90. Una prueba más

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Intenté hablar con Chris esa misma tarde, pero no quiso escucharme, ni tampoco verme, por lo que se fue apenas vio que me quise acercar.

Entiendo que se le dificulte creerme porque se trata de su novia, pero también debe entender que se lo digo yo. Mis intenciones son totalmente buenas, y conseguí suficientes pruebas acerca de que Lizbeth no es quien creíamos, por lo que ya no tengo muchas ideas para que Chris me crea.

De regreso a casa tuve una práctica que duró menos de una hora, algo poco usual, pero necesario, porque no tenía nada de humor o energía para hacer una cura como debía. El doctor notó mi comportamiento y me preguntó varias veces qué sucedía, pero como siempre, evado responderle y le digo que más tarde le contaré.

— ¿Sigues haciendo tarea? —pregunta el doctor entrando a la habitación, mientras yo cerraba mi cuaderno que tenía las hojas en blanco, ya que debí anotar mis "ideas" allí.

— Terminé hace rato —me volteé a verlo, pero abrí mis ojos de la sorpresa al ver un tazón con helado de chocolate en sus manos— ¿Y eso?

— Es algo que podría mejorar tu ánimo —se acercó para dejar el tazón de cerámica en mi escritorio— Lo compró Yoo en la nueva heladería artesanal que abrió a unas calles. No es tan malo como los otros que comes.

— Gracias, doctor —le sonreí con pocas ganas y tomé la cuchara para comenzar a comer.

No podía negar que el helado tenía menos sabor a conservantes y plástico que los otros que probé en heladerías cercanas, así que disfrutaba del bocadillo dulce que me había despertado un poco.

Desde que terminé mi práctica llevo sentada en el escritorio en absoluto silencio, con la mirada pegada a mi cuaderno vacío, porque quería escribir opciones, o ideas, lo que sea para que Chris pueda creerme, o lo que sea para tener una conversación civilizada con Cathy.

Estaba metida en mi propio mundo cuando más tarde me percaté del doctor a mi lado, mirándome con inquietud y angustia. Volteé mi cabeza para cruzar miradas y un suspiro salió de entre sus labios.

— No quiero ser intenso, Tara, pero me preocupa verte así.

Copié su suspiro de cansado y ahora volteé todo mi cuerpo para verlo mejor.

— Prefiero contarle cuando la situación se haya resuelto.

— Eso es absurdo, porque si me cuentas durante el proceso yo te puedo apoyar y ayudar.

Permanecí en silencio al darme cuenta que aquella también podía ser otra opción, pero la simple idea de que contarle podría hacer que el doctor pase un mal momento me quitaba todas las ganas de hacerlo.

— ¿Sucedió algo con Johan? —se acercó, agachándose un poco para estar a mi altura.

— No... —miré el tazón en mis manos— Tampoco quiero contarle a él.

— ¿Temes preocuparlo? —asentí— ¿Qué hay de Chris?

— Le conté, pero... se molestó conmigo —el doctor frunce sus cejas al oírme y yo vuelvo a mirarlo, harta de ocultarlo— Parece que su novia no es una buena persona, y está haciendo quedar mal a Lizbeth, la chica que antes me ponía celosa, y... se enojó conmigo porque estoy del lado de ella.

— ¿De Lizbeth?

— Sí. Me dio... suficientes pruebas para creerle.

— Es extraño que Chris no te crea —dijo realmente desconcertado.

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