Capítulo 89

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ZAIA

Me miro al espejo, nerviosa y nerviosa. Han pasado dos horas y media y ya estoy lista. He conseguido tener la comida lista, me he duchado, he vestido a los niños, he colocado el cartel de bienvenida y el globo y, por fin, me he vestido yo también. Me gusta cómo me veo. Creo que a Sebastian también le gustará...

Me sonrojo de nuevo al tocar mis rizos voluminosos. Tengo ojos ahumados y labios rojos mate que he combinado con un vestido de manga larga sin espalda.

Vestido negro brillante. Deja al descubierto mis piernas y abraza mi figura. Dos tiras plateadas brillantes cruzan mi espalda y llevo tacones negros.

Sé que me entregué como si fuera a una cita, pero esta será una noche especial y más aún porque estaremos todos juntos. 

—Mírate—, se burla Valerie mientras bajo las escaleras, haciéndome sonrojar de nuevo.

Alguien parece un partido perfecto. Me pregunto por qué no está en su silla de ruedas y, aunque no camina mucho, me gusta que camine, pero me alegra que también conozca sus límites. Como es médica, es responsable.

Lleva pantalones negros y una blusa de satén azul con un escote ligeramente pronunciado. Hago pucheros. —No es gran cosa—, murmuro, mirando mis uñas color piel brillante. Es un poco exagerado... pero quería vestirme elegante para él...

—No es mucho lo que dice —bromea Valerie, dándome un rápido abrazo.

—¿Y tú qué? ¡Estás deslumbrante! —digo, admirándola una vez más, justo cuando Sia se acerca corriendo.

—Gracias, Zaia, todavía estoy pensando en un buen nombre para vengarte, para vengarte por lo de antes. ¡No creas que estás libre de culpa! —dice, haciéndome reír.

—¡Te estaré esperando! —respondo mientras doy un paso atrás y miro a Sia con su precioso vestido rosa pastel.

 —Oh, vaya, mami, te ves hermosa —dice Sia, ahuecando sus mejillas. Me agacho y la abrazo con ternura

—Tú también, mi hermosa princesa.

—¡Ya están aquí! —susurra Valerie. Mi corazón da un vuelco cuando Zion sale corriendo con los confeti

—¡Papá está en casa!

Los cuatro nos quedamos allí, uno al lado del otro, mientras la puerta se abre y los dos hombres entran mientras Valerie y Zion hacen sonar los petardos. "¡BIENVENIDOS A CASA!", gritan los tres, junto con Jai, pero yo no puedo hablar.

Los ojos de Sebastian están fijos en mí, esos penetrantes ojos azules se encuentran con los míos, obviamente está limpio, bien arreglado, con ropa limpia que consiste en pantalones elegantes y una camisa blanca, sosteniendo su chaqueta sobre su hombro, su otra mano en su bolsillo mientras sus ojos miran lentamente hacia abajo, arrastrándose sobre mí.

Se quedan en mis pechos y mis piernas, casi como si me estuviera desnudando con la mirada e imaginando lo que quiere hacer conmigo...

El momento se interrumpe de repente cuando Zion y Sia corren hacia Sebastian, rompiendo nuestro contacto visual. —¡Papá! ¡Papá, has vuelto!—, dice Zion mientras Sia abraza su pierna.

Sebastian mira hacia abajo y una leve sonrisa cruza sus hermosos rasgos, se agacha y los acerca a él, con una mano en la nuca. 

—Ya volví—, dice. 

—Lo siento, me demoré tanto. ¿Han estado bien?

—Siempre soy bueno —dice Zion con seguridad, haciéndome sonreír mientras Sia asiente

Yo soy la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora