58. Ahora sí, la pareja perfecta

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Tara tuvo que volver a su casa luego de tomarse una ducha porque se había hecho demasiado tarde, y cuando se fue pude ponerme a correr por toda la casa gritando como un tonto enamorado por la extrema felicidad que tenía ahora mismo.

Ya me había pasado cuanto tuve mi primera vez con Tara. Yo sabía que ella era virgen, que ningún hombre le había puesto la mano encima, y el hecho de que yo sería el primero y el único en probarla me tenía igual de loco que ahora.

Quitarle la virginidad me daba todo el derecho a decir que Tara era mía y que me pertenecía en todos los sentidos. Se sentía demasiado bien saber que tuvo su primera vez conmigo. Era algo de ensueño y que quería hace mucho tiempo.

— ¿Qué cenamos, entonces? —me pregunta Oliver con su teléfono a mano, el mismo que yo usaba para hablar con Tara siendo Bunny— ¿Pizza? ¿Sushi? Aunque tengo entendido que el sushi está bien caro... y nunca lo probé. Mejor pidamos pizza —sonrió.

— ¿Nunca comiste sushi? —él negó con su cabeza— Pide y pruébalo.

— ¿Prefieres sushi antes que pizza?

— Ya comimos pizza la semana pasada, no quiero repetir.

— Pero era pizza casera, ¿no es muy distinto a una pizza de un local?

— Tú sólo pide sushi —él asintió y marcó el número en su teléfono, pero se detuvo antes de llamar.

— Por cierto... ¿Qué pasó ayer con Tara? —me miró y yo a él— No me dijiste nada cuando regresé, sólo te pusiste a hacer la cena.

— Somos novios —sonreí de lado y él se sorprendió.

— ¿Hablas en serio? —asentí— ¿Y por qué lo dices con tanta calma? ¿Acaso no vienes deseando esto hace meses? ¿Cómo fue? ¿Qué le dijiste? ¿Qué pasó?

— Tampoco voy a entrar en detalles, simplemente somos novios. Estoy muy feliz, pero también muy agotado... Anoche... no descansé tanto.

— ¿Tuvieron sexo? Porque eso parecía, estabas reluciente.

— ¿No vas a pedir sushi? —evadí el tema haciendo obvio lo que había sucedido por lo que Oliver enseñó una sonrisa picara.

— Ay, pero qué atrevido —me dio ligeros empujones con su codo— Espero verte feliz ahora que te quitaste las ganas, porque traías una cara que ni te cuento, eh.

— ¿Qué cara? —fruncí el ceño algo ofendido.

— Iré pidiendo sushi —llamó al número que ya había marcado para evitar mi pregunta por lo que puse mis ojos en blanco.

Mientras esperaba a que Oliver haga la llamada para pedir comida saqué mi teléfono del bolsillo de mi pantalón y puse la aplicación que se conectaba a la cámara del panda de Tara, viendo que su cuarto se encontraba vacío, tal vez porque ahora está cenando.

Aún tengo pendiente lo del panda, porque desde aquel día que le hice el tajo para arreglar los cables de adentro no pude volver a arreglarlo, y desde entonces hubo un gran riesgo de que Tara sepa que yo la espío. Al parecer, nunca más volvió a tocar al panda o acercarse, y yo también llegué a olvidarme en varias ocasiones, pero sí debo estar atento a cualquier movimiento. Debería cerrar a ese panda de una buena vez.

— Sí, una porción de sushi... —oí a Oliver por teléfono y lo miré— Ah... En ese caso pediré dos, mejor.... Sí, dos porciones.

Regresé mi vista a mi celular justo cuando vi a Tara entrar a su habitación, y una inmediata sonrisa se apareció en mi rostro. Cierra la puerta y busca el mando de la televisión en su escritorio para dirigirse a su cama, pero en cuanto intenta sentarse hace un gesto de dolor que me genera algo de risa. Se soba la parte trasera de su cadera y ahora se recuesta con cuidado para taparse con las sábanas de su cama, así ponerse a ver algo en la televisión que mi cámara no alcanzaba a grabar.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora