ZAIA
Mi hombro me duele, y todo mi cuerpo se siente como si me hubiera atropellado un camión, pero verlo sentado allí hace que lo olvide todo. Sé que no estoy lista para aceptarlo de vuelta, aunque lo desee... Necesito tiempo. Mi corazón todavía duele, pero al mismo tiempo estoy aterrorizada, aterrorizada de que algo pueda sucedernos en cualquier momento.
—Ojos azules... —dice, frunciendo profundamente el ceño—. ¿Quién tiene ojos como los míos?
Lo miro, frunciendo ligeramente el ceño.
—No lo sé... tus ojos son bastante agudos. El tipo de ojos que no pasan desapercibidos... —murmuro, recostándome lentamente contra mis almohadas.
—Eso es una pista, y trabajaré en ello —dice, mirando hacia abajo por un momento, reflexionando sobre lo que acabo de decir antes de mirarme de nuevo.
—Tal vez... tal vez habría sido mejor si me hubiera mantenido alejado de ti. No te hicieron daño hasta que volví a aparecer... fue una mala decisión de mi parte. Lo siento.
Lo miro, pensando en la vida sin él en el panorama. Disfrutaba de su presencia... incluso si a veces duele... Apenas me estaba acostumbrando a él de nuevo. No es que vaya a admitirlo.
—No, necesitamos hacer esto juntos. Quiero decir, quien sea que esté detrás de esto está decidido a separarnos. Seguramente hay una razón para eso —intento razonar.
Una sonrisa lenta cruza sus labios y me pregunto si estoy diciendo demasiado porque estoy delirando o drogada por la medicación.
—¿O es que simplemente quieres que esté cerca? —gruñe. ¿Por qué ese sonido bajo, profundo y gutural es tan excitante?
—Debes estar soñando —pongo los ojos en blanco mientras respiro hondo, recostándome contra las almohadas. Muerdo mi labio, desviando la mirada suavemente.
Se pone de pie, inclinándose sobre mí. Ajusta la posición de la cama, su aroma invade mis sentidos. Lo miro de reojo. Desde este ángulo, puedo ver perfectamente su mandíbula cincelada y la nuez de Adán.
Me mira, su mirada desciende a mis labios antes de tragar, haciendo que mi estómago revolotee. Coloca sus manos a ambos lados de la cama y se inclina más cerca. No aparto la vista, desafiándolo con la mirada.
—Si ese es el caso, Foxie; entonces probablemente esté soñando desde el momento en que dijiste que querías ser devorada por mí —susurra. Mi corazón late con fuerza mientras se inclina más cerca, su nariz rozando mi cuello, haciendo que contenga el aliento.
—Bastien... yo... —coloco mi mano buena sobre mi pecho, pero es un error porque todo lo que puedo pensar es en cómo se siente su pecho bajo mis dedos...
—Siempre hueles absolutamente divino... —Mi núcleo se tensa y una parte de mí quiere que no respete mis deseos y me devore ahora mismo. Debo haberme golpeado la cabeza muy fuerte.
De repente, se aparta, y me toma un segundo darme cuenta de que la puerta se está abriendo mientras él se pone de pie tan suavemente, como si no hubiera estado inclinándose sobre mí.
—Los doctores quieren que pases la noche aquí, y bueno, no voy a estar tranquilo a menos que los niños estén bajo mi vigilancia.
—Entonces yo la cuidaré —dice Sebastián. Papá frunce el ceño.
—Eso no es necesario. Aún no confío completamente en ti.
—Puedo asegurarte que no dejaré que nada le pase mientras esté en mi presencia.
En el momento en que esas palabras salen de sus labios, aparta la mirada y no necesito ser un genio para saber que se está culpando por no haber podido protegernos.
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Yo soy la Luna
WerewolfRechazada por otro, la vida de Zaia Toussaint se desmorona a su alrededor cuando su marido le pide el divorcio nada menos que por su exnovia. Expulsada de su hogar y posición, Zaia abandona la manada, llevando consigo un secreto que espera que su es...