son una opción. Debes decir verdades suavizadas, nada muy seco y poco empático.

— No puedo hacerlo, es mucho trabajo —hice un bollo con la servilleta para dejarla a un lado, así beberme el agua de mi vaso.

— Cuando te acostumbres no será tan difícil.

— ¿Qué pude decirte sin mentir?

— Que no te gustaba.

— ¿Así de simple? —pregunté confundido.

— Tú solito te complicas las cosas —se puso de pie y juntó los platos— No digo que digas que sabía a mierda, simplemente puedes decir que no te gustó, o que... no es de tu agrado. Tonterías de ese tipo.

— Debo seguir practicando —él asintió de acuerdo y se dirigió a la cocina por lo que ayudé a juntar las cosas de la mesa— ¿Qué vamos a comer ahora? —fui con él.

— No me molesta pedir delivery.

— ¿Otra vez? —tiré las sobras a la basura, aunque las sobras eran toda la comida— Tanta pizza o... hamburguesas es pura porquería.

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