SEBASTIAN
La penetro mientras su cuerpo desnudo se presiona contra el mío. Joder...
Estoy consumido por la intoxicación en la que me ahoga. Puedo sentir cómo las esposas se le clavan en la piel mientras acaricio sus pechos con fuerza. Ella se frota contra mi polla, respondiendo a mis embestidas lo mejor que puede.
Nuestros labios se aprietan uno contra el otro, ambos luchamos por dominar. Tiro de su cabeza hacia atrás y la beso en el cuello.
—Entonces... ¿me extrañaste? —pregunto en tono burlón—. Porque estás tan jodidamente mojada... Dime, nena, ¿te pusiste cachonda por mí?
Ella se burla, con una sonrisa sexy en su rostro sonrojado mientras me agarra con fuerza. —Estaba cachonda por tu polla—, responde con arrogancia.
—¿Ah, sí? Me gusta eso... —gruño, agarrándola de las caderas y levantándola. Por mucho que quiera follarla hasta dejarla sin aliento, quiero probarla primero
—¡Bastian!
—Quiero comerme este coño. Estoy hambriento —gruño, empujándola hacia la mesa y enterrando mi cara entre sus muslos. Ella gime de placer y su mano se enrosca en mi cabello.
—Joder, mira lo mojada que estás para mí —gruño mientras ella gime, arqueando un poco la espalda mientras asalto su coño.
—Oh, eso es, pruébame—. Ella gime excitada.
Me acerco y deslizo mi pulgar en su boca mientras sigo comiéndola. Ella envuelve sus labios alrededor de mi pulgar y yo sumerjo dos dedos de mi otra mano en su coño.
—¡Ah!—, jadea mientras empiezo a follármela con ellos, jugando con su clítoris. No pasa mucho tiempo antes de que se corra y yo saque mis dedos, deslizando mi lengua entre sus pliegues y lamiendo sus jugos que cubren su coño y su muslo.
—Joder... nena —gimotea mientras se incorpora, limpiando mi barbilla, que está cubierta de sus jugos, antes de besarme con avidez. Se baja de la mesa, saca la llave, desbloquea las esposas y está a punto de guardárselas en el bolsillo cuando le quito una y le quito el abrigo. Agarro sus muñecas, las coloco detrás de su espalda y las esposa.
—¡Bastian, qué estás haciendo!
—Lo que siempre he querido hacer... tratarte como a mi pequeña muñeca sexual... —Le echo el pelo hacia atrás y ella pone los ojos en blanco—. Entonces será mejor que me des tu polla —responde seductoramente, haciéndome palpitar más fuerte.
La agarro y la empujo hacia adelante mientras la acaricio. Ella gime, sus ojos se posan en mi pene y se lame los labios. Me siento y la empujo hasta ponerla de rodillas. —Ahora sé una buena chica y chúpame el pene.
—Sí, Alfa —ronronea ella.
Joder, es una tentadora y una puta provocadora. Mis ojos brillan mientras la veo pasar la lengua por mi polla antes de llevarse la punta a la boca. Mi control se desvanece y agarro su cabeza empujándola hacia su boca.
Ella gime fuerte y comienza a chupármela, el sonido de sus sorbos y gemidos llenan la habitación mezclados con mis propios gemidos mientras la veo balancearse sobre mi polla.
Estoy cerca, muy cerca...
—¡Mierda! —maldigo mientras llego a mi orgasmo, el placer me recorre en oleadas intensas mientras embisto su boca, haciéndola sentir náuseas por un segundo, pero ella sigue chupándome hasta que saca hasta la última gota. Tiro su cabeza hacia atrás, retirando mi polla ahora flácida de su boca, con un pequeño chasquido.
—Qué rico estaba —susurra, lamiéndose los labios. Sus ojos brillan de color naranja mientras me mira, el epítome de la perfección.
—Esa es mi buena chica —gruño con voz ronca antes de besarla con fuerza. Me levanto, la levanto también y la acerco a mí mientras seguimos intercambiando besos hambrientos y sin aliento.
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Yo soy la Luna
WerewolfRechazada por otro, la vida de Zaia Toussaint se desmorona a su alrededor cuando su marido le pide el divorcio nada menos que por su exnovia. Expulsada de su hogar y posición, Zaia abandona la manada, llevando consigo un secreto que espera que su es...