Capitulo 20 La Diosa Y EL Primer Rey

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¿Marcus?...

Serena lentamente intentó ponerse de pie, pero las piernas aún le temblaban.

-Los magos de Redian son sólo ahora parte del pasado - dijo Diamante y sacó su espada del cuerpo de Marcus, quién cayó al suelo.

-¡Marcus! - gritó Serena.

Serena a pesar de su condición, se arrastró hacía Marcus e intento animarlo, pero al ver la sangre en el se quedó inmóvil, el recuerdo de la sangre en sus manos le recordó el día en qué su vida había cambiado, Diamante avanzó hacía Serena con la intención de llevársela, ese era el fin de su ataque.

-Pensé qué los magos te entrenaría pero al verte con ese vestido creó qué interrumpí algo ¿Acaso pensabas vivir una vida feliz? Sigues siendo tan inocente - dijo Diamante.

Serena seguía llorando y mirando sus manos con la sangre, cada palabra qué Diamante decía sólo le causaba una herida en el corazón.

-Ahora levántate y deja a ese cadáver - ordenó Diamante está vez con una mirada sería.

-No llores mí lady, todo estará bien, se lo prometí ¿No? - dijo Marcus.

Serena abrió sus ojos de la impresión, no podía creerlo y Diamante qué estaba a un paso de Serena, tampoco podía creerlo.

-¿Qué está pasando? Estoy seguro de haber traspasado su corazón, esto no puede ser - dijo Diamante retrocediendo unos pasos.

Diamante volvió a levantar su espada contra Marcus, y causale un corte en el cuello pero está vez Marcus no cayó, se mantuvo en pie.

-¡Ya basta! - gritó Serena con lágrimas en los ojos al ver la sangre de Marcus.

Los demás magos y Darien sólo podía ver lo qué estaba pasando, los soldados de Ninive al ver qué su líder intentaba matar a uno de los magia, y este no caía se asustaron.

-¿Quién eres? - preguntó Diamante está vez casi temblando.

-Sólo soy uno de los cuatro magos qué sirven a la enviada de la Diosa y a Lord Darien - respondió Marcus.

Diamantes lo miraba con temor, a pesar de haberlo traspasado y cortado, aún seguía de pie y con un sonrisa misteriosa.

-No... No se supone qué no debería tener magia ¿Por qué? - preguntó Diamante.

-No la tengo, el polvo oscuro qué empleaste en los demás no me afecta - dijo Marcus.

-¿Qué? ¿Cómo sabias qué utilice eso? - preguntó Diamante.

Está vez Marcus tomó su espada y avanzó hacía Diamante, mientras las heridas de su cuerpo comenzaban a cerrarse ante sus ojos, Diamante se quedó aún más sorprendido, jamás había visto tal escena.

-¿Acaso no dijiste qué acabarías con los magos de Redian? - cuestionó Marcus.

-¿Tú... Acaso eres inmortal? - preguntó Diamante.

-¿Tú qué creés? - dijo Marcus mirándolo a los ojos.

Diamante al ver qué no podría vencerlo, retrocedió y tomó su caballo.

-Esto no ha acabado magos - replicó Diamante.

-¿Ya te vas? Yo puedo seguir peleando por miles de años más - dijo Marcus.

Serena al ver qué estaba apuntó de irse, tomó las pocas fuerzas qué le quedaba y corrió hacía Diamante, con una espada qué tomó del suelo le apuntó, y con voz temblorosa le dijo:

-¡Tú! La próxima vez qué nos veamos, juro haré qué pagues por lo qué hiciste, no voy a perdonarte ¡Nunca voy a perdonarte! - gritó Serena.

En los ojos de Serena había miedo y odio hacia Diamante, ya había visto morir a gente y prometió qué no volvería a ver morir a más personas, pero eso no había podido lograrlo, Diamante levantó su mirada y vió a un hombre en un caballo, cerca a los otros magos [Ares] Diamante al verlo mostró una sonrisa y volvió a dirigir su mirada hacia Serena.

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