18. El mejor cazador

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Al regresar a mi casa no quise hacer más que ir corriendo a encerrarme a mi cuarto. Seguía teniendo una crisis por todo lo que había hecho con Johan, y necesitaba unos segundos sola para procesarlo. También debía decirle a Chris, algo muy esencial para mi crisis.

Pero el doctor Cooper no me permitió subir las escaleras. Se paró frente a mí de brazos cruzados esperando que le comente sobre la salida, de seguro para hacerme un cuestionario porque Johan me gusta.

— ¿Cómo te fue? —preguntó amablemente, aunque yo sabía que en el fondo tenía otras intenciones. Hacerme un interrogatorio masivo.

— Bien. Buenas noches —me apresuré en decir para querer subir las escaleras, pero él detuvo mi camino.

— ¿Por qué fuiste a su casa, Tara? Se suponía que irían a un restaurante, nada más.

— Fuimos porque queríamos hablar de nuestras vidas —él alzó su ceja incrédulo— ¿Piensa que hicimos otra cosa?

— Tengo entendido que te gusta, y no tengo ni la menor idea de si él piensa igual acerca de ti, así que me preocupa saber qué hicieron estando solos.

— Él no me gusta —me quejé de inmediato.

— Fuiste muy obvia cuando saliste corriendo de mi oficina —maldije internamente y miré hacia otro lado avergonzada— ¿Qué hicieron?

— De verdad, sólo hablamos —él inclinó su cabeza hacia su izquierda para ponerse frente mi vista— Lo juro.

— Eso espero —se hizo a un lado— Ya puedes irte, linda. Que descanses.

Dejé salir un suspiro de alivio y me dirigí a mi habitación para encerrarme, así sacar mi teléfono de mi bolso con todas las prisas del mundo para mensajearle a Chris.

Narra Johan.

Continué golpeando la puerta desesperadamente, hasta que Scott se decidió por abrirla, pero verlo tan desarreglado me tomó por sorpresa.

— ¿Cuál es tu maldito problema? —preguntó con el semblante serio y un tono irritado.

— Necesito hablar contigo —dije sin poder parar de mover mi pierna gracias a la inquietud y el nerviosismo.

— Estoy ocupado, Johan —miré su cabello desprolijo una vez más y luego a él.

— ¿Estás con una mujer? —él suspiró cansado.

— ¿Podemos hablar mañana en el taller?

— No puedo, es una emergencia. Tara vino a mi casa y estuvo muy cerca de mí. ¡Así de cerca! —levanté mi mano y junté mi dedo índice y pulgar para darle una demostración.

— ¿Hablas en serio? —preguntó ahora con curiosidad y yo asentí varias veces, haciéndolo suspirar por segunda vez— Entiendo la emergencia de la situación, pero tendremos que hablar mañana.

— ¿Qué estás haciendo?

— Cosas. Adiós —me cerró la puerta de un golpe a lo que suspiré.

«¿Es en serio?»

Necesitaba contarle todo a Scott para calmar mi ansiedad, pero si no lo tengo para escucharme y relajarme no sé qué voy a hacer con toda la adrenalina que traigo encima.

Tara estuvo a milímetros de mi rostro y me dijo tantas cosas lindas... No paraba de sonreírme y por más cerca que estuviéramos no se apartaba. Ella parecía querer estar cerca mío, no puedo estar imaginándolo.

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