40. Tragedia fúnebre

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Después de que tuve ese momento con Johan las cosas continuaron normales en el día. Él siguió con pocos ánimos, encapuchado durante las clases e intentando dormir, mientras yo buscaba manera de que Chris no adivine que fui toda manoseada en el receso gracias a que mi cara hecha tomate.

En todo el día Bunny estuvo mensajeándome e insistiendo en que vuelva a hablarle, pidiendo perdón cientos de veces por lo que hizo y jurando que no volverá a repetirlo, pero yo continuaba enojada. No es que me sorprenda que asesine a alguien, sé las cosas que hizo, sobre todo que lo hizo para protegerme, porque a quienes asesinó eran personas que me lastimaron, pero haber atacado a ese inocente sólo por unos celos fue irse demasiado lejos.

Planeaba estar molesta por un largo tiempo, así que no me costó nada silenciar su contacto para que sus notificaciones dejen de irritarme.

Así es, mañana iré a su casa y hablaremos como personas civilizadas sobre tener una ruptura —me fue comentando Chris mientras yo ordenaba mi habitación.

— ¿Seguirán siendo amigos después de eso?

Nunca fuimos amigos —respondió extrañado— Seguiremos con nuestras vidas y listo, lo que me preocupa es... que él no quiera terminar. Sería demasiado incómodo.

— Tengo entendido que el señor Scott es un gran hombre, por lo que de seguro reaccionará bien a lo que le digas —terminé de hacer mi cama para acomodar los peluches sobre las almohadas.

Ya... ¿y cómo tienes entendido eso? Dudo haberte hablado de él a no ser que trate de sexo increíblemente duro —suspiré.

— Estás en altavoz, Chris —lo miré por la pantalla de mi celular que se encontraba en la mesa de noche, ya que esto era una videollamada.

Uy... ¿El viejo me escuchó?

— No, pero deberías tener más cuidado.

Como te gusta regañar por nada —rechistó haciéndome rodar los ojos— Bueno, pero dime. ¿Cómo sabes que el señor Scott es un gran hombre?

— Tú no me lo dijiste.

Lo imaginé. Tal vez te dije que la tiene grande y te confundiste, —me sorprendí— en plan "tiene un gran p-

— Johan me dijo que es una gran persona —preferí interrumpir por el bien de mis oídos— Nunca te lo dije, pero trabajan juntos en el taller mecánico. El señor Scott es su jefe.

¡Es verdad! —gritó de la nada, haciéndome asustar— Una vez vi a Johan allí, pero me olvidé por completo.

— Sí, y Johan dijo que el señor Scott es un jefe agradable, de esos que te deja llegar tarde e incluso hace bromas.

¿Y sabe que me lo estuve cogiendo? —acercó su rostro a la cámara.

— Necesitas lavarte la boca con jabón urgentemente.

Lo sé —dijo igual de decepcionado que yo— ¿Pero sabe?

— No, no lo sabe —me llevé el teléfono conmigo al estante de libros para que se me escuche bien, y una vez que acomodé el teléfono me puse a ordenar.

Qué alivio... Por cierto, ¿no piensas contarme sobre tu nochecita con Johan? —preguntó con una sonrisa pícara que me hizo reír— Porque estuviste todo el día callada haciéndote la Santa.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora