88. Calumnia

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Nada nuevo sucedió luego de que me hablé con Lizbeth y arreglé las cosas.

Pasaron un par de semanas, y me la crucé varias veces en la escuela, ya que acostumbra a salir con Johan. En todas esas veces intercambiamos saludos y pocas palabras, porque todo está verdaderamente bien entre nosotras. Ya no tengo esos ataques de celos, así que me siento mucho mejor que los últimos días, como si me hubiera quitado un peso enorme de los hombros.

Ahora que todo está tranquilo, mi vida se siente organizada. Lo único nuevo que pasó es que ahora patrullan demasiados policías en las calles durante la noche, eso gracias a las desapariciones a las cuales jamás le encontraron explicación, porque Johan parece ser increíble con eso de ocultar pistas.

El asunto de Steve, el mejor amigo de Lizbeth, quedó sin resolver. Lo único que consiguieron fue encontrar aquella manchita de su sangre en la casa de Cathy, pero no pudieron obtener nada más que eso. Por suerte, Cathy se siente un poco mejor con ese tema, y ya comienza a salir seguido con Chris, que la ayuda mucho cuando ella se siente mal.

Le hablé a Johan acerca de los nuevos policías porque me preocupaba que suceda algo, pero me dijo de lo más tranquilo que no había forma de que lo atrapen, y que tampoco le importaba si ahora patrullaban en las noches. Hay que tener mucha valentía para eso, la verdad.

— ¿Estás seguro de que nadie pasa por aquí? —le pregunto a Johan que me llevaba de la mano a su "famoso" nuevo sitio que descubrió en la escuela, un lugar similar al escondite que yo le enseñé hace meses. El sótano.

Johan venía hace rato contándome de este sitio, que mayormente suelen utilizarlo grupos de estudiantes para fumar, ya que en el patio no hay ningún lado dónde esconderse, pero también me comentó que allí habría más privacidad para darnos nuestros besitos usuales del día, porque suelo vivir aterrada en el escondite de que cualquiera asome la cabeza y nos vea.

— Puede que huela a cigarro, pero no es la gran cosa —me dijo llegando al final del pasillo, donde habían dos puertas de metal similares a las del gimnasio de la escuela, sólo que estas no tenían aquellas pequeñas ventanas rectangulares en el medio.

Johan abre una de ellas antes de echar una mirada detrás nuestro en caso de que alguien nos vea, y me cede el paso para que vea todo el cuarto, que no tenía nada de luces, pero era iluminado por el sol que entraba en las ventanas cubiertas por cortinas poco útiles.

El cuarto estaba lleno de muebles, sobre todo pupitres y sillas apiladas que han de sobrar o estar rotas. También habían algunas cosas de limpieza, como escobas, trapos, productos, y etcétera, algo raro teniendo en cuenta que hay un cuarto de conserje en la escuela.

Imaginé que el lugar iba a estar todo sucio y sería terrorífico, así que me tranquiliza esta imagen, porque realmente se sentía cómodo. Lo único "sucio" son las colillas de cigarro en el suelo, donde hay bastantes. Y sí, el aroma se siente, pero no molesta.

— Es lindo, ¿verdad? —siento a Johan acercarse por detrás a lo que sonrío de lado.

— Es más privado que mi escondite —me volteé a verlo y sus manos jalaron de mi cintura para pegar nuestras caderas, incrementando la sonrisa en mis labios.

— Ya es momento para mi premio, ¿no crees? —quiso acelerar la situación por lo que me reí.

— Qué novio impaciente tengo —abrazo su cuello para unir nuestros labios en un beso que no tardó nada en volverse uno apasionado.

Siento una ola de calor subir por todo mi cuerpo en lo que me aferro a Johan y me coloco en punta de pie para alcanzarlo con comodidad, por lo que al querer ayudar e inclinarse hacia adelante me hace perder el equilibrio y retroceder hasta chocar con uno de los pupitres.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora