22. El colmo

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Ya preparé todo, me tardó un día y medio, así que debo esperar a que se haga de noche para buscar a Tara. Mi forma de secuestrarla es muy sencilla, y mientras espero la hora adecuada decidí terminar de prepararme en mi casa. Recién había salido de la ducha, estaba exhausto de ir y venir al bosque, pero por más que necesitaba un descanso debía soportar hasta la madrugada.

Fui a mi habitación y me cambié con algo de apuro, sabiendo que si me quedaba en bata caería dormido en la cama. Al terminar fui a sentarme al escritorio y revisé la cámara del peluche de Tara. Me sentía extraño de no saber nada de ella, estuve tan ocupado organizando el secuestro que no me dio tiempo de espiarla.

Encendí la computadora y entré al video, pero mi cuerpo entero se paralizó cuando vi a Jacob en la habitación, sentado al lado de Tara, sobre la cama y con sus caras demasiado cerca. El ángulo de la cámara sólo me permitía ver el rostro de ella, Jacob me estaba dando la espalda, pero estaba muy seguro de que le sonreía como siempre para ponerla nerviosa, y al maldito le funcionaba. Podía ver los gestos que Tara le hacía, los ojos inocentes, el sonrojo, la sonrisa tímida. Nuevamente sentía que todo mi mundo se derrumbaba.

Yo tuve que asesinar a todos los que le hicieron daño, ¿pero otro le coquetea y ella se enamora? No tiene sentido, él no tomó ningún riesgo por Tara, él no la conoce como yo lo hago. Ella... no sabe todo lo que hice para verla feliz. ¿Ese es el problema? Tal vez si Tara sabe que fui yo quien estuvo asesinando a los chicos guste de mí... Por fin entenderá todo mi trabajo duro, sabrá apreciarlo y se enamorará de mí... No me cuesta nada decirle, podría funcionar.

Eres muy tierna cuando sonríes así —le dijo Jacob acomodando un mechón del cabello de Tara detrás de su oreja para acariciar su mejilla, hirviendo mi sangre hasta la cabeza.

Tara soltó una risa nerviosa y miró hacia otro lado al no poder contener los nervios, pero él la sujetó del rostro para hacer que lo mire.

¿Nerviosa? —preguntó con tono burlón.

N-no —respondió más que paniqueada, haciéndolo reír.

Por Dios. Eres hermosa —se terminó de acercar y la besó en los labios por lo que mis ojos se abrieron como platos.

Al instante agarré el computador y lo aventé hacia la pared con todas mis furias, rompiéndolo en pedazos. Me sentía lleno de enojo y rabia, con muchas ganas de romper cosas, en específico el rostro de ese maldito.

Mis manos temblaban del coraje, mi respiración se volvió pesada como si hubiera corrido una maratón y mis dientes rechinaban de tanta presión. Sentía el hervir de mi sangre por todas mis venas, y en mi cabeza sólo podía imaginar cientos de escenarios gráficos acerca del cadáver de Jacob.

Sin darme cuenta comencé a lanzar golpes a la pared, una y otra vez como un desquiciado para quitarme la ira de encima. A cada golpe mis nudillos se raspaban con el material áspero y comenzaron a sangrar, pero de tanta adrenalina no sentía las heridas. Sólo podía continuar golpeando la pared hasta que mis dedos se rompan para contenerme de darle una paliza a Jacob.

¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?

¿Por qué ese maldito hijo de puta consigue besarla y yo no?

¿¡Por qué mierda no lo maté antes!?

¡Voy a descuartizar a ese maldito!

¡Voy a arrancarle las putas tripas!

Apenas conseguí relajarme me aparté de la pared y solté un gran suspiro, viendo la sangre que había dejado. Intenté hacer unos ejercicios de respiración para calmarme y al sentirme mejor me eché en mi cama, dándome cuenta que como un completo idiota perdí mi única conexión con la cámara de Tara al haber roto mi computadora.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora