55. Hierba mala nunca muere

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Incluso si mis dudas estaban a tope por la herida tan extraña, preferí dejar ese pensamiento para después. Por culpa de que la curación se le hacía una tortura a Johan, me veía obligada a hacer pequeñas pausas para que recupere su respiración, pero eso seguía siendo un riesgo ante la cortada tan profunda que no paraba de sangrar ni un solo segundo.

Estábamos por la mitad. La profundidad había disminuido, no faltaba nada para que el corte se vuelva superficial, y yo tomé la mala decisión de apresurarme para que deje de perder sangre, pero ésto le hizo doler más a Johan, que ya estaba sufriendo lo suficiente. Tanto gritar parecía que le desgarraba la garganta, y para colmo, se le había marcado una vena en el cuello que demostraba cuánta fuerza estaba haciendo ahora mismo al gritar.

La sudadera en su boca no impedía pasar el ruido, pero sí que éste no se oiga tanto, incluido que cuidaba de Johan para que no haga presión dientes con dientes y se lastime. Todo su cuerpo se retorcía del dolor, también del calor que le generaba tanta adrenalina al sentir cada fibra de sus músculos volver a juntarse, y el sudor en su frente ya había humedecido su flequillo, cayendo en pequeñas gotas por su sien.

Estaba acabando con la profundidad de la herida, cuando de repente escucho a Johan gritar más fuerte de lo normal.

— ¡M-mierda! —soltó la sudadera y movió su brazo bruscamente para que me detenga, algo que el cinturón no le permitió hacer— T-tara, detente.

— Debes aguantar —le dije mirándolo con preocupación, sin parar la curación— Si me detengo seguirás perdiendo sangre.

— N-no, Tara, p-por favor. Det- —un quejido más salió de entre sus labios, y Johan se sentó para querer quitarse el cinturón de la muñeca, pero yo lo tomé de la mano, deteniéndolo.

— Necesito que aguantes un poco más —él me miró enseñando unas lágrimas en sus ojos que me afligieron inimaginablemente— Sé que es doloroso, pero valdrá la pena. Si me detengo vas a perder mucha sangre, y eso no lo puedo revertir, ¿entiendes?

El ceño de Johan sólo se frunció más al oír esto, y cuando miró la herida en su brazo demostró un temor inmenso al saber cuánto le dolería si yo continuaba curando. No podía esperar su respuesta o el sangrado continuaría, por lo que volví a apoyar mis manos sobre la herida y Johan se recostó en silencio, mirando el techo de mi habitación con preocupación.

Comencé a sanar y Johan cerró sus ojos con fuerza, ahora presionando sus labios algo temblorosos para no gritar. Sintiendo que la lástima me estaba impidiendo concentrar llevé mi mano derecha a la cabeza de Johan para acariciarle el cabello, ignorando por completo el hecho de que lo iba a manchar con la sangre, y a él tampoco pareció importarle, ya que las caricias sirvieron para calmarlo un poco.

Visualizo cómo la cortada se vuelve superficial y ahora la curación era menos tortuosa, por lo que Johan relajó sus músculos y no se mostró tan adolorido, pero su respiración seguía igual de agitada que el principio. Respiraba con pesadez, y al haber terminado con tanto sufrimiento pareció quedar medio dormido, incluso pensé que se desmayaría, algo que tendría sentido, pero Johan parece estar soportando más de lo que yo imaginé.

— ¿Te encuentras bien? —le pregunté sin detener la curación, y él asintió aún con los ojos cerrados, sólo que sin ejercer fuerza— Falta muy poco, no te preocupes —continué acariciando su cabello, haciendo que un suspiro se escape de su boca.

Miro la cortada una vez más y un peso enorme se me quita de los hombros al ver los últimos tejidos de su piel unirse, cerrando la herida por completo. Tanta sangre impedía ver su piel reluciente y como nueva, por lo que solté a Johan y corrí a buscar un tazón donde servir agua y una toalla con la cuál podría limpiarlo, no sin antes quitarme yo la sangre de las manos o la limpieza sería inútil.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora