87. Desenredo

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Desde que fui a la casa de Johan me siento mucho mejor. No sólo por el hecho de que tuvimos sexo tres veces y fue asombroso, aunque eso también tiene sus créditos en mi cambio de humor, sino, por el hecho de que mi relación con Johan se volvió más íntima, gracias a que ahora sabemos secretos del otro.

Ya tuve mis dudas de que él tenía "algo" con todo eso del masoquismo, y resultó que lo era, literalmente. En mi caso, sabe que mis celos me vuelven demasiado posesiva, y no me dio vergüenza preguntarle si él era mío en el medio de todo lo que hicimos, al igual que a él no le dio vergüenza pedirme que lo arañe, o que le haga otras cosas.

También superé muy rápido lo de la caja. Definitivamente no quiero ver los videos que grabó de todas sus víctimas pidiéndome perdón por haberse metido conmigo, pero acepto las cartas, y aunque algunas digan explícitamente las fantasías que tuvo Johan conmigo, creo que son un detalle muy tierno de su parte.

Así es nuestra relación, y en serio me gusta cómo es, porque sin importar las cosas oscuras del otro, nos seguimos aceptando.

Fueron días muy complicados por mis celos, por toda la falta de comunicación, y no quiero regresar a eso. Ahora le daré la segunda falsa oportunidad a Liz, y seré una de las mejores parejas con Johan, porque lo amo demasiado como para perderlo por una estúpida chica que me pone celosa, y porque estoy harta de discutir.

— Me alegra que te hayas quitado todo lo tóxico de encima por haber tenido sexo —me sonrió Chris que le dio un trago a su bebida— Porque definitivamente la pasaste bien —miró las marcas de mi cuello sin disimulo.

— Deja de mirar —me quejé y puse mi mano sobre ellas.

— Te faltó el otro lado —maldije en mi interior y solté mi bebida para cubrirme las otras marcas también— Te dio duro, eh —alzó sus cejas haciendo un gesto pícaro.

— ¡Chris! —exclamé sorprendida.

— No hay nada de malo en lo que digo. El sexo duro es muy bueno para el estrés y la salud mental —le dio otro trago a lo suyo— Búscalo en internet.

— En vez de decir estas cosas como un completo cochino, deberías ayudarme a cubrirme las marcas, porque es una pesadilla estar por mi casa con una bufanda —digo angustiada y agacho mi cabeza para beber mi milkshake con el sorbete, evitando quitar mis manos de mi cuello.

— Fuiste tú la que quiso un descanso de ir a tiendas para ir a un café —descansó su peso en el respaldo de la silla—, algo de lo que no me quejo, porque este mocha helado es lo mejor que me pasó —dijo sin dejar de darle sorbos.

— Sí, este café es muy bueno —asiento muy de acuerdo y continúo bebiendo, por lo que Chris suelta una carcajada que me desconcierta— ¿Qué?

— Quita tus manos de tu cuello y toma como una persona, Tara.

— No, porque seguirás haciendo bromas acerca de las marcas.

— El chiste ya pasó. En serio.

Dejo salir un suspiro y bajo mis manos para sostener mi vaso, así continuar disfrutando del milkshake, hasta que vi cómo Chris se aguantaba la risa al presionar los labios.

— Te estoy viendo.

— No hago nada malo —miró mi cuello rápidamente.

— Chris —le advertí, pero él volvió a mirar— ¡Chris!

— ¡Ya! Lo siento —volvió a reírse— Es muy raro verte con marcas. Lo siento.

Suelto mi vaso y subo el cuello de mi camisa para me cubra.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora